Entonces, ¿es peor el sonido que obtengo ahora en un móvil, con unos auriculares decentillos, que aquel walkman de marca desconocida, en el que escuchaba algunos casettes que eran copias, de copias, de copias, de discos que alguien había grabado con equipos de calidad cuestionable? Porque con 15 años, en los 80, escuchaba música así, y porque era de los que iba con la música a todas partes, los demás ni eso; y cuando años después llegaban los equipos con vinilo, doble pletina, etc..., también eran de una calidad cuestionable. Hasta algunos vinilos que se editaban en este país dejaban muchísimo que desear, ya querría entonces escucharlo con la calidad que se escucha ahora en un equipo digital, no específico para escuchar música, pero ahora todo el mundo es audiófilo.
Lo curioso es que hace unos meses pasé por FNAC (Valencia), y un amigo que trabaja allí desde hace años, en la sección de música, me comentaba como habían tenido que ir ampliando, progresivamente, la sección de vinilos, porque resulta que cada día se venden más. Es cierto que antes había un cajón, a modo testimonial, y ahora hay un buen surtido, no solo reediciones o grupos para nostálgicos, también nuevas ediciones de grupos actuales, reconozco que me pilla descolocado, pero basta con pasar por Amazon -por citar un comercio generalista y bien conocido- y pegar un vistazo a la sección de vinilos.
No creo que el problema, si es que lo hay, sea la calidad de la música (siempre ha habido gente que consume música de cualquier manera, y otra que lo hace de una manera selectiva), creo que el problema es que tenemos exceso de estímulos y eso está mermando nuestra capacidad de atención, de análisis y de juicio crítico: Tenemos toda la música que queremos, a un solo click de distancia, inmediata, lo mismo con películas, juegos, porno, etc, etc, etc ... estamos sobrestimulados, lo que hace que muchas veces seamos incapaces de escuchar un puñetero disco entero, canción a canción, del modo que hacíamos hace 30 años.
El problema es ¿cómo concentrarse en escuchar música en un dispositivo que te hace desviar la atención cada pocos minutos, con notificaciones, sonidos idiotas, y disparadores de dopamina? No necesitamos calidad de sonido, necesitamos calidad de vida, ser más analógicos y, sobre todo, contemplativos.
Disculpad la divagación si os parece densa, es que ya estoy en esa edad.