La que encuentro fea de narices (por no citar otros apéndices masculinos que quedan mejor en esta expresión aunque no puedo citar porque me he propuesto no decir ni escribir tacos este 2010) es la Yamaha Pacífica, en concreto su pala. Dando por sentado que en algunos modelos -como la 812- es un guitarrón que nada tiene que envidiar a muchas guitarras de mayor precio, el pobre que diseñó esa pala tiene el gusto donde las avispas. En mi opinión con esa pala desgraciaron el diseño de mi amada strato. Es como si a un Ferrari le plantas un alerón de 20 euros del Norauto.
