Muchas gracias
canislupus,
Manuel y
Raúl Cabezalí (la leche, el mismísimo
Banjomeister!!!) por vuestras palabras y ánimos.
Que no por repetirlo cada vez pierda valor: Vuestras intervenciones son inyecciones de moral y motivación (y dopamina).
Hoy he estudiado, y lo he hecho temprano así que, hoy escribo!
Un mesecillo que casi exclusivamente me he dedicado a meter en la cabeza el Preludio 998. A priori debería ser un tiempo razonable para habérselo aprendido ya, pero la realidad se traduce en que habré dedicado 8 o 10 sesiones discontinuas de una hora, no más. Y es complejillo, no tiene partes que se repitan, las digitaciones son enrevesadas... Una pieza difícil, vamos.
En mi cabeza me anima pensar que estoy adelantando trabajo del curso que viene y así no llevo presión pero mis plannings superoptimistas no se están cumpliendo... como era de esperar.
Una cosa de la que he hablado poco e indirectamente es que estoy cursando otros estudios. El caso es que hace un par de años decidí dejar el trabajo que tenía porque me estaba haciendo daño mental y el sueldo no lo compensaba. Intenté vivir exclusivamente de dar clasecillas de guitarra y ukelele (y en mi afán por sobrevivir hasta tenía un par de alumnos de banjo!), actividad que llevaba unos años simultaneando con lo otro (*)
(*) y de alta en Autónomos, no os vayáis a pensar.
Para no fiarlo todo a esa carta, a la vez empecé a estudiar programación por mi cuenta. Cuando llegó junio de 2022 decidí que me gustaba lo suficiente y me matriculé en un grado de
Formación profesional para hacer las cosas de forma oficial y seria.
Empecé en septiembre, a la vez que el regreso al conservatorio y fui llevando ambas cosas de manera regulera. En Navidades tuve unos bajones anímicos muy grandes, entre enero y febrero de 2023 perdí ritmo con los estudios informáticos y en marzo con la guitarra.
Y en mayo tuve la suerte de encontrar un trabajo agradable y digno, entre otras cosas gracias a que en el currículum constaba que estaba estudiando programación. La ensalada de obligaciones estaba servida entre: trabajo, dar clases, estudiar programación y estudiar guitarra.
El final de curso fue tremendo y terrible de desgaste y estrés aprendiendo las tareas del nuevo trabajo, preparando actuaciones de fin de curso de alumnos, la guitarra ya comenté que la dejé caer y los exámenes de informática que se venían encima...
Aún así salvé como pude unas cuantas asignaturas (módulos) de FP y tomé la decisión de dejar de dar clase definitivamente. No fue una decisión agradable ya que es algo que me gusta mucho (dar clases de música) pero estaba dividiéndome demasiado. También decidí no matricularme del curso completo de informática sino sólo de media docena de materias y liberar tiempo para la guitarra: el curso 23-24 tenía que ser el definitivo.
Y qué pasó entonces? Pues que me equivoqué (un despiste de lo más inocente) con los plazos y los procedimientos de matrícula y perdí la plaza que tenía concedida en varias asignaturas... me enfurecí mucho conmigo mismo hasta que decidí verlo como un aviso del destino.
Así pues, con menos materia de programación, con un trabajo de horarios estables, sin tener que ir de acá para allá con las clases y preparando el repertorio desde julio... el curso 2023-24 TIENE QUE SER el definitivo.
Tremenda chapa de contenidos extramusicales os acabo de soltar... para que no quede todo esto fuera de lugar os voy a mostrar como me peleo con un trocito del Preludio que aprendí hoy mismo (el del vídeo soy yo).