LOS CHICOS MALOS DEL RHYTHM & BLUES
El r’n’b más contundente y rockero encontró su paraíso en Barcelona, donde surguieron formaciones como Lone Star, Los Salvajes y los Cheyenes.
En Madrid se pasó directamente del rock internacional de Los Bravos al rock progresivo ( que veremos más adelante), aunque algunos grupos sirvieron como puente para semejante cambio de tendencias.
Lo Más, por ejemplo, fueron unos de los primeros grupos ‘mod’ al estilo The Who. Como los británicos, ellos también rompían sus instrumentos y vestían con estilo y provocación.
Además, fue el primer grupo en que tocó Chema Pellico, posterior bajista de los progresivos Cerebrum. Los homólogos de Los Más en Cataluña fueron Los No.
También de Barcelona eran Lone Star, una banda que se paseó con maestría por el rock and roll, el r’n’b y el jazz.
Su líder fue Pedro Gené, un joven con formación clásica de piano, que durante su estancia de un año en el Reino Unido descubrió su pasión por el rock anglosajón.Gené formó el conjunto a su regreso en 1960, iniciando entonces una permanente actividad en directo junto a sus tres compañeros. Un año después Emi-Odeon les editó sus primeros EPs, aunque fue en 1964 cuando su nombre saltó a las portadas de las revistas musicales.
El tema que les hizo grandes fue una versión de “The house of the rising sun”, de The Animals. Su identificación con los autores “De la casa del sol naciente” fue tal que pronto grabaron otras versiones de los británicos.
Su compañía organizó un acto de hermanamiento con la banda de Eric Burdon, coronado varios meses después con una actuación conjunta en el Palacio de los Deportes de Barcelona. También hacían adaptaciones de The Rolling Stones, configurando así un perfil netamente rockero. Su siguiente “hit” fue una de las más emotivas canciones del rock en castellano: “Mi calle”, editada en 1968.
La letra refleja la realidad social de un barrio marginal, un tipo de asunto que nadie trataba en esa época y precedente claro del rock de denuncia que luego llegaría con la democracia. El éxito permitió al cuarteto emamciparse del repertorio de versiones y encarar sus propia producción.
Su disco de aquel año, “ Lone star en jazz”, fue una declaración de libertad creativa que pocos podían permitirse. El grupo adoptó un formato de ‘ensemble’ de jazz y giró por todo el país bajo el “paraguas” oficial que suponían los festivales de España. Pese a estos devaneos, nunca dejaron de tocar fuerte, como lo demestran en “My sweet marlene”, de 1972.
Su calidad como músicos les permitía adaptarse a cualquier tipo de auditorio, desde el portaviones norteamericano en el que actuaron ese mismo año ( igual que Kiss¡¡) al sacrosanto Palu de la Música, donde tocaron dos años después. Su carrera ha sido tan longeva que está plagada de momentos espectaculares, como su concierto de 1982 ante las 125.000 personas presentes en la fiestas del PSUC en Barcelona, o el homenaje que Gené y compañía recibieron en 1996 es su ciudad natal.
Su condición de pioneros siempre ha sido reconocida con generosidad. En 1975 fueron los primeros en cantar rock en catalan, durante una etapa más dura en la que participó Tapi, el legendario batería de Tapiman.
¿Y que decir de Los Salvajes?. Pues con el nombre ya está todo dicho. La plataforma de lanzamiento de este grupo liderado por el cantante Gaby Alegret fue el programa de televisión “salto a la fama”.
Eran de la escuela de Los Sírex, pero enseguida trascendieron de la mera categoría de “conjunto musical”.
Como al sur de Europa el rock todavía estaba en pañales, el grupo hizo las maletas y se marchó a Alemania en 1964. A fin de cuentas, también The Beatles habían hecho lo mismo durante su etapa de clubes en Hamburgo. En la República Federal los catalanes aprendieron mucho y bien. Fueron ocho meses y a fé que les cundieron.
