El pesao del caralibro me recuerda que hace un par de años escrií este comentario sobre el álbum de Dylan "Blood on the tracks".
Para quien no conozca mucho la historia del interfecto puede resultar informativo, aunque largo.
En general, el tema que se añade, una versión mayormente acústica y primigenia de "Idiot wind" es una joyita:
" .... Durante al apogeo sesentero de las bandas británicas, los yanquis no se estaban quietecitos. Las tradiciones blueseras y folklóricas, importadas de África, Irlanda, o de donde tocase, iban adaptándose a la época y el lugar, y toda una serie de músicos desarrollaron el rock'n'roll, el R&B, el soul, y un folk moderno, en el que la protesta social tenía un lugar muy importante. Si habéis visto la peli Bound for glory, con David Carradine, tendréis alguna idea de la historia de Woody Guthrie, un obrero guitarrista y cantante que fue uno de los personajes más inspiradores de Mr. Robert Zimmerman, alias BOB DYLAN. Aunque no el único. Nacido en un pueblo minero de Minnesotta, este udío americano iconoclasta se fué a NY en cuanto pudo, malviviendo y tocando en los garitos del Greenwich Village. Al principio era un versionador de viejos blues y temas folklóricos, luego fue copiando ideas de otrs y adaptando un poco las letras. Interesado en la literatura en general, y en la poesía surrealista en particular, tomó un poco de aquí y otro poco de allá para hacerse un hueco en el mundo y ganase la vida. Como todos sabemos, llegó a bastante más que eso.
Tras un primer disco casi enteramente dedicado a las versiones, saca un segundo, "Freewhelin'", que es ya una obra maestra del folk moderno. Temazos como Blowin' in the wind o Masters of war cambiarían para siempre no sólo la manera de entender los textos de las canciones, sino el mundo en general, contribuyendo enormememente a difundir las ideas pacifistas y la búsqueda de un mundo menos desigual.
Todo quisque fue infuido por esas letras, Beatles y Rolling inclusive. Uno se tenía que pensar seguir con el I love you yeah cuando este menda hablaba de bombas, guerras injustas, y gente a la que se podía matar impunemente porque eran pobres.
Su ascenso como figura cultural y su influencia en las corrientes sociales de los 60 fueron tan meteóricos que él mismo se llegó a agobiar, iniciando una deriva temática, primero, con Another side of BD, y musical después, al introducir la electricidad en su música (a partir de Bringing it all back home), algo que inicialmente muchos fans le echaron en cara, pero a lo que finalmente tuvieron que adaptarse, porque el maestro supo aprovechar la fuerza de esa electricidad para cargar aún más sus trabajos. La poesía del absurdo y las drogas confluyeron en la terna de discos pre-accidente de moto, a saber, el ya citado "Bringing...", el maravilloso "Highway 61 revisited"(1965), con la archiconocida Like a rolling stone (como un canto rodado, nada que ver con los londinenses, por aquel entonces limitadamente influyentes en USA y todavía pergeñando álbumes menores y algún single potente, como Satisfaction), y el monumental Blonde on blonde (1966), un doble álbum tan desmesurado como el doble blanco de los Beatles... pero dos años anterior, e incluyendo la gigantesca y preciosísima "Sad-eyed lady of the lowlands", que ocupaba enteramente la 4ª cara del disco. Repleto de excelentes, bellísimas y en algún caso multiversionadas canciones (I want you, Just like a woman), esta pieza demostrativa de la fortaleza creativa del artista fue durante mucho tiempo mi álbum favorito de Dylan.
Sin embargo, no voy a poner éste, porque con el tiempo y la madurez, el que era mi segundo álbum dylaniano favorito ha ido creciendo en mi interior, y se ha ido apoderando de mi de manera irremisible.
Tras la época lisérgica, Dylan sufre un accidente de moto que le lleva más de un año de recuperación. Durante esa, colabora con The Band en lo que años después se publicaría como "Basement tapes" (cintas del sótano), y prepara su reaparición con... ¿un disco de country? Pues sí, John Wesley Harding y más aún Nashville Skyline derrotan por ese lado, con la habitual sabiduría literaria en los textos, que eso nunca lo ha perdido el maestro duluthense.
Con la prensa y los fans acosándole constatemente (y también a su familia, como relata en su autobiografía... y lo de que acosaran a su familia ya no era capaz de asumirlo), busca una manera de tomar distancia, y también de distanciarse de las presiones de la industria. Selfportrait es un mentiroso autorretrato musical que acoge un batiburrillo de canciones, versiones y desechos en un disco doble de muy desigual factura. Peor aún es su siguiente obra, un "Bob Dylan" de versiones en algún caso un tanto dudosas, y para acabar de descolocar a la peña, banda sonora, "Pat Garrett & Billy the Kid", esta vez sí una obra maestra de la que ha persistido sobre todo la fabulosa "Knockin' on Heaven's door".
Aparentemente, Mr. Dylan ya ha tenido bastante con las bromas, y finaklmente produce una nueva obra magistral, con ayuda de The Band, a saber, el oscuro pero tremendo "Planet waves".
Y como una cosa lleva a la otra, llegamos al objeto de este tercer día, el fundamental, redondo, perfecto y muy influyente BLOOD ON THE TRACKS.
Un álbum sin fisuras, sin chanzas simplonas, una obra total, en la que cada canción, cada palabra, y cada nota importan. Una obra muy pensada, de la que hizo una primera versión en NY (que circula por las redes como "Blood on the tapes", y que luego regrabó en su casi totalidad... porque le dió la gana. si la versión primigenia y descarnada, conocida como pirata, es ya potentísima, el resultado final es, posiblemente, el mejor disco de la historia del folk-rock, y uno de los mejores discos jamás grabados. Letras que cuentan historias extrañas, duras, terroríficas si cabe, y otras veces relatan historias de amor y desamor, pero con ese giro de rebuscamiento interior que siempre introduce el maestro, con esa poesía que sabe ser a la vez inteligente y emocional, y que casi nadie ha conseguido emular, mucho menos superar.
La canción que más he tocado, y una de las más versionadas en general, de éste álbum, es la bellísima "If you see her, say hello", pero mi intuición siempre me ha dicho que el corazón de álbum está en la inconmensurable y no del todo descifrable IDIOT WIND, potente, dura, amenazadora por momentos, impresionante en cada verso.
Ayer me puse a tocarla, después de bastantes años sin hacerlo... y las manos se me fueron intuitivamente a por la Strato del '73 que me llegó recientemente a través del compañero Jesús. Pensé que sonaría bien en esa guitarra. Seguí con Tangled up in blue, otro "rescate" tras años sin tocarla, y ya después agarré una Martin para tocar "You're a big girl now".
Más tarde me di cuenta de la conexión temporal entre esa Strato del 73 y este disco grabado en 1974. Sí, por eso suena como tiene que sonar, aunque la canción esté grabada de otra manera... que por cierto, está eliminada de Youtube, pero ahí tenemos esas demos neoyorquinas, diferentes, menos vestidas, pero con la misma fuerza en los textos y la interpretación. Falta, comparándola con la versión original, un órgano más decidido como base, pero es enormemente disfrutable, igualmente. Tmabién hay alguna diferencia en la letra (echo de menos el magnífico verso "fron the Grand Coulee Dam to the Capitol", que en esta versión preliminar cambia al Capitolio por el Carnaval de NO).
En fin, ahí va, con la recomendación, para quien no lo tenga, de que se consiga el álbum original. No tiene desperdicio."
https://www.youtube.com/watch?v=fMzcwlmhfws