#2 Muchas gracias, Carlos. Precisamente se me había pasado por alto tu mensaje. Muchísimas gracias, lo miraré.
#2 Carlos, lo he encontrado facilísimo en Google. Tiene toda la pinta de que esto es lo que busco, según he estado mirando en profundidad en la web. Sin duda en cuanto esté operativo me pondré en contacto con él. Muchísimas gracias.
#19 De nada Nacho y suerte!
Claro, Jagercaster, todo es bienvenido. Y salud para todos los hermanos de Stratocaster.
Un hilo muy interesante.
Una pena algunos de los comentarios que leo sobre compañeros que tuvieron que dejar de tocar profesionalmente o frente a la audiencia.
Todos hemos sentido muchas de las sensaciones que contáis: Vergüenza, no soy lo suficientemente bueno, no estoy tocando bien, no sueno, menuda anchoa acabo de meter, ...
Luego te das cuenta de que casi nadie es capaz de detectar los errores (que suelen ser inapreciables para el público mundano), y cuando he metido la pata bien pues una risa y sigues. Es cierto que los nervios del principio casi no te dejan disfrutar y cuando estás caliente, casi estás terminando el concierto.
Por mi experiencia, los errores y no ir correctamente ensayado van de la mano.
Respecto a problemas más serios, diría lo del meme de "Tengo depresión", ... "Anímate, no estés triste" . Estamos hablando de cosas bastante más serias que el típico "miedo escénico".
Mucho ánimo y espero que encontréis solución porque es una pena dejar de tocar.
Muchas gracias, Felipe.
Sí, sobre los errores estás muy acertado. Salvo errores de bulto, el público mayoritario no sabe si has cometido un error o no. Ellos no saben si en el arreglo de la canción a ti te tocaba hacer en esa estrofa un twinki-twinki y tú hiciste un twinki-plonki y les da igual. Y si cometiste un error apreciable, salvo que sea absolutamente flagrante, el público es muy tolerante en esos aspectos, porque valoran el producto global y no una mínima parte.
El problema es si el miedo o el devenir hostil de la actuación te hace cometer alguno de esos errores bien gordos (me pasó en mi penúltima actuación). O bien cómo reaccionas tú ante un error nimio. Creo que ese es el problema fundamental, como tú dices al final. El problema no es en la mayoría de los casos el calibre del error si no la reacción ante ese error (y la duración en el tiempo del efecto negativo de ese error), que hace además que en las siguientes ocasiones tengas siempre la sensación de que "juegas fuera de casa" y la dificultad para corregir esas sensaciones, que van más allá de un "venga, la próxima vez lo harás mejor". Como diría un personaje de un spaguetti western: " No habrá una próxima vez".