Volvieron bién espabilados y dispuestos a propagar la religión del r’n’b blanco. Habían recibido una oferta para fichar con EMI, pero por una vez Alain Milhuad se equivocó y descartó su contratación. Molestos, los músicos extremaron su energía y siguieron trabajando duro. Un año después de que el segundo “cazatalentos” les viera ganar un concurso en el que telonearon a The Moody Blues.
Sus primeros discos incluyeron versiones en castellano de sus ídolos británicos, The Rolling Stones, Spencer david Group y The Troggs, aunque la compañía le obligó a compersarlas con otras de los medólicos asutralianos Bee Gees. Una vez liberados de estas primeras “letras” del contrato, el quinteto se sacó de la manga sus tres mejores temas: “asi soy”, “ es la edad” y “mi bigote”. En la España de entonces nadie se atrevía a hablar así de los adultos.
Los Salvajes fueron los primeros en expresarse como los aunténticos hard-rockers. En estos himnos juveniles renegaban de la autoridad y se mostraban orgullosos de sus patillas y vestimentas chulescas. Los futuros Burning tomarían buena cuenta de ello. Las actuaciones, por supuesto, eran fiel reflejo de su actitud ante la vida. En ellas desfogaban toda su energía, amparados en un repertorio que sonaba más duro que en sus discos.
Con la llegada de la música psicolédica, Los Salvajes fueron de los primeros en modificar su imagen en directo. Su guitarrista incorporó una cítara que tocaba sentado y el resto de la banda parecía la versión nacional de The Who. Su cercanía a las guitarras potentes no era una pose, como demostró sus historia posterior. El grupo se disolvió al llegar la nueva década, pero reapareció a finales de los 80 a cuenta de un especial de televisión.
Una caso parecido es el de Los Cheyenes, un conjunto formado en Barcelona por jóvenes de entre 14 y 18 años. La incosciencia propia de esa edad les hizo protagonizar una de las mayores polémicas de la época. Fueron los primeros en llevar el pelo largo, lo que provocó situaciones surrealistas en una España pocp aconstumbrada a la libertad estética. Su música impactaba a la audencia con guitarrazos propios The Rolling Stones y The Kinks, aunque compensaba su impacto con melodías vocales propias de r’n’b.
El r’n’b más contundente y rockero encontró su paraíso en Barcelona, donde surguieron formaciones como Lone Star, Los Salvajes y los Cheyenes.
En Madrid se pasó directamente del rock internacional de Los Bravos al rock progresivo ( que veremos más adelante), aunque algunos grupos sirvieron como puente para semejante cambio de tendencias.
Lo Más, por ejemplo, fueron unos de los primeros grupos ‘mod’ al estilo The Who. Como los británicos, ellos también rompían sus instrumentos y vestían con estilo y provocación.
Además, fue el primer grupo en que tocó Chema Pellico, posterior bajista de los progresivos Cerebrum. Los homólogos de Los Más en Cataluña fueron Los No.
También de Barcelona eran Lone Star, una banda que se paseó con maestría por el rock and roll, el r’n’b y el jazz.
Su líder fue Pedro Gené, un joven con formación clásica de piano, que durante su estancia de un año en el Reino Unido descubrió su pasión por el rock anglosajón.Gené formó el conjunto a su regreso en 1960, iniciando entonces una permanente actividad en directo junto a sus tres compañeros. Un año después Emi-Odeon les editó sus primeros EPs, aunque fue en 1964 cuando su nombre saltó a las portadas de las revistas musicales.
El tema que les hizo grandes fue una versión de “The house of the rising sun”, de The Animals. Su identificación con los autores “De la casa del sol naciente” fue tal que pronto grabaron otras versiones de los británicos.
