El Mango
El mango es el mástil, y aunque parezca mentira tiene algunas piezas: Pala o cabeza, sobre pala o sobre cabeza, fuste, diapasón o trastero, tacón y zoque.
Para conseguir un buen mástil tenemos que partir de buenas maderas. En guitarrería clásica parece que la elegida es el cedro y casi no se ven variaciones. Mi guitarra llevará mástil de cedro y diapasón de ébano según mandan los cánones (no obstante, ahora ando construyendo una guitarra que tiene mango de caoba y diapasón de palosanto).
El mástil de clásica, al contrario de las eléctricas, no lleva alma, aunque hay quien pone un refuerzo de ébano. La tendencia es que desaparezca, pues no es necesaria el alma y parece que el que la incluye sigue criterios estéticos y está siendo rechazada por los clientes, pues aumenta innecesariamente el peso de la guitarra. Yo estuve tentado de montar un alma de ébano, pero tras conocer este hecho desestimé la idea.
Para dar la inclinación a la pala (el ángulo varia entre 8 y 13 grados) se da un corte al madero que nos servirá para el fuste y encolamos la pieza volteada.
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Ya que estamos en faena y tenemos la referencia, pegamos un taco con madera en exceso que nos servirá para tallar el tacón de nuestro mástil.
Hay que contar con que futuras operaciones en el ajuste de los grosores de la pala y del mástil variarán la posición de donde ahora pensaríamos que va la cejuela, por lo que el taco tiene que tener madera de sobra para poder adelantar o atrasar la colocación del tacón tallado.
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La siguiente operación requiere de algo de destreza en el manejo de nuestra amada “garlopa”, pues con esta herramienta debemos conseguir una superficie completamente plana donde en el futuro encolaremos el diapasón. También llevamos al grosor casi definitivo la zona que será la pala. Por último, debemos preparar uno de los cantos del diapasón, completamente a escuadra con la cara del mástil.
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Este canto a escuadra se utilizará para tomar las referencias. Usando un gramil se marca el eje y se fija la posición que ocupará la cejuela.
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En una operación similar a la de la construcción de los filetes, se pega a una tablilla de palosanto (o ébano según gustos) unas capas de colores alternos de sicomoro. Esta tablilla será “la sobre cabeza” e irá encolada sobre la pala dejando la anchura exacta de lo que queremos que sea nuestra cejuela.
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En esta foto vemos el canto de la pala con la tablilla pegada y también el rebaje trasero a su grosor definitivo. La experiencia me ha demostrado que quizás dejar un par de milímetros más de grosor sea bueno por si en el tallado de la pala saltasen astillas, al rebajar esos 2 mm volveríamos atener los bordes perfectos.
La pala se recorta a groso modo por el exterior y se marcan cuatro taladros que serán los extremos de los canales del clavijero. Trabajo de limas y formones harán el resto, hasta realizar el pequeño chaflán que deje ver las capas de colores de la sobre cabeza.
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El diseño de la pala es distintivo de cada constructor, aunque yo no me complique la vida e hice modificaciones sobre los diseños existentes.
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Esta operación nos fija ya las referencias para poder medir la longitud definitiva de nuestro mástil, así que es buen momento de cortar los sobrantes y empezar a tallar el tacón y la espiga que servirá de unión del mástil con la caja.
Si recordáis hicimos unos cortes en el taco de cabeza... no hablé de medidas pero dije que servirían para la unión del mástil. Ahora abrimos el cajeado de la espiga.
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La forma trapezoidal decreciente nos permitirá un ajuste, fiable, firme y estable del mástil. A partir del hueco hacemos una plantilla que traspasamos al mástil pero en su lugar adecuado. Realizamos los cortes longitudinales pero no retiramos el sobrante.
Ahora nos dedicamos a la talla del tacón (en esta foto podéis ver los cortes de la espiga ya realizados en el mástil).
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Los cortes transversales no son rectos, el darlos después de fijar la forma lateral del tacón nos ayuda a en dos aspectos. Que el borde sea nítido y que el ajuste con los aros de la guitarra sea perfecto.
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El ajuste es un proceso complejo. Se utiliza el lápiz azul para ver donde roza el tacón y se va retirando paulatinamente madera hasta conseguir que el mástil continúe el eje de la guitarra, y que su inclinación permita una diferencia de altura de 1 mm entre donde asentará la cejuela y donde se ubicará el puente.
Esta operación es difícil de ver en fotos, pero podremos decir que si queremos que el mástil se incline a la izquierda, retiraremos madera de las marcas azules de la zona derecha, si queremos que el mástil suba quitaremos de arriba. Hay que aplicar un poco la lógica y no querer hacerlo de una sola vez. A veces se necesitan más de 10 o 12 correcciones para llevarlo a su sitio con perfección.
Terminada la operación el mástil estaría preparado para encolar, pero no lo hacemos por motivos de comodidad. Pues aún le sobra mucha madera y sería un verdadero estorbo tenerlo unido al cuerpo.
Seguimos tallando el tacón y el cuello de la pala, prestando especial atención al grosor, pues dos puntos a la profundidad adecuada nos servirán de guías para obtener un mástil recto y con un aumento progresivo y constante de su grosor desde la pala hasta el tacón.
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Estas partes se refinan, pero se terminarán de tallar cuando el mástil esté unido y el diapasón pegado.
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En esta última foto vemos el grosor casi definitivo que tendrá el mástil en el tacón...
Bastará retirar el sobrante y unir con una línea recta las zonas de la pala con la del tacón.
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Para no perder referencias. Primero se desbasta con formón o gubia y se termina dando de nuevo forma “cuadrada” al mástil para poder calcular la curva que tendrá esa zona.
Después de esto, una operación que no podemos dilatar más es la unión del mástil con la caja. Se vuelven a tomar medidas, se corrige si hiciese falta, ponemos cola y unimos el mástil controlando su altura, perpendicularidad e inclinación. El proceso es rápido, pues la cola de milano que sirve de espiga está muy justa y al entrar debe expulsar la cola. Nos ayudamos de un torniquete o sargenta para llevarlo al sitio adecuado. Es necesario haber previsto que el fondo de la cola de milano no llegue al fondo del cajeado, pues este será el único escape que tiene la cola, de lo contrario no podríamos llevar el mástil a su sitio.
El resultado será este:
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Hostias.... Ahora es cuando de verdad te das cuenta de que lo que has logrado en este par de meses de trabajo es “una guitarra”