Edurain (R&R) escribió:
Naturalmente a tocante me refiero el que aunque toque el instrumento no espera a vivir de el como profesional o en todo caso como dices ocasionalmente.
También es que sobre el concepto de "vivir de la música" mucha gente está confundida (al menos en España, no conozco el mercado en latinoamérica).
Conozco bastantes músicos que viven de la música, solo de la música sin tener otro trabajo, y que por tanto son músicos profesionales.
Pero ese vivir de la música no es tener un chaletazo como Robert Trujillo, o un ático en Manhattan como Sting, con un estudio de grabación montado en él y estar tranquilamente ensayando un ratito cada día para de vez en cuando grabar un disco e ir de gira con tu grupo. Y no es por el chalet... vivir de la música tampoco es hacer eso mismo pero en un apartamento de 25m cuadrados en Usera.
Que igual en España hay 1 de esos, sí; quizá 2... pero para el 99,9% de los músicos profesionales vivir de la música no es eso.
Vivir de la música es ser autónomo y estar dando clases particulares a alumnos adolescentes. Si tienes suerte no eres autónomo y estás contratado como profe en una academia o escuela de música. Posiblemente estés en varios grupos principalmente de versiones con los que toques todo lo que puedas, incluso varias veces por semana, en ocasiones en eventos de empresa, bodas, comuniones... donde os pagan más, y otras veces en alguna sala con música en directo, un martes, a las 23:00 de la noche. Esas canciones que toques con esos grupos posiblemente no te gusten, porque estés harto de tocarlas, pero son las que pide la gente y por tanto las que demandan los empresarios y hosteleros para llenar sus locales. Es decir, las que os dan dinero. Además cuando estás tocando esos temas un día y otro y otro, apenas hay que ensayar porque ya te los sabes; cuando eres músico profesional los ensayos no dan dinero, da dinero tocar en directo y que te paguen por ello. Y al no tener que casi ensayar, esto te permite estar en 3, 4, 5 o 6 proyectos al mismo tiempo y hacer esto prácticamente todas las noches de la semana hasta las 2 de la mañana, a veces con un grupo instrumental de jazz, otros días como músico residente en una jam de blues, en un grupo tributo a la música de la movida madrileña, o todo eso a la vez vestido de frak para unos novios borrachos que están más pendientes de la barra libre que de la música.
Si ya tienes muchísima suerte, si estás en la clase alta de los músicos profesionales, igual colaboras habitualmente con algún estudio de grabación como músico de sesión tocando lo que te mandan y como te mandan, con ninguna o muy poca opción a la creatividad. Puede incluso que estés más allá, en la élite de los músicos profesionales, y vayas de gira con algún solista o grupo conocido. Esto no quita todo lo anterior escrito hasta aquí, sino que es además de eso... porque esas giras las tienes una vez cada par de años durante solo algunos meses, y existe la mala costumbre de comer y pagar facturas todos los meses. Además, en ese grupo pasa lo mismo, que tocas lo que te dice el productor o el músico solista de turno, y que igual no te gusta nada... porque igual tu rollo es el metal progresivo pero vas de gira con Chenoa como músico contratado porque a Chenoa van a verla miles de personas y a vuestro grupo de metal progesivo van 7.
Y luego, después de todo eso, después de trabajar 8 o 10 horas todos los días, a menudo en fin de semana, es cuando en los ratos libres haces tu propia música en tu propio grupo de metal progresivo, que es lo que realmente te gusta pero que no te da dinero para pagar las facturas.
Por ejemplo, músicos (bajistas que es lo que más conozco) como Niko del Hierro (bajista de Saratoga), Vincen García (bajista en la última gira europea de Cory Wong), o Fernando Lamadrid (bajista de Juanito Macandé cuando estaba activo), tienen la tremenda suerte de hacer música que les gusta (aparte de que todos ellos son unos monstruos con su instrumento capaces de tocar cualquier género), e igual por lo que más les conoce el público ajeno (o quizá ni eso... porque nadie conoce nunca a los bajistas) es por ser los músicos de Saratoga, Cory Wong o Juanito Macandé. Pero todos ellos han publicado sus propios discos, tocan y colaboran habitualmente con otra gente y otros proyectos, o incluso tienen sus propios proyectos paralelos, y están todo el día participando en master classes, jam sessions, dan clases en alguna academia (e incluso algunos, en un momento u otro, también clases particulares), etc.
Vamos, que si miras sus redes sociales y les sigues un poco, ves que no paran y que se mueven y trabajan más de lo que probablemente harían si trabajaran en un banco. Que vivir de la música es posible, pero es mucho curro, haciendo cosas que probablemente o no te gusten o no sea lo que más te guste, para luego tener un ratito libre y hacer lo que realmente te gusta. Vamos que en ese aspecto del trabajo diario es más o menos como trabajar en un banco o en un taller (probablemente trabajando en la música gustara algo más, aunque probablemente también tendrías menos dinero o menos de esos "ratitos libres" que si trabajaras en un banco o en un taller). Ser un Keith Richards, un Bruce Springsteen o un Joe Satriani viene a ser el equivalente en la música a ser un un Elon Musk o un Mark Zuckerberg en los negocios... vamos, que no es la norma de los músicos profesionales sino la escasísima excepción, y que no todos los que se dedican a la música o a los negocios viven así.
PD: Y luego están los músicos clásicos, de conservatorio, pero es exactamente lo mismo que todo lo anterior, pero por oposición. Si estás en la élite es cuando consigues una oposición y entras como músico en una de las principales orquestas sinfónicas de alguna ciudad grande. De dar clases a niños no te vas a librar... solo que en lugar de guitarra o bajo, serán de violín, clarinete, o piano (¿he dicho piano? Si eres pianista te vas a jartár de afinar pianos a domicilio). Y eso de tocar cada vez que puedas en eventos de empresa y BBCs también sigue siendo lo mismo, pero en lugar de la música de los 80 lo que tocas es jazz o piezas conocidas en un cuarteto de cuerdas en restaurantes con pianista, en tugurios de copas con jazz instrumental de fondo, o el canon de Pachelbel en una boda mientras los novios llegan al altar. Pero vamos, que es lo mismo, solo varía el instrumento y las piezas que tocas.