Nos situamos en Alcalá de Guadaíra, tierra miarmista, a solo 15 km de la hermandad matriz de Miarma Town. La verbena, organizada por la hermandad de Semana Santa de la parroquia ofrecía una barra con tapas variadas a partir de las 14:00, arrolito con pollo a partir de las 15:00, y Cruzcampo en diferentes estados de enfriamiento en todo momento, todo ello amenizado por una procesión infantil y diversas actuaciones musico-vocales en un escenario directamente sobre el suelo, ni tablas, ni plataforma, ni ná de ná. Sillas y mesas plegables, farolillos de los de la feria, algunas casas adornadas con mantones y flores, y, en fin, una verbena de barrio con todos los avíos y por haber.
Las tapas, buenísimas todas, especialmente el menudo y las mollejas, de los cuales di buena cuenta, repitiendo dos veces los callos y tres veces las mollejas. El arroz, solo correcto. La Cruzcampo: con sed todo entra, especialmente si está muy fría.
Mientras me jincaba mis callos, mollejas, carne con tomate, salchichas en vino, y mis primeros botellines, comenzó el espectáculo musical.
Abrió un 'open mic' estilo Karaoke con backing tracks MIDI de coplas variadas con tecladito Casio PT-20. Horrible, pero con grandes voces sobre "el escenario", que parece que pegas una patá a una piedra y salen veinte artistas que cantan como los ángeles, que no desafinan ni un poquito, y encima te interpretan y te "viven" el tema. Vamos, que dejas de escuchar el PT-20 y solo escuchas las imponentes voces. Finalmente, hasta se cantaron el "It's now or never" de Elvis y pronunciaron el inglés perfectamente.
Luego tocaron dos dúos distintos, uno de de guitarrista-cantante y cajón, y otro de cantante y guitarrista. El repertorio, el clásico de sevillanas, rumbitas y flamenquito.
En concreto, en uno de los dúos el guitarrista enchufaba la guitarra flamenca a un looper y de ahí a un multiefectitos tipo Zoom 505 y algún pedalico más, y no le hacía falta ritmo ni backing track, porque se grababa el rasgueo muteado en el looper, y tocaba y soleaba por encima, a veces con overdrive. Y el señor es que tocaba de escándalo, con unos arreglos y unas progresiones de acordes que le sacaba petróleo yendo de la tónica a la quinta.
El otro dúo, el de cajón y cantante-guitarrista, sin ser tan virtuoso, iban los tíos sincronizados rítmicamente como un p**o metrónomo. De p*** madre en todo, vamos, que lo disfruté muchísimo.
Y para colmo entre artista y artista, el "DJ" puso en el PA las clásicas sevillanas, y me acordé del dicho "solo hay dos tipos de música, la buena y la mala": en este caso, la música era toda buena. Sonaron sevillanas para escuchar atentamente y analizar con el boli en la mano para tomar buena nota, con unos arreglos musicales donde se percibe que hay un musicazo detrás, con unas líneas de bajo para quitarse el sombrero de buenas y sorprendentes, y unas letras que me llegan hasta a mí, que soy extremeño. Y luego también sevillanas "menos buenas", con mucho rianga-rianga para bailotear y punto. Digo "menos buenas" porque están bien hechas, decentemente arregladas y son simplemente utilitarias para el momento del baile y a otra cosa, mariposa.
En definitiva, después de este rollo del abuelo cebolleta, sírvame este post para que no se me olvide el buen rato que pasé y para afirmar que, para servidor de Vds., la música está para disfrutarla, y que si vas sin prejuicios puedes aprender de lo que nunca te imaginarías.