pyngwie escribió:
mi madre hace unas lentejas que te caes muerto, son de concurso. bueno pues yo las hago igual o prácticamente igual y no me salen tan buenas. usamos las mismas lentejas, sofrito, chorizo, aceite, perola, fogón, vamos todo igual poco mas o menos, misma cantidad de agua y mismo tiempo de cocción.
pues bien, a ver quien es el guapo que me explica el por que a mi no me salen tan buenas como las de mi madre
Bueno Pynwie, pueden ser varios factores. La lenteja es una legumbre de reconocidas propiedades en el realce de graves y medios-graves pero de una densidad en la digestión (sustain en el estómago) que puede alargar la misma por horas. Si bien sus propiedades tímbricas en la vibración de las emulsiones de GAS que producen no son tan apreciadas como las de las legumbres nobles de la familia de la fabe asturiana o el judión de La Granja (de evidente mayor riqueza en la generación de aromáticos y con mayor presencia en la mezcla a sonido ambiente), son perfectamente válidas para varios estilos y se equiparan sus bondades a las del garbanzo americano. Pero el primer paso es una materia prima de calidad que haya sido convenientemente humidificada. Antiguamente la lenteja pardina recogida a mano y puesta en remojo en casa durante al menos 12 horas era el estándar de la industria mientras que ahora proliferan los botes de lenteja precocida de las grandes superficies. Evidentemente, con ese punto de partida los resultados no pueden ser iguales alterando la percepción del tiempo de cocción necesario en conjunción con el resto de elementos.
Algunos abogan también por añadir una tapa de arroz al cuerpo de lentejas pero, contrariamente a la creencia popular, el arroz no aporta tanto brillo y definición como se cree como sí ocurre con la patata. Aunque está demostrado que una tapa gruesa de arroz sí puede llegar a prolongar la resonancia del conjunto en el aparato digestivo y equilibrar la mezcla.
Por supuesto, la cebolla, el pimiento, el ajo y el resto del hardware pueden provocar un cambio dramático en el carácter del plato siendo el acompañamiento cárnico fundamental y en el que los gustos del intérprete son determinantes. Mientras que algunos reconocidos exponentes del Blues texano como Billy Gibbons o Stevie Ray Vaughan siempre han preferido el toque picante y el twang del chorizo, los sectores más tradicionales del Rock favorecen los matices de la morcilla con selletas de cebolla para mejorar la contundencia de sus lentejas. Solo ahora algunos artistas de la vanguardia del jazz y la fusión se atreven a experimentar con materiales alternativos como la longaniza de Huesca o la morcilla de pavo que, según aseguran, en poco o nada se diferencia de la de cerdo. Por supuesto no faltan aproximaciones más sencillas como la de Seasick Steve, que no solo se conforma con unas lentejas de lata calentadas al microondas sino que asegura que es incapaz de distinguirlas de las de su abuela.
Por otro lado no debe olvidarse el acabado final. Tradicionalmente se ha recurrido a una fina capa de pimentón en las gamas altas como el acabado que más aporta al conjunto final sin matar las propiedades de las lentejas, pero desde la irrupción del comino como alternativa más barata y resistente muchos han abusado de gruesas capas de comino para disimular los defectos de construcción y acabado de sus platos. No quiero decir que el uso de comino no sea lícito y de hecho se sabe que Leo Fender aprendió de su tía a acabar las lentejas con una fina capa de comino por debajo del pimentón, pero ha de quedar claro que su aplicación ha de ser delicada, fina y uniforme. Queda por demostrar que otros elementos también aportan decisivamente a las lentejas. Valga el ejemplo de la la Custom Shop de Arguiñano, pionero de los inlays de perejil que no obstante son criticados por no ser más que una mera aportación estética al instrumento utilizada como excusa para inflar la exclusividad y los precios de sus platos.
Y nunca olvidemos el resto de elementos de la cadena. Las mejores lentejas de boutique parecerán iguales que unas simples lentejas de bote si nos las enchufamos a un cartón de vino blanco de Don Simón, conocida marca de modelling de vinos. Para unas lentejas en condiciones se recomienda un tinto. Para unas lentejas en casa, cualquier tintorro no avinagrado suficiente para no molestar a los vecinos. Para directos en restaurantes de más de 200 personas siempre es preferible al menos un caldo con denominación de origen.
Y por último procesar las lentejas con los efectos del pan es una elección libre en función de los estilos de cada intérprete pero abusar del pan no solo puede chupar el tono de las lentejas sino que puede embarrar la mezcla con una bola de graves en el estómago, haciendo difícil su digestión para el comensal.
En fin, siento el ladrillo pero espero haber aportado algo de interés a este debate...