A título personal no he echado nunca a nadie pero sí que me se de un par con los que no volveré a contar. SE VIENE TOCHACO
Vientos los dos, musicazos de jazz, con sus estudios profesionales de superior y de cierto renombre pero con más cara que espalda.
Se cierra un caché(algo más que decente en los tiempos que corren, tampoco algo exagerao), todo por anticipado y se les exige una serie de compromisos mínimos de ensayo porque se trata de un evento que vamos a filmar por lo que queremos llevarlo bien preparado ya que hay una serie de gastos con los que tenemos que correr. Escribimos unos arreglos con un más de mes y pico de antelación y les hacemos llegar las partituras para que las estudien, les pasamos los temas con tiempo, les damos la posibilidad de que modifiquen a su gusto y se sientan cómodos de hacer las variaciones que consideren oportunas, en esencia, les damos facilidades.
Uno de ellos al poco ya empieza a mostrar dificultades para cerrar las fechas de ensayo pq se le solapan con otros proyectos, algo normal y previsible. Nos amoldamos, cancelamos planes personales y reorganizamos para que, otra vez más, todo sean facilidades para ellos.
Llega el primer ensayo y una hora antes el mismo tipo de antes con sus huevazos nos exige por wassap que le imprimamos las partituras, para colmo llega un rato tarde a la hora pactada. Mientras está preparando su instrumento preguntamos qué canciones se ha mirado, nos dice que nada con una risa de puro idiota. El otro tipo le sigue la corriente, tampoco se ha mirado nada. No han revisado los papeles que nos llevaron días preparar y que, todo sea dicho, tienen errores que deben ser corregidos. El ensayo se hace tedioso, ni si quiera han escuchado las canciones a 4 días del concierto. Medio tocamos unos 6-7 temas, faltan más del doble para un último ensayo. Con la tontería de 4 ensayos que planteábamos nos tenemos que conformar con 2 y eso que advertimos con mucho tiempo. Hay gente que no tiene palabra.
Nos volvemos a ver en el segundo ensayo, no se han mirado los temas que faltan. El segundo tipo nos avisa esa misma tarde de que el ensayo tendrá que ser más corto pq le ha salido para esa misma noche abrir una Jam en una ciudad cercana. Tócate los cojones, acepta una Jam Sessión el mismo día de un ensayo general. Claro que sí, cojonazos XXXXL. A mitad de ensayo, por si ya íbamos mal de tiempo nos ruegan que por favor un descanso para fumarse un porro, complicidad absoluta entre fumaporros. Vemos los temas imprescindibles a toda prisa para que el de los huevazos se vaya a hacer su puta jam session. Un ensayo pesado, estresante y que nos hace forzar la voz durante más tiempo del necesario. Normal, si no se saben los temas hay que darles más vueltas de las realmente necesarias. Acordamos unas pautas más o menos flexibles de etiqueta, para que la estética de la banda en los vídeos tenga cierta coherencia. Dejamos clara una hora de prueba y el guión del evento.
Llega el día del concierto. El señor huevazos cumple más o menos a la hora comprometida y se presenta con la vestimenta que habíamos acordado, al menos cumple en el día del concierto. El otro tipo llega tarde a la prueba de sonido y viene con lo primero que ha pillao por casa, primero dice que no tiene, luego alega que "eso ya no se lleva" y se ríe con su risa estúpida. El mismo tipo empieza a preguntar que qué se va a cenar que estaría de puta madre una cenita por aquí o por allí, que no quiere pizza, cuando sabe de sobra que no hay presupuesto para todo cristo en un restaurante de bien y que ya lo habíamos anticipado.
Es el momento de la verdad. Los eventos especiales, en los que inviertes pasta suponen más estrés de lo normal, sobre todo si te van a grabar. Las canciones que tienen momentos de solos de vientos funcionan bastante bien. Tiran notas por aquí y por allí, le echan desparpajo. En algunos teman lo hacen genial, en otros medio lo salvan. Para el público que no conoce la canción pasa desapercibido. Para los músicos que estamos en el escenario no. Llegan los temas que tienen arreglos y empiezan a aparecer errores por aquí y por allí. Llega el momento de grabar en vídeo los temas que hemos escogido (no nos da para pagar todo el concierto). Nuestros entrañables amigos, capaces de estirar solos infinitos la cagan en cuatro arreglos con figuras rítmicas sencillas. No han estudiado en casa y no se saben los temas. La mitad de los vídeos que grabamos directamente no están para editar ni subir, dinero tirado a la basura. El bolo se salva de cara al público. La mayoría de la gente está contenta. Días después nos felicitan algunos músicos que andaban entre el público resaltan que lo mejor de todo el formato trío sin vientos.
Dos días después les hago el ingreso íntegro de lo acordado. El de la risa pensaba que iba a ser más de lo pactado, le invitamos a que revise los mensajes. El de los huevazos es ultrapuntual para ir a cobrar en mano, para esto sí. Todavía a día de hoy sigo luchando por cobrar la factura del evento por problemas de burocracia.
De toda esta aventura saco en claro un par de cosas: desconfiaré por lo general de todo músico de Jazz que sea joven, a esta gente no los llamo a menos que me vea en la extrema necesidad, si rompes un acuerdo no esperes cobrar lo que acordamos, y por último y no menos importante: lo pequeño es bonito, más vale pocos músicos con dedicación. Hay gente que merece la pena, sin estudios ni títulos que tienen más profesionalidad que muchos "profesionales".
Ale! Ya lo he contao. Que desahogo!
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