La gran mayoría de los que empezamos con un instrumento lo hacemos al ver a otros músicos tocar y cómo ese sonido que sacan con ese instrumento nos gusta, lo que nos motiva a querer aprender a tocar y querer sonar igual que esos músicos que nos gustan tanto y que a veces adoramos como si fuesen dioses. Esa motivación inicial puede ser buena, ya que nos impulsa a querer aprender y a seguir adelante en un camino nada sencillo que a más de uno puede atragantar y ser costoso (sobre todo siendo principiante), pero a veces el querer tocar como alguien se puede convertir en un arma de doble filo.
Cuando llevamos un tiempo y tenemos cierta soltura llega una etapa en la que la persona en cuestión cree que puede llegar a tocar igual que su músico favorito e incluso que todo lo que toque será igual o "mejor". No será hasta cuando se ponga a tocar que lo que salga no le gustará no sólo porque no saca el sonido que esperaba, sino que no será igual que el de su dios, y le causará una frustación tan grande que hará que se ponga a estudiar partituras de canciones, comprarse el equipo para ser el mismo que el de su músico favorito, aprender nuevas técnicas...y llegará un momento que sabrá tocar tan bien como él, pero cuando intente tocar otra cosa no podrá porque su mayor influencia se ha trasladado a sus dedos. Todos habremos visto a algún músico sonar prácticamente igual a otro más famoso, y no te negará que es su mayor influencia cuando se lo preguntes.
Las influencias son importantes para cualquier músico: todos tenemos las propias que nos definen a la forma de tocar y como expresar lo que sentimos, por lo que se hacen necesarias. Ahora, las influencias no están para que toques como ellas, sino para guiarte hacia tu sonido propio. ¿Qué gracia tiene escuchar a otro músico que suena igual que otro? ¿Acaso no es aburrido? Lo mejor no es que si le dices que suena exactamente igual a su músico favorito se enfade, es que muchas veces el primero se frustará si lo que ha tocado no le suena a su músico favorito, y no se dará cuenta que no es culpa suya, sino que su personalidad no es la misma que la de la persona que idolatra.
Dos guitarristas con los mismos recursos no tienen ni la misma cabeza ni la misma forma de abordar un tema: a lo mejor uno prefiere un solo vertiginoso con tapping, legato y muchas notas, y el otro prefiere hacer bendings y vibratos en el mismo sitio, y ninguno se va a poner a imitar al de al lado si no le gusta tocar de la manera que tiene el otro, no porque uno sea mejor que el otro, sino porque directamente no es su forma de tocar. No se fijan ni se ponen a pensar "si fuera (insertar músico) como haría ésto" sino que dejan fluir su personalidad disfrutando con lo que tocan porque es suyo, y sus influencias saldrán en algunos momentos pero no ocuparán su personalidad, sino que serán parte de ella. Por eso es más satisfactorio a la hora de tocar imprimir tu personalidad, porque tus influencias saldrán solas, sonarás como tú quieres y te gustará, y es más probable que les gustes a los que te escuchen que si eres una copia. Ser uno mismo da muchos más beneficios. No será fácil pero la recompensa merecerá la pena.
En cuanto al equipo mi opinión es un poco más personal. Se puede tener el equipo de otro si eso te va a permitir llegar a tu sonido, aunque en los conciertos prefiero ver una guitarra más "estándar" que una signature, ya que con una pareces como un "intento de copia" a los ojos del público que te ve. En cambio a la hora de grabar o de tocar en tu casa no le veo motivo alguno de queja, ya que son muy buenas herramientas, aunque como digo, es más opinión personal.
Con ésto termino mi post-tocho sobre la personalidad como factor importante de motivación y para tocar. Otro día daré algunos consejos para improvisar, pero al igual que este post, desde un punto de vista más filosófico y no técnico.