Guitarra y niños.
Porque a un gato lo puedes echar a la calle por cargarse una guitarra, pero a tus propios hijos...
Tendría la mayor unos 10 años, año más o menos, y el menor siempre ha sido 3 años menor que ella
Yo habia aprendido con una española alhambra económica, regalada por mi madre a mis 14 años, ya estaba viejilla, ya tenía una acústica de 12, otra de 6, y una eléctrica, todas ellas japos de finales de los 70 o de los '80, la de 12 cuerdas dura como un demonio, pero las otras dos muy buenas, ya digo, japos de época.
Entre mis habituales aficiones catacaldillos andaba inmerso en tocar tangos y aprender un poco más de flamenco, y me podía permitir una española de gama media, compré una de abeto-ciprés, amarillita, muy aparente, con pinta muy clásica, sonaba y se tocaba francamente mejor que mi vieja y querida Alhambra.
Como en un piso y con dos críos no suele sobrar mucho sitio, la guitarra estaba colgada de la pared, al final del largo pasillo, la alcayata podría haber aguantado más de 10 kg., y la guitarra llevaba un cacho cuerda de tender atada fuerte bajo la pala, y con un nudo en plan lazo grueso en la otra punta, para colgar altito de la alcayata.
Para que se cayese habría que tirarla a propósito.
Llego de trabajar y mis hijos están cohibidos, mira lo que ha pasado... se esperaban lo peor. La guitarra yacía sobre una cama, con el mástil entero separado del cuerpo, el diapasón quedó entero, pero el tacón rajado y astillado de muy mala manera, nada de rasgadura limpia. Intento de pegarla, visualmente no quedó mal, pero no aguantaba la tensión de las cuerdas. Pasó mucho tiempo en una bolsa en la terraza hasta que finalmente la tiré.
No sé cómo conseguí no tomar ni siquiera una medida de castigo hacia los chavales, me enfadé, pero no alcé la voz (eso acojona más), pregunté cómo había sido, no pasaron del "estábamos jugando, no sabemos...". Preferí no indagar más, podía comprar otra igual, aunque no lo hice de puro cabreo. Tardé como 15 años en volver a comprar una española de cierto nivel... y nunca volví a dejar un guitarra colgada en aquel sitio, asumí que en parte era culpa mía por haberme fiado de que la iban a respetar. Jugando los críos se descontrolan, y hacen cosas sin querer. Ya con las caras de susto que tenían esperando mi reacción di por zanjado el asunto.
Muchos años después, siendo ya mayores, yo no había olvidado del episodio y pedí que me contaran exactamente qué había pasado, ya que sabían que no les iba a caer la del pulpo. Y sí, había sido jugando y sin querer. Mi hija siempre fue muy tranquilita, pero mi hijo se subía a la mesa él solo antes de aprender a andar, y escalaba estanterías con año y medio (luego no se sabía bajar y pedía socorro...). Acabó siendo un excelente decatleta en categoría junior... En fin, estaba clara mi parte de responsabilidad por no dejar la guitarra más resguardada de los locos bajitos.
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Impresionante lo del camarada Fernando pillando una eléctrica al vuelo con una sola mano.
Yo, como he jugado mucho al fútbol, soy de parar las cosas más inverosímiles con la parte superior del pie, como cuando se para un balón que viene volando de muy alto. Un vaso, una botella, un plato... de la alacena alta a veces se cae un bote de cristal y hay que cogerlo el vuelo... en unc acasa pueden ocurrir muchos accidentes y hay que mantenerse alerta y con los reflejos bien afilados...
porque alguna guitarra que se resbalaba también he parado con el pie antes de que le ocurriese lo peor.
Un colega mío estaba en casa tocando una acústica que me había comprado hacía poco y le encantaba, cuando se sentó mal en la banqueta y se cayó de costado, guitarra entre las manos. La guitarra era una acústica Custom Shop, delicada y cara, y el pobre, con tal de que la bicha no tocara el suelo, se dejó ir y se pegó la costalada para hacer él mismo de colchón bajo la guitarra y salvarla de cualquier golpe. Lo consiguió, pero su espalda y su trasero quedaron regular, del golpe. Nunca más he dejado que nadie se siente en esa p*** banqueta.