Puesta a punto de Fender Squier Strato SE Special.

Como ya bien sabéis, se trata de una guitarra de gama baja, concretamente del año 2004 según su número de serie y de la inscripción del cuerpo, la cual ya veremos más adelante.

La historia de esta guitarra es simple: se le dio mucha cera al principio, practicando en casa para aprender, luego con ensayos en el local, y los bolos. Pasados unos años el dueño se cansó de la música y la guitarra terminó olvidada dentro de su funda en un rincón de su casa, hasta que finalmente decide quitársela de encima. Hay que decir que, antes de que recogiese los bártulos, la personalizó a base de bien colocándole adhesivos conforme a sus gustos. El resultado es una guitarra con un look claramente underground, diferenciándose de sus hermanas tal y como salen de serie.

Ese era el estado en el cual me llegó.

El instrumento vino muy descuidado en todos los aspectos. Según me dieron a entender, durante todo ese tiempo, no se le hizo mantenimiento alguno. Eso explicaba la acción tan alta que traía. Pese a tener puente con trémolo, venía ajustado como puente fijo. La guitarra presentaba, en algunas zonas del mástil, un desgaste considerable de los trastes y de la madera del diapasón. Aparte del óxido en las piezas polares de las pastillas y en la tornillería, la suciedad campaba a sus anchas; y no sólo en el diapasón, sino en el puente, golpeador, botones, … Con todo esto, debo deciros que la guitarra traía consigo una “fragancia” muy personal, que avalaba ese paso de los tiempos. Sí, ¡daba bastante asquito!

Carecía de algunas piezas, como el embellecedor de plástico del selector de cinco posiciones y de uno de los pivotes de enganche para la correa, debido a que el agujero del cuerpo era más grande que el tornillo, siendo imposible que roscase en él.

La electrónica hacía algo de ruidos debido a falsos contactos. Absolutamente normal teniendo en cuenta la cantidad de suciedad acumulada. Los potes de volumen y tono les hacía falta un buen apriete, porque al accionarlos iban un tanto sueltos.

Vista trasera del cuerpo, una vez solucionado el problema de los pivotes, y firmemente apretados.

Comencé por quitar los adhesivos. Debido a que el cuerpo va lacado en color negro parece ser que podemos estar tranquilos de no encontrarnos con marcas a la hora de despegarlos. Tan sólo queda un pequeño rastro del contorno, pero no se aprecian diferencias aparentes en la coloración.

En cambio, el problema sí que afecta al golpeador.

Al retirar los adhesivos quedaron patente esas diferencias en los tonos del color blanco. En las zonas del golpeador que permanecieron cubiertas por los adhesivos el color se ha mantenido intacto, mientras que en las que estaban al descubierto se han ido envejeciendo con el paso del tiempo, dando ese leve matiz amarillento; o si lo preferís, ese relicado natural.

Después de haber trabajado sobre el golpeador se consiguen eliminar las diferencias de coloración, y uniformizarlo en toda su extensión.

Una vez resuelto el cuerpo, lo que más me inquietaba era comprobar el alcance del desgaste que sufría el diapasón. Éste presentaba varias hendiduras en la zona de los tres primeros trastes, y de diferente calado. La más grave se acercaba a 1 milímetro de profundidad. Esas marcas en la madera eran la consecuencia lógica de haber empleado una excesiva fuerza de la mano izquierda a la hora de tocar, que acabaría traduciéndose primero desgastando los trastes y después, al faltar material, pues rascando en la madera del diapasón.

Observando con detenimiento el perfil en toda su longitud, también podía apreciarse una ligera comba hacia adentro, desde la cejilla hasta el traste 4 aproximadamente; factor que complicaba aún más la operación.

Desmonté el mástil para trabajarlo mejor.

Muescas de los primeros trastes claramente visibles.

Se hacía obligada una operación de limpieza del diapasón. Una vez eliminados los restos de suciedad le seguiría la extracción de los trastes.

Como bien podéis observar no escatimaron en cola para montarlos. Estaban pegados a conciencia. Pero, con paciencia y buen hacer, eso no ha de ser impedimento alguno para conseguir sacarlos de manera limpia y sin astillar la madera.

Una vez destrasteado el mástil era necesario eliminar todos esos restos de cola. Y dado que el perfil del diapasón era bastante irregular en toda su extensión, obligaba a rectificarlo escrupulosamente toda su superficie.

He de decir que como hay muchos detractores de los radios cerrados, del tipo vintage, y había que radiar el diapasón sí o sí, se aprovechó la ocasión para modificarlo. Estos son los motivos por los cuales se optó por un radio de curvatura más moderno, en concreto por uno de 12 pulgadas, por encima de las Fender modernas. Es una modificación que tan sólo afecta al tacto, dado que se sigue manteniendo la estética tradicional a la vez que se le añade ese extra de comodidad, que algunos parecen encontrar en las guitarras de carácter moderno, con esos radios más abiertos.

Tras unas primeras pasadas con lija y taco radiado se evidencian las imperfecciones existentes en cuanto a la uniformidad del radio y a la discontinuidad en la rectitud del diapasón. Hay zonas en las que, por el momento, permanecen inalterables al paso de la lija. La explicación a ello es que esos puntos se encuentran ligeramente hundidos con respecto al resto. Por eso el lijado parece que no surte efecto (como es el caso de esa pequeña franja comprendida entre los trastes 15 y 19). Será necesario eliminar unas micras del grosor en toda su extensión para que la lija sí que llegue a actuar sobre ellos.

No tuve más remedio que sacar los afinadores y despegar la cejilla para facilitarme el acceso sobre los primeros trastes. Sin ellos, la cala podía trabajar con una mayor libertad en esa zona logrando, en consecuencia, un mejor apurado.

Apenas faltan unas pasadas más para conseguir el objetivo.

Una vez eliminadas por completo esas hendiduras y rectificado el diapasón, se comprueba que ambos lados han quedado bien compensados en grosores, y perfectamente nivelado en toda su longitud.

Ahora sí que ya está listo para la operación de trasteado. La elección será de un traste Medium Alto. Este traste lo llamo un todo terreno, ya que permite la realización de las técnicas modernas (como el taping, sweet picking, etc) a la vez que mantiene ese feelling para las formas de tocar y estilos más tradicionales; y además, guarda relación con la estética de la guitarra.

Cortado el sobrante de los trastes y rematados los bordes se procede a nivelarlos. Aprovecho para pulir y abrillantar cejilla, quedando que parece que sea nueva.