Depende mucho de la música el cómo la abordaré; por ejemplo, no es para nada lo mismo una pieza lenta, donde brilla la armonía, la atmósfera, sobre todas las cosas, que una pieza rápida donde destaca la locura, el movimiento, la curva melódica y la articulación más que la armonía. Estas últimas son piezas en las que la curva, el ritmo y el movimiento son mucho más importantes que las propias notas musicales. Muchas veces en los movimientos rápidos se extiende un mismo acorde durante mucho tiempo, algo que no es para nada común en la música lenta, donde se espera precisamente cambios armónicos interesantes. Esto no significa que una u otra tengan elementos de una u otra, en música no hay absolutos, si el enfoque es uno, no significa que no se pueda emplear otro método ocasionalmente dentro de la pieza... por ejemplo si la pieza es puro arpegio con melodia, y ese es el enfoque, no significa que va a ser todo estrictamente asì, podrìa haber en algunas partes acordes tenidos, algún vertical breaking o lo que sea.
Lo que sí es súper, pero extremadamente importante, podría decir que lo más importante de todo, es la dinámica; esto aplica para cualquier composición. Siempre hay que pensar primero en la dinámica y en el carácter antes de poner una sola nota. Es un gran error no considerar o pensar en la dinámica TODO el tiempo, antes de escribir cualquier cosa.
Para componer movimientos rápidos recurro a pensar en la curva, la dinámica y la articulación, ritmo antes que en la propia armonía. Si la armonía surge en el momento, perfecto; pero si no, si no hay nada claro, no importa. Me centro en la curva, el carácter, la articulación, el movimiento, y ahí voy cantando, silbando o tocando cosas sin pensar en ningún acorde o algo similar... ya posteriormente, gracias a la teoría, al oído, se puede ordenar y ajustar todo eso para que suene como uno quiere.
En los movimientos lentos, pienso en la armonía mucho más; aquí sí que son importantes los acordes, las notas, etc. desde el inicio. Y se puede crear una melodía bonita, con dinámica, siempre considerando el dinamismo. Aquí da más tiempo para pensar en todo; como es lento, es mucho más fácil procesarlo todo, tanto para el compositor como para el oyente, entonces podemos considerar todos los elementos al mismo tiempo, y cuanto más lento, más da tiempo. Pero sí que me centro mucho más en la armonía, porque es realmente lo que más brilla en un movimiento lento.
En medio de esos dos extremos, el atmosferico y el locuaz frenético. hay muchas posibilidades, el ser humano tiende mucho a los extremos, pero hay que recordarle que el balance existe, lo gris existe, no todo es negro y blanco, malo y bueno.