Pues nada, el colectivo de foreros que, reunidos en torno a las acústicas, dio en abrir otro hilo para huecas y semihuecas, parece bastante predispuesto a promover otro hilo sobre guitarras españolas. De eléctricas hay mogollón de hilos sobre variantes específicas, y de españolas, ni uno. Hay que ponerle remedio a esto.
Como yo tengo algunas que me encantan, me agrada ser quien lo abra.
Lo primero, aunque se suelen utilizar los términos guitarra clásica y guitarra española, más o menos como sinónimos, me permito decantarme por el lado nacional del asunto. No me considero muy patriotero ni nada por el estilo, pero vamos a vender un poco el producto de casa, ¿no? Que falta hace...
Además, hablando de españolas, creo que así no cuesta nada meter en el mismo hilo las flamencas. Son unas españolas, digamos, "un poco especiales". Suelen tener la acción un poco más baja que las típicas guitarras clásicas de concierto, entre otras cosas porque la técnica de toque tiene una serie de características diferentes, y el tipo de música que se hace con unas y otras es también diferente. En la flamenca, por otra parte, la bajada de acción se suele realizar mediante una curvatura específica del mástil, no mediante la altura del puente o la cejuela.
A diferencia de las acústicas, de las cuales he tenido muchas, y conservo unas cuantas, españolas sólo tengo tres, dos de ellas flamencas. Tuve también una clásica Manuel Rodríguez, que sonaba muy bien, pero la pobre pereció en un accidente doméstico en el que estuvieron implicados mis hijos, cuando eran pequeños.
Ahora mismo conservo una vieja Alhambra, de 1973, que fue mi primera guitarra y, por lo tanto, con la que aprendí. Está bastante guardada, y la toco de uvas a peras, pero tiene ese valor sentimental de haber sido la primera, y siendo una Alhambra, también tiene ese poso de calidad española en la fabricación de guitarras, que le permite seguir sonando bien y bonito tras mucho uso y muchos años de edad. Es un poco trabajosa de tocar, si la comparo con las que he tenido después, pero ahí está.
Mis dos flamencas están fabricadas ambas por Juan Alvarez, hijo, un gran luthier madrileño que me merece el máximo respeto por su forma de trabajar y sus resultados. No son guitarras tope gama, de hecho, la de palosanto ni siquiera es de cuerpo macizo, sólo la tapa, pero ambas son excelentes. La Juana, un dechado de dulzura en su tono, y tremendamente versátil, excelente para mis gustos musicales mestizos. Así se la pedí a Juan Álvarez, y así me entendió y me sacó ésta, para probar. Afinar, rasguear un solo acorde para escuchar su sonido, y amor a primera vista... o a primera escucha, sería mejor decir. Probé un par de guitarras más, pero era ésta, sonaba demasiado bonita como para llevarme otra. Me fui a casa a consultar con la almohada, y al día siguiente lo tenía claro: desde el primer instante su sonido me había enamorado.
Es una guitarra con la que, aparte de tocar una bulería, una rumba, o unos tangos flamencos, puedes tocar bossa, una balada de los Beatles, o el más arrastrado tango bonaerense, y te suena perfectamente encajada con esa música.
La otra Juana, la Rubia, ya es una pieza maciza, de abeto/ciprés; la había probado en un primer momento, cuando compré la Juana, y el tacto de su mástil, rápido como el de una eléctrica, me dejó intrigado; le dije a Juan: es demasiado rápida para mi, yo no toco tan rápido, y se reía. El mástil lo hace él personalmente, hasta el más mínimo detalle, lijado, barnizado, todo. Ahí se me quedó el tacto en las manos, inolvidable, hasta que casi 6 meses después me fui a ver si aún la tenía, y allí estaba: para casa que se vino. Su tono es claramente distinto, más "ácido", diría yo, si es que se puede definir de esa manera un sonido musical; de hecho, por momentos me daban ganas de ponerme a tocar cosas de Grateful Dead con ella... pero no, claramente su sonido es el flamenco, se ha venido a algún viaje en el que iba a tener tiempo libre, y es con la que dedico los ratos que puedo a estudiar flamenco. Todavía estoy muy verde en el toque (en la escucha, no: me gusta desde muy joven), pero es un estilo que siempre me ha llegado muy profundamente en lo emocional, así que seguiré dedicándole tiempo cada vez que pueda.
Por cierto, las guitarras de Juan Álvarez quintan perfectamente: esto es, si te coges un afinador cromático de los buenos, afinas la 6ª en Mi, y al pulsar en 12º traste sigue sonando Mi, y el afinador te da la luz verde, sin desviarse rayitas rojas a ningún lado, como ocurre con muuuuchas guitarras, incluso con algunas de marcas muy prestigiosas y precios desorbitados. Esto ocurre en todas sus cuerdas, incluida la difícil 3ª. Un día se lo comenté y me dijo: me alegro que me lo digas, porque me esfuerzo mucho para que sea así.
Y hasta ahí llega mi equipo de españolas: poco, pero acarreando muchas emociones.
