Me he hecho asiduo a su lectura y deseoso de ver su continuación.
Muy buen Trabajo.
Capítulo IV: la pesadilla que se muerde la cola
¡Hola de nuevo! Continuamos con la fase del decapado de nuestra Yamaha Revstar en las zonas más complicadas, esto es tanto por el riesgo de deformar la madera, como por la incomodidad para trabajar en ellas debido a su posición.
Seguimos con las cuchillas bien afiladas. Con mucho cuidado, vamos a por los bordes.
Los curvados laterales, teniendo un extremo cuidado con el binding.
Más de lo mismo por el otro lado.
En las curvas y ángulos muy pronunciados es inevitable dejar algunas marcas con la cuchilla, que suavizaremos más tarde con la lija.
¿Conocéis esa canción de The Doors, The soft parade, cuando Jim Morrison dice: “This is the best part of the trip. The trip, the best part, I really like”. Pues para mí era todo lo contrario. Solo quería ir a esconderme detrás de los abrigos, cual Homer Simpson, y esperar a que todo se solucionase de una manera u otra...
Llega el decapado de los temidos cuernos.
Como no hay mal que cien años dure, aquí llegamos a la segunda mejor parte del viaje. El delicado decapado de la tapa. Recordemos que se trata de una finísima chapa de arce flamígero que lleva una dura capa de barniz, tinte y tapa poros. Retirarlo todo sin dañarlo es una tarea muy delicada.
En este punto hablé con Víctor, el ganador del concurso, y le expliqué el riesgo que corríamos. Decidimos seguir adelante según lo planeado y, con lo que nos encontrásemos, nuestros yos del futuro bregarían con ello.
Al retirar el tinte negro, vemos que la veta de la chapa es mucho más espectacular de lo que parecía.
El proceso en este punto era aparentemente más fácil, pero el tapa poros nos vuelve a recordar que aún no hemos terminado de decapar.
Como os habréis dado cuenta, la parte más oscura corresponde a la zona con tapa poros transparente que hay que eliminar para dejarla como la zona más clara. Aquí es donde la cosa se pone delicada de verdad… y comienzan los primeros rotos. La chapa de arce es realmente fina, como el papel de fumar.
Y, oficialmente, el acabado antiguo ha sido retirado dejando a la vista no solo un cuerpazo de caoba de tres piezas, sino también esta psicodélica chapa de arce flamígero.
Eso sí, hay bajas que lamentar como podéis ver en las fotos.
Hay varios desconchones en los bordes y uno mayor en la zona bajo el puente, un milagro teniendo en cuenta el grosor de la chapa.
En este punto llegamos a una encrucijada. Retirar el tinte oscuro original en su totalidad para teñir de blanco la tapa como nos había pedido Víctor, va a ser imposible porque como veis, este ha calado la chapa por completo. Eliminarlo significa lijar hasta la tapa de arce que hay debajo. Por otro lado, dejarlo supone que el tinte blanco no haga el efecto que buscamos y nos produzca un gazpacho de color inesperado. Además del hecho de que los rotos o calados en la chapa no puedan disimularse.
Las opciones sensatas son dos, o retiramos la chapa de arce y llegamos a lo que haya debajo o seguimos con la chapa y recalculamos ruta respecto al acabado que pensamos en un primer momento. Así que, como es obvio, lo mejor es hablar con el futuro dueño, explicarle la situación y que él decida la manera de proceder.
Desde el primer correo que crucé con Víctor explicándole el proceso, él lo ha tenido siempre claro: es un enamorado de los acabados naturales y las vetas de las maderas, y quiere conservar el dibujo del arce flamígero pese a los rotos, los cuales él considera que le aportan personalidad y el valor añadido del trabajo manual (lo cual se agradece enormemente, porque no es algo muy común hoy en día), además de un cierto aire relic. Mi decepción por no haber podido salvar al 100% la chapa se veía arrollada por su entusiasmo al ver las fotos que le mandaba. Por otro lado, el color que accidentalmente había resultado del decapado, le recordaba al “blue denim” de algunas guitarras y le gustaba aún más. Grande Víctor. Así que, visto de esta manera, acordamos seguir adelante con la chapa de arce, disimular algunos rotos en la medida de lo posible, especialmente al tacto, y tratar de blanquearla ligeramente para que se pareciese más a la idea que él tuvo en primer lugar.
Así que comenzamos aplicamos un poco de masilla en las zonas más críticas.
Dejamos secar y lijamos para nivelarlo.
La idea es aplicar más tarde un poco de tinte blanco sobre esos puntos con masilla y que queden disimulados.
Mientras tanto, nos toca lijar suavemente toda la guitarra para suavizar su superficie y eliminar los arañazos que se hayan ido produciendo con la cuchilla. Comenzamos con grano 180 y pasaremos por 220, 280, 320, 400 y 500.
En esta parte del proceso es fundamental lijar siempre en el sentido de la veta de la madera. Hay que lijar con un grano hasta haber eliminado los arañazos de ese tamaño antes de pasar al siguiente. Lijamos con un taco firme para las zonas más planas y con una esponja en las zonas curvadas.
Este lijado es largo y lleva mucho tiempo también, pero comparado con el decapado, es el paraíso, pues cada pasada de lija hace algo, ves el avance. Y es algo menos tóxico también
Tiempo también para ir rebajando el binding a nivel de la madera desnuda. Con la cuchilla muy afilada y con mucho cuidadito.
Hecho esto, limpiamos el polvillo con una brocha y un compresor. Y en el exterior, preferiblemente, si no queremos morir asfixiados antes de verla terminada.
Y ahora, le pasamos un trapo húmedo para terminar de limpiar el polvillo que haya quedado en los poros. En las siguientes fotos veréis la diferencia de cómo quedará la madera cuando le apliquemos el aceite (sin tintes de ninguna clase) contra la madera cruda sin tratar.
Como consecuencia de pasar el trapo húmedo, se han levantado algunas fibras y hay que volver a lijar, pero esta vez muy someramente para dejar la superficie suave con una lija de grano 400.
Mención especial para mi querida aspiradora. Se ha portado como la máquina que es durante todo el proceso. Si alguna vez os habéis preguntado cuál es la herramienta más importante en un taller de guitarras, sin duda ésta estaría en el Top 3 ☺
Hecho esto, ya tenemos la guitarra lista para aplicar el tinte y el acabado. No os dejéis engañar por esa maldita palabra, el final aún queda lejos, pero al menos la parte más dura ha pasado. En la próxima entrega, este palo irá ya tomando algo más de forma. ¡Prometido!