(Aviso: Ladrillo en Mode "On"
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Vaya por delante que soy un defensor acérrimo de la música en directo. En ella es donde aprecio la verdadera esencia de la música en sí. Ver a la banda tocando de verdad (con sus posibles imperfecciones), y transmitiendo ese estado de ánimo y compartiendo "feed back" es lo que, por lo menos a mí, me hace vibrar en mayor o menor medida. Habrán actuaciones mejores y peores, pero siempre tendrán esa magia.
Vamos al asunto que nos ocupa. Aquello de disparar secuencias en directo ha dado un paso mucho más allá de lo que nos habían acostumbrado.
Hace ya muchos años, cuando trabajaba como técnico de P.A.,de monitores y técnico asistente de directo veías como ciertos grupos y artistas de renombre (y cito algunos como Garbage, Spice Girls, Back Streets Boys, Mónica Naranjo, Chenoa, festivales con artistas varios de copla/flamenquito de la mano de Justo Molinero; e incluso orquestas de pachanga veraniegas varias), recurrían al play back puro y duro sin ningún tipo de pudor. También estaban los que sólo secuenciaban la voz principal, o voz y coros, o algún instrumento de apoyo como segundas guitarras y/o teclados/vientos. Y finalmente, llegaban los que traían todo grabado, y era como pinchar un CD desde el control de sonido.
Algunas de las conclusiones que, junto con mis compañeros, sacamos en claro fueron las siguientes:
Teniendo en cuenta que la gran masa de público suele ser muy ignorante, ya que sólo es capaz de distinguir entre voz y música, es evidente que resulta muy fácil "colársela". Si a eso le añadimos que siempre "espera" mucho del cantante, y pretende que en directo la voz suene exactamente igual al disco que se ha publicado, pues para qué defraudarle. Ese público ha pagado una entrada (en muchos casos a un precio desorbitadísimo), y hay que mantenerlo contento. En muchos de los casos (sobre todo en las grandes producciones) la propia música suele ser casi secundaria, puesto que el verdadero protagonista es todo el espéctáculo en sí (insinuaciones lascivas, coreografías subidas de tono,vestuarios, pantallas gigantes, decorados, etc), lo cual siempre resulta muy atractivo para ese público. Por otra parte, a los organizadores del evento les da igual una cosa que la otra, puesto que lo que no quieren es palmar pasta, sino obtener beneficio. Y el "artista" o banda en cuestión (muchas de las veces con indudable falta de talento, o simplemente con muchas horas de falta de sueño a sus espaldas), pues lo que no quiere es correr riesgos innecesarios. Y nosotros, como técnicos de ese "directo" pues, para qué engañarnos, nos ahorrábamos un montón de posibles problemas, como tener que lidiar con los acoples, problemas con las escuchas, captación ambiental y no deseada de los micros, enmascaramientos, distorsiones armónicas, etc, etc, etc., que si llevabas mucho trajín en el cuerpo por ser un verano duro, pues sencillamente hasta te alegrabas que ese día te tocase un bolo así.
Timo? Estafa? Creo que la palabra más adecuada sería "ilusión", aplicada al campo del ilusionismo, de la magia, vamos. Todos sabemos que nadie va a ser capaz de hacer desaparecer la estatua de la libertad, o de meterse en un fuego e inmediatamente aparecer en la otra punta de la sala , transcurrido 1 segundo de tiempo, (eh, amigo Coperfield?). Del mismo modo que un mago se sirve de sus trucos para que el público se vaya a casa con esa sensación de alucine, parece ser que algunos artistas/bandas encuentren "lógico" recurrir al "truco" en los directos precisamente para eso, para lograr que el asistente (mayoritariamente ignorante) vuelva a casa completamente saciado, y casi en estado de éxtasis.
Como punto final, añadiría que siempre han existido "trucos", "trampas", o como se quiera llamar en la música, tanto en el pasado como en la actualidad, tanto en directo como en estudio:
- Desde bandas que recurren a músicos de sesión para grabar sus discos (y no hablo de colaboraciones, sino de suplantaciones puras y duras en mayor o menor grado: Los Brincos, La Oreja de Van Gogh, Bon Jovi, Megadeth, Maná, Hombres G,... por citar a algunos de los que tengo sobrada constancia) por falta de talento musical de alguno/s de sus miembros, o simplemente por exigencias del guión.
-Con vocalistas de grandes bandas que se "servían" del antiguo as en la manga de grabar a menor velocidad de la de reproducción para subir en el registro (como Maiden y Kiss con "Run to the Hills", "I was made for loving you", respectivamente).
-Autotunes en el estudio de grabación para "corregir" la afinación.
-El uso de la función Quantizer para cuadrar baterías con el bajo, e incluso la banda entera.
-El clásico "corta-y-pega" sobradamente utilizado durante la edición, y que evita tener que grabar más compases de estofas y estribillos.
- Utilizacion de loops de baterías y bajos (de dos, cuatro, ocho compases), junto con algunos breaks y licks para montar las pistas de base.
-Grabación de casi palabra por palabra para poder montar las melodías de la voz principal.
- Y en los directos, pues hay quien utiliza a músicos escondidos entre bambalinas, que son los que realmente tocan las canciones, y no los de la banda.
Muchos lo considerarán una estafa o un timo a eso que están asistiendo. Pero eso también llega a ocurrir con los medios de comunicación: la realidad que muchas veces pretenden mostrarnos difiere mucho de la que en realidad se palpa y se vive. Pero como a eso ya nos hemos acostumbrado, "sabiamente" elegimos el color de los medios que nos "interesan" por definición, y todos tan contentos.
Volviendo a la palabra de la controversia: "Timo?" ¿No sería un timo que un adolescente pagase 120 € de entrada, y tristemente descubriese que ese "cantante"/ "banda" favorito/a fuese incapaz de hacer lo que supuestamente hacía en el disco? Aún recuerdo los abucheos del público a Mónica Naranjo, en el Palacio de los Deportes de Barcelona, cuando se le cayó el micro al suelo, y su "voz" seguía sonando.
En fin, que cada uno es libre de pensar lo que quiera.
Y disculpas por el ladrillo!