Hombre, comparar un concierto en directo con verlo en la TV, o en el ordenador...
Cada cosa es diferente, a mi me gustan ambas, pero no las veo comparables.
Lo pasé mal, lo reconozco, los meses de 2020 en que no se podía ir a conciertos porque, simplemente, no estaba autorizado hacerlos. Aplaudí sin paliativos la iniciativa del Teatro Real de volver a la música en directo en Julio 2020, con aforos del 50%, silla sí, silla no, y mascarillas todo el tiempo, y lo que hiciera falta. Para mi fue un bálsamo anímico en la época de mi vida más dura que recuerdo.
Intento ir, si puedo, una vez por semana a ver música en directo, a veces son dos, o tres, a veces ninguna, pero la media al año me viene a salir por encima de los 40 conciertos, en general. Así que, pasar mucho tiempo sin música en directo es como si me faltara algo.
De todo tipo, los Stones, cuando han venido, no me los pierdo, el Mad Cool al principio, aunque no he vuelto desde Foo fighters, y ya no creo que vuelva, demasiadas pegas, a los Stones sí los vi y escuché bien en el Wanda, fui con mi hija y salimos ambos con una sonrisa de oreja a oreja, disfrutamos mucho, y es lo que cuenta.
Pero para ir a menudo a escuchar música en directo hay que trabajarse más lo eventos más pequeños, clubes, festivales de jazz o flamenco, pequeñas (o grandes) salas de clásica.
En general, los problemas para las entradas se dan en los grandes eventos de rock o pop. Ni la clásica, ni el jazz, ni el flamenco, son eventos mayoritarios, por ahora.
Recuerdo haberme enterado tarde de la presencia de Sokolov (pianista excelso) en el Auditorio Nacional madrileño, y aún así poder conseguir entrada de primera fila pocos días antes.
Igualmente pude conseguir entrada de 1ª fila para ver a Julian Lage en un teatro madrileño, el año pasado, este año vuelve, y ya la tengo. Conciertos inolvidables. Herbie Hancock en Julio en el Jardín Botánico madrileño, con entradas muy asequibles. Hace poco también, José Mercé en el Teatro Real, en una localidad cerquita del artista, desde la que se le ve reir o sudar, y todas ellas son experiencias que no puedo comparar con ver a esos artistas en video. Para nada.
Conciertos que cuestan 30 ó 40 pavos, o hasta más de 100 en el caso de los Stones, pero todos ellos con directos que para mi gusto merecen la pena, y dan vidilla, esa "magia del directo"...
En los de rock o pop, creo que cada vez prima en mayor medida la pasta, y por más que los artistas pongan de su parte, hay distancias difíciles de salvar. Claro que estas actuaciones pueden ser ante 50.000 personas, o más, y eso, a precios cercanos, o superiores, a los 100 pavos, es mucha pasta.
Tenemos el 10% del distribuidor, que en una entrada de 30 pavos son 3€, pero en una de 150 son 15€. El trabajo es el mismo, por lo que me mosquea bastante el uso de porcentajes, y no de fijos, sobre el precio de la entrada, o bien de un fijo más un porcentaje menor, no tan abusivo. 3 € lo veo normal, 15€ es abusivo, si compras 4 entradas son 60 pavos, sólo de lo que se lleva el distribuidor. Pero son mafias que controlan la venta de entradas, tienen ya controlados los eventos, los mánagers, y los grupos que quieren escapar a su control pierden muchas actuaciones, les ha pasado a algunos famosos.
Los piratas de la reventa son una extensión, algo más sucia, de los distribuidores de entradas, a veces son empresas asociadas, o con algún co-propietario, otras veces simplemente ponen en marcha su poderosa maquinaria informática.
Hace 6 años, en un viaje a Milán, me esforcé por conseguir entradas para ver una ópera en la Scala, me costó 40 pavos gallinero, pero había empresas de reventa ofreciendo palcos o patio por 400 pavos, mínimo. Se ofrecen cuando pones el buscador en aquello de "qué ver en Milán en 3 días..." Así que, en casi todas partes cuecen habas.
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Evidentemente, hay mucha peña que gusta de tomarse una (o varias) cervezas en los conciertos. Me parece curioso, a mi, no es que no me apetezca, que sí me apetece, pero la cerveza es diurética... y lo que no me apetece es que me entren unas imperiosas ganas de mear en mitad del mejor solo del concierto... así que agua, y en cantidades no muy importantes. Al retrete antes de que empiece, y cuando ya haya terminado. Aparte de mi propio interés, es que me parece una falta de respeto al resto de espectadores estar poniéndome de pie y cruzándome toda una fila de asientos en mitad del concierto (o si es de pie, que cada vez voy menos, empujar a 200 personas para abrirme camino), entiendo que a veces no queda otra, pero prefiero minimizar esos "paseos" en la medida de lo posible, y agradezco a quienes no se menean hasta que hay un descanso, o hasta que se acaba el asunto.
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