- ¡Yo me pido Butragueño!
- ¡Yo me pido Maradona!
...
Y si alguno tenía unos padres forrados y generosos se bajaba con una camiseta con el nombre de su jugador favorito y entonces ese jugador ya no se lo podía pedir nadie más.
¡Que tiempos! ¡Qué críos éramos!
Todo esto me viene a la cabeza porque creo que seguimos siendo los mismos críos que creemos que con una camiseta con un nombre detrás vamos a jugar mejor.
Ahora, en vez de camisetas, ahorramos para guitarras "signature" ¿no os parece?