Saludos, comunidad guitarrera.
Hoy quiero compartir la historia de ésta guitarra. Una guitarra que ha tenido que pasar por varias transformaciones para, al fin, convertirse en una que me agrada al 100%.
En el año 2013 compré en una tienda ésta Les Paul. Había sido fabricada en 2009 y el único motivo que me impulsó a adquirirla fue su bajo peso. Como suele ocurrir, en aquella época mi conocimiento de las características de una Les Paul era prácticamente nulo, por lo que compré sin saber lo que adquiría.
Se trataba de una en acabado Cherry sunburst, con modernidades tales como mástil asimétrico, cuerpo semihueco, clavijas metálicas de bloqueo, salida de jack neutrik de seguridad y pastillas Burstbucker pro. Es decir, una configuración que no podía ser más alejada de lo clásico, que es lo que busco en éstas guitarras.
Recien comprada:
El resultado fue que siempre hubo algo que no me gustaba de la guitarra. Sonaba muy bien y la disfrutaba, pero sabía que no era lo que de verdad quería en un modelo como ése. Incluso el color no me convencía. Se notaba que bajo el difuminado había una madera con no muy buen aspecto.
Mi primer intento de transformación vino de un cambio de piezas. Todos los plásticos a negro y mandé destapar las pastillas. También mandé cambiar el jack por uno normal, quitando el de seguridad que era incómodo de manipular. La cosa mejoró, pero seguía en las mismas. Algo no me acababa de gustar, y tocaba con otras guitarras mientras ésta quedaba largas temporadas olvidada.
Primeros cambios:
Un buen día me lancé a algo drástico: mandé a un Luthier a que le quitara toda la pintura a la tapa de arce. El resultado me gustó, pero teniendo ya en mi poder una nueva Les Paul en acabado honeyburst, con bonita madera y características cláscicas, me decidí a dar el siguiente y, creo, definitivo paso.
Decapada:
Siempre me atrajeron las goldtop, de modo que me dije ¿Por qué no mandar a repintarla en ése acabado y así a lo mejor por fin encuentro el look que me deje contento del todo?
Así lo hice. Y debo decir que el magnífico resultado logrado por el luthier me ha dejado al fin plenamente contento. Ahora es una guitarra a la que no le saco "peros" y que disfruto como nunca.
He aquí el aspecto del que ahora hace gala ésta paula:
Unos últimos detalles dignos de mención son la tapa sin texto de modelo en la tuerca del alma (como en las Les Paul de los primeros años), y lo mejor de todo: unos marcos para las pastillas de formato histórico. Es decir, más altos que los actuales y que apenas dejan asomar las pastillas.
Poco más que añadir. Espero que éste sea el final del tortuoso camino que ha recorrido ésta guitarra, que con pruebas y paciencia ha adquirido un look que al fin me enamora.
P.D: sigue sonando increíble, ja ja.
Hoy quiero compartir la historia de ésta guitarra. Una guitarra que ha tenido que pasar por varias transformaciones para, al fin, convertirse en una que me agrada al 100%.
En el año 2013 compré en una tienda ésta Les Paul. Había sido fabricada en 2009 y el único motivo que me impulsó a adquirirla fue su bajo peso. Como suele ocurrir, en aquella época mi conocimiento de las características de una Les Paul era prácticamente nulo, por lo que compré sin saber lo que adquiría.
Se trataba de una en acabado Cherry sunburst, con modernidades tales como mástil asimétrico, cuerpo semihueco, clavijas metálicas de bloqueo, salida de jack neutrik de seguridad y pastillas Burstbucker pro. Es decir, una configuración que no podía ser más alejada de lo clásico, que es lo que busco en éstas guitarras.
Recien comprada:
El resultado fue que siempre hubo algo que no me gustaba de la guitarra. Sonaba muy bien y la disfrutaba, pero sabía que no era lo que de verdad quería en un modelo como ése. Incluso el color no me convencía. Se notaba que bajo el difuminado había una madera con no muy buen aspecto.
Mi primer intento de transformación vino de un cambio de piezas. Todos los plásticos a negro y mandé destapar las pastillas. También mandé cambiar el jack por uno normal, quitando el de seguridad que era incómodo de manipular. La cosa mejoró, pero seguía en las mismas. Algo no me acababa de gustar, y tocaba con otras guitarras mientras ésta quedaba largas temporadas olvidada.
Primeros cambios:
Un buen día me lancé a algo drástico: mandé a un Luthier a que le quitara toda la pintura a la tapa de arce. El resultado me gustó, pero teniendo ya en mi poder una nueva Les Paul en acabado honeyburst, con bonita madera y características cláscicas, me decidí a dar el siguiente y, creo, definitivo paso.
Decapada:
Siempre me atrajeron las goldtop, de modo que me dije ¿Por qué no mandar a repintarla en ése acabado y así a lo mejor por fin encuentro el look que me deje contento del todo?
Así lo hice. Y debo decir que el magnífico resultado logrado por el luthier me ha dejado al fin plenamente contento. Ahora es una guitarra a la que no le saco "peros" y que disfruto como nunca.
He aquí el aspecto del que ahora hace gala ésta paula:
Unos últimos detalles dignos de mención son la tapa sin texto de modelo en la tuerca del alma (como en las Les Paul de los primeros años), y lo mejor de todo: unos marcos para las pastillas de formato histórico. Es decir, más altos que los actuales y que apenas dejan asomar las pastillas.
Poco más que añadir. Espero que éste sea el final del tortuoso camino que ha recorrido ésta guitarra, que con pruebas y paciencia ha adquirido un look que al fin me enamora.
P.D: sigue sonando increíble, ja ja.