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Yo también tuve un par de problemas con él y no me gustó nada su trato conmigo
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La primera vez que me desencantó fue cuando le llevé una guitarra recién comprada para que la revisase bien, pues me había costado más de 3.000 pavos (una Custom Shop de Gibson), y la guitarra llevaba 10 años sin que la hubiesen vendido, con el precio tan jugoso que tenía, en una tienda de Mayorca, por lo que no me fiaba y le pedí a Jorge una buena revisión. Le expliqué las circunstancias y que solamente tenía 14 días, por si tenía algo raro, para devolverla, que era una guitarra cara y tal. Cuando fui a recogerla a JEC la note con una acción bastante alta y se lo dije y él que no, que tenía que ser así,

otra vez que tenía que ser así, bla, bla bla,

me convenció y salí de su local con cara de gilipollas. Pero es que al llegar a casa comprobé que el alma de la guitarra estaba dada de sí, por mucho que la enderezara volvía a combarse. El alma no funcionaba y él no se había dado cuenta. La impresión que me llevé, la misma que tú, que quiso quitarse el asunto de encima cuanto antes. No comprobó pasadas unas horas, si el mástil había vuelto a su estado original tras el ajuste del alma, como dicen todos los luthier que hay que hacer. Tuve la guitarra en casa tres días más. Comprobé que cualquier ajuste de alma era inútil, pues estaba pasada y finalmente devolví la guitarra. Si llego a confiar en su trabajo, me hubiera comido una guitarra de 3000 pavos con el alma pasada de rosca.
La segunda vez, mi luthier de confianza había tenido un accidente, así que a pesar de lo que me pasó con él, como me pillaba al lado del trabajo, le pedí que me instalara un piezómetro de LR Baggs en una acústica. Después de recogerla, en casa me di cuenta de que se producía una diferencia importante de volumen entre las cuerdas, sobre todo sonaban muy fuerte la 5ª y la 6ª con respecto a las demás. Se la llevé de nuevo para corregir la instalación y al principio no me hizo ni caso, decía que sonaban con el mismo volumen, pero era tan evidente la diferencia que tuvo que aceptar que tenía que corregirlo. Entonces, intentó repararlo en el mismo momento que se la llevé, dedicándole al instrumento tan solo 10 minutos, lijo un poco el hueso del puente, bla, bla, bla, que ya estaba bien. Le dije que no, que seguía habiendo mucha diferencia de volumen, tuvimos una pequeña discusión y me fui de allí con la promesa de que no le volvería a llevar nada más para reparar en la vida. Y así ha sido.
¿Solución para la acústica? Cuando Mario de Entone Luthier se repuso de su accidente de moto, se la llevé a él y me corrigió la diferencia de volumen entre cuerdas. Le dedicó el tiempo y mimo que necesitan estas cosas, pues a veces es dar con la tecla exacta para que todo funcione, no es una labor estándar, cada guitarra tienen sus características particulares. El trabajo de luthier es un trabajo de tesón, paciencia y mimo, cualidades que, según mi experiencia, Jorge no tiene.