Y ahora, a ver si la peña va añadiendo comentarios sobre su material, marcas, las cuerdas que les gustan, etc.
Las fotos y las pruebas de sonido siempre son bienvenidas, como en otros hilos.
Como yo tengo algunas que me encantan, me agrada ser quien lo abra.
Lo primero, aunque se suelen utilizar los términos guitarra clásica y guitarra española, más o menos como sinónimos, me permito decantarme por el lado nacional del asunto. No me considero muy patriotero ni nada por el estilo, pero vamos a vender un poco el producto de casa, ¿no? Que falta hace...
Además, hablando de españolas, creo que así no cuesta nada meter en el mismo hilo las flamencas. Son unas españolas, digamos, "un poco especiales". Suelen tener la acción un poco más baja que las típicas guitarras clásicas de concierto, entre otras cosas porque la técnica de toque tiene una serie de características diferentes, y el tipo de música que se hace con unas y otras es también diferente. En la flamenca, por otra parte, la bajada de acción se suele realizar mediante una curvatura específica del mástil, no mediante la altura del puente o la cejuela.
A diferencia de las acústicas, de las cuales he tenido muchas, y conservo unas cuantas, españolas sólo tengo tres, dos de ellas flamencas. Tuve también una clásica Manuel Rodríguez, que sonaba muy bien, pero la pobre pereció en un accidente doméstico en el que estuvieron implicados mis hijos, cuando eran pequeños.
Ahora mismo conservo una vieja Alhambra, de 1973, que fue mi primera guitarra y, por lo tanto, con la que aprendí. Está bastante guardada, y la toco de uvas a peras, pero tiene ese valor sentimental de haber sido la primera, y siendo una Alhambra, también tiene ese poso de calidad española en la fabricación de guitarras, que le permite seguir sonando bien y bonito tras mucho uso y muchos años de edad. Es un poco trabajosa de tocar, si la comparo con las que he tenido después, pero ahí está.
Mis dos flamencas están fabricadas ambas por Juan Alvarez, hijo, un gran luthier madrileño que me merece el máximo respeto por su forma de trabajar y sus resultados. No son guitarras tope gama, de hecho, la de palosanto ni siquiera es de cuerpo macizo, sólo la tapa, pero ambas son excelentes. La Juana, un dechado de dulzura en su tono, y tremendamente versátil, excelente para mis gustos musicales mestizos. Así se la pedí a Juan Álvarez, y así me entendió y me sacó ésta, para probar. Afinar, rasguear un solo acorde para escuchar su sonido, y amor a primera vista... o a primera escucha, sería mejor decir. Probé un par de guitarras más, pero era ésta, sonaba demasiado bonita como para llevarme otra. Me fui a casa a consultar con la almohada, y al día siguiente lo tenía claro: desde el primer instante su sonido me había enamorado.
Es una guitarra con la que, aparte de tocar una bulería, una rumba, o unos tangos flamencos, puedes tocar bossa, una balada de los Beatles, o el más arrastrado tango bonaerense, y te suena perfectamente encajada con esa música.
La otra Juana, la Rubia, ya es una pieza maciza, de abeto/ciprés; la había probado en un primer momento, cuando compré la Juana, y el tacto de su mástil, rápido como el de una eléctrica, me dejó intrigado; le dije a Juan: es demasiado rápida para mi, yo no toco tan rápido, y se reía. El mástil lo hace él personalmente, hasta el más mínimo detalle, lijado, barnizado, todo. Ahí se me quedó el tacto en las manos, inolvidable, hasta que casi 6 meses después me fui a ver si aún la tenía, y allí estaba: para casa que se vino. Su tono es claramente distinto, más "ácido", diría yo, si es que se puede definir de esa manera un sonido musical; de hecho, por momentos me daban ganas de ponerme a tocar cosas de Grateful Dead con ella... pero no, claramente su sonido es el flamenco, se ha venido a algún viaje en el que iba a tener tiempo libre, y es con la que dedico los ratos que puedo a estudiar flamenco. Todavía estoy muy verde en el toque (en la escucha, no: me gusta desde muy joven), pero es un estilo que siempre me ha llegado muy profundamente en lo emocional, así que seguiré dedicándole tiempo cada vez que pueda.
Por cierto, las guitarras de Juan Álvarez quintan perfectamente: esto es, si te coges un afinador cromático de los buenos, afinas la 6ª en Mi, y al pulsar en 12º traste sigue sonando Mi, y el afinador te da la luz verde, sin desviarse rayitas rojas a ningún lado, como ocurre con muuuuchas guitarras, incluso con algunas de marcas muy prestigiosas y precios desorbitados. Esto ocurre en todas sus cuerdas, incluida la difícil 3ª. Un día se lo comenté y me dijo: me alegro que me lo digas, porque me esfuerzo mucho para que sea así.
Y hasta ahí llega mi equipo de españolas: poco, pero acarreando muchas emociones.
Y ahora, a ver si la peña va añadiendo comentarios sobre su material, marcas, las cuerdas que les gustan, etc.
Las fotos y las pruebas de sonido siempre son bienvenidas, como en otros hilos.