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Eso fue así en la crisis de 1929, pero esa migración del campo sirvió para estimular la obra pública por todos los EE.UU. y la industrialización, sobre todo precisamente del campo, incrementando su explotación y producción por una parte y la distribución de sus productos por otra. Resultado: no hubo hambruna.
Eso es lo que se denomina keynesianismo; por Keynes, el ministro de Roosevelt, que vislumbró que la solución a la crisis garantizaba el cambio de modelo hacia la American way of life (lo que en Europa se denominó tras la II Guerra Mundial el Estado del bienestar, vamos).
A esto se unió que con la entrada en la guerra de los EE.UU. unos años después se necesitó incrementar el esfuerzo industrial, aumentar la productividad e integrar laboralmente a la mujer. Como no cayó ni una bomba en los EE.UU., conservaron íntegro su tejido industrial, que dedicaron a la exportación mundial, sobre a la destruida Europa, y a bienes de consumo en su propio territorio (que los currantes podían comprar porque tenían trabajo y salario). Resultado: el paro en los EE.UU. es casi algo anecdótico, incluso a día de hoy, y los currantes yanquis consumen producción mayormente propia.
Aquí nuestros brillantes políticos hicieron una reconversión industrial que en realidad fue un desmantelamiento, poniendo el culo a las potencias de la UE (entonces CEE) para no competir con ellas en astilleros (Holanda, Alemania), aceites (Italia), producción automovilística (Francia, Alemania, Holanda, Italia), alimentación (Francia, Italia), etc. a base de subvenciones de fondos europeos para transformar los sectores primario y secundario (para algo bueno que había hecho el Franquismo... INI, etc.) en terciario, en servicios, haciéndonos un país en el que el campo no produce, porque está para el turismo rural y la jubilación de turistas ricos centroeuropeos, y los trabajadores están para abrir chapas de refrescos a los guiris, de quienes dependemos económicamente porque ya no producimos casi nada potente (y nuestras propias producciones se nos hacen cada vez más caras en nuestro propio mercado interno, pero más baratas en los externos que las importan). Resultado: nos sale cara la alimentación, pero podemos comprar coches alemanes y teléfonos chinos, pero no los fabricamos aquí.
¿La crisis finaciera está resuelta? Sí, pero no gracias a las propia economía financiera, sino a lo que chuparon de la economía real, basada el el salario del trabajo para el consumo de bienes; en palabras llanas: los especuladores que arruinaron sus insostenibles negocios falaces financieros (burbujas) fueron rescatados por los estados. Ahí tienes el vaciado de la hucha de las pensiones, que es más o menos lo que se regaló a los bancos imbéciles de aquí que, como las cajas de ahorro se dedicaron a negocios especulativos en lugar de cumplir la función para la que fueron concebidas, que era la reinversión en su correspondiente territorio, gracias a los políticos siervos de las finanzas internacionales que elaboraron una nueva Ley de Cajas de Ahorro que se lo permitía.
Así que me río de que la crisis financiera, la macroeconomía, haya salido de la crisis: lo que ha hecho es empobracer a la sociedad.
¿Y la microeconomía ha salido de la crisis? Respondo con otras preguntas, que para eso soy gallego: ¿se han recuperado los índices laborales, salariales, de consumo, de ahorro e inversión previos a la crisis? ¿son mejores la educación, la sanidad y otros servicios sociales?
Nada de que es una cuestión de interpretación. Eso es el dogma del posmodernismo: que todo vale, que todo depende, que todo es relativo y tal... Destruir la capacidad para el análisis crítico. Claro que se trata de ser un idiota y de vivir en el magnífico reino de Babia... hasta que te dan el hostiazo (pero entonces, el resto de los idiotas hará como si nada hasta que les vaya tocando a cada uno de ellos).
Ya avisaba de los peligros de nuestro conformismo cutre de lux aquella magnífica portada de Supertramp, ¿Crisis? ¿What crisis?
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