Jesus santos escribió:
el problema es conseguir la velocidad mental para tocar y aplicarla a la vez.
Bueno, esto se llama interiorizar y se consigue poco a poco. Lo importante es tener buena base e ir aprendiendo con el oído. Es una cuestión puramente cognitiva: poder nombrar la relación que se da entre los sonidos, asociarlos o disociarlos con otros, construirlos, sustituirlos, invertirlos, hacerlos sonar en vertical (a la vez) y en horizontal (uno detrás de otro), leerlos, escribirlos...
En mi opinión, y yo sólo soy un lego, creo que hay que ir por delante de la teoría, es decir, tocar cosas que no puedes explicar, encontrarte con barreras, con problemas y luego acudir a la teoría para ver como te puede ayudar. Y cuanta mejor base tengas mejor. Y la base, según mi opinión, es cantar y bailar: ritmo e intervalo. Ir a lo primitivo.
Un(a) buen(a) profe es lo mejor. Y no un profe que te muestre o describa la teoría, que también, sino que te enseñe a pensar y a estudiar y a aplicarla, en otras palabras, alguien que te enseñe a escuchar y a nombrar y relacionar y a leer y escribir y comunicar lo que escuchas.
Lo de Beethoven y Debussy... uffff. A Beethoven lo zurraban en casa y desde bien pequeñito aprendió el oficio con la fusta y el piano de su padre. A los 13 años ya era un prodigio. En su madurez era considerado un genio y toda una autoridad por la sociedad de su tiempo. Si él desprohibía un intervalo lo hacía con una autoridad y un conocimiento tremendos.
Y Debussy vivió una época muy especial. Es un autor visagra que jugueteó con la atonalidad y que se dejó influir por los efectos de la colonización, las ciencias humanas y las vanguardias, adquiriendo sonoridades de lo que hoy se (mal) llama comunmente world music. Es normal que la teoría de su tiempo no pudiera explicar plenamente su música repleta de color.
Además muchos compositores del siglo XX se vieron en la necesidad de escribir sus propias teorías para poder explicar su música. Pero es música que debemos entender siempre en el contexto de las vanguardias, de músicos absorvidos por 'lo nuevo' y el deseo de romper con la tradición. Y para romper esa tradición primero tuvieron que dominarla.
