Ochenta muertos y ciento cuarenta heridos son muchos si los ponemos juntos, y es de lamentar, pero al igual que ante cualquier magnicidio, o la muerte de un artista, de un politico o de un torero; a mi siempre me da por buscar el dato macabro de los acontecimientos paralelos. El dia que murió Paquirri, 16 obreros de la construcción fallecieron sepultados al vencerse los encofrados de un sótano en el que trabajaban. Sin embargo, era la cara y el llanto desconsolado de la Pantoja la que nos mostraban en los medios como el máximo exponente del dolor por la pérdida de un ser querido. Mismo dolor el de las 16 viudas, madres, hermanos e hijos de la gente anónima que tendemos a olvidar.
Hoy, la muerte de 80 personas anónimas en el fatídico descarrilamiento de Santiago ha hecho que nuestros políticos sean unánimes en el consuelo de los familiares de las víctimas. Y no seré yo el que caiga en la falacia de criticar esta actitud. Pero fiel a mi manía de comparar: Pido para las victimas de la cotidianidad la misma entrega por parte de nuestros dirigentes. Rajoy, Rubalcaba, Lara y seguramente todos los que, con un mínimo de representatividad, les han permitido los medios hacer uso de la palabra han estado de acuerdo y se han expresado en términos similares que estos tres. Por encima de doctrinas, ideologías e intereses partidistas.
¡Ay! cómo echo de menos esa misma unidad cuando el dolor que se trata de paliar es el de un desahucio, el de un padre que no puede garantizarle un futuro a sus hijos, el de una familia que no tiene medios y que ante ellos se abre el abismo de la incertidumbre... Sin duda todos nuestros políticos estarían también de acuerdo en hacer lo posible para mitigar este dolor si les importase lo mas mínimo la gente anónima que sufre. Pero estas tragedias paralelas se producen de una en una, y los dramas de uno en uno parece que no tienen importancia. Puerca vida esta que te obliga a ver a tus politicos partirse el culo en ir corriendo a sofocar el dolor mediático de doscientas familias mientras siguen impasibles ante el dolor de doscientas mil familias que cada año pasan a superar el umbral de la pobreza, ni siquiera se ponen de acuerdo para hacer el menor intento de pulir sus diferencias y salvarles la vida a los 6 millones de zombies que recoge la EPA... A esos no, a esos no les conviene... pues aunque sean 6 millones de dramas, se sufren de uno en uno y parecen no merecer consideración alguna. Puestos a pensar, una tragedia de ochenta muertos y 150 heridos es pequeña si la comparamos con el dia a dia de esta España nuestra