Su compañía organizó un acto de hermanamiento con la banda de Eric Burdon, coronado varios meses después con una actuación conjunta en el Palacio de los Deportes de Barcelona. También hacían adaptaciones de The Rolling Stones, configurando así un perfil netamente rockero. Su siguiente “hit” fue una de las más emotivas canciones del rock en castellano: “Mi calle”, editada en 1968.
La letra refleja la realidad social de un barrio marginal, un tipo de asunto que nadie trataba en esa época y precedente claro del rock de denuncia que luego llegaría con la democracia. El éxito permitió al cuarteto emamciparse del repertorio de versiones y encarar sus propia producción.
Su disco de aquel año, “ Lone star en jazz”, fue una declaración de libertad creativa que pocos podían permitirse. El grupo adoptó un formato de ‘ensemble’ de jazz y giró por todo el país bajo el “paraguas” oficial que suponían los festivales de España. Pese a estos devaneos, nunca dejaron de tocar fuerte, como lo demestran en “My sweet marlene”, de 1972.
Su calidad como músicos les permitía adaptarse a cualquier tipo de auditorio, desde el portaviones norteamericano en el que actuaron ese mismo año ( igual que Kiss¡¡) al sacrosanto Palu de la Música, donde tocaron dos años después. Su carrera ha sido tan longeva que está plagada de momentos espectaculares, como su concierto de 1982 ante las 125.000 personas presentes en la fiestas del PSUC en Barcelona, o el homenaje que Gené y compañía recibieron en 1996 es su ciudad natal.
Su condición de pioneros siempre ha sido reconocida con generosidad. En 1975 fueron los primeros en cantar rock en catalan, durante una etapa más dura en la que participó Tapi, el legendario batería de Tapiman.
¿Y que decir de Los Salvajes?. Pues con el nombre ya está todo dicho. La plataforma de lanzamiento de este grupo liderado por el cantante Gaby Alegret fue el programa de televisión “salto a la fama”.
Eran de la escuela de Los Sírex, pero enseguida trascendieron de la mera categoría de “conjunto musical”.
Como al sur de Europa el rock todavía estaba en pañales, el grupo hizo las maletas y se marchó a Alemania en 1964. A fin de cuentas, también The Beatles habían hecho lo mismo durante su etapa de clubes en Hamburgo. En la República Federal los catalanes aprendieron mucho y bien. Fueron ocho meses y a fé que les cundieron.
Volvieron bién espabilados y dispuestos a propagar la religión del r’n’b blanco. Habían recibido una oferta para fichar con EMI, pero por una vez Alain Milhuad se equivocó y descartó su contratación. Molestos, los músicos extremaron su energía y siguieron trabajando duro. Un año después de que el segundo “cazatalentos” les viera ganar un concurso en el que telonearon a The Moody Blues.
Sus primeros discos incluyeron versiones en castellano de sus ídolos británicos, The Rolling Stones, Spencer david Group y The Troggs, aunque la compañía le obligó a compersarlas con otras de los medólicos asutralianos Bee Gees. Una vez liberados de estas primeras “letras” del contrato, el quinteto se sacó de la manga sus tres mejores temas: “asi soy”, “ es la edad” y “mi bigote”. En la España de entonces nadie se atrevía a hablar así de los adultos.
Los Salvajes fueron los primeros en expresarse como los aunténticos hard-rockers. En estos himnos juveniles renegaban de la autoridad y se mostraban orgullosos de sus patillas y vestimentas chulescas. Los futuros Burning tomarían buena cuenta de ello. Las actuaciones, por supuesto, eran fiel reflejo de su actitud ante la vida. En ellas desfogaban toda su energía, amparados en un repertorio que sonaba más duro que en sus discos.
Con la llegada de la música psicolédica, Los Salvajes fueron de los primeros en modificar su imagen en directo. Su guitarrista incorporó una cítara que tocaba sentado y el resto de la banda parecía la versión nacional de The Who. Su cercanía a las guitarras potentes no era una pose, como demostró sus historia posterior. El grupo se disolvió al llegar la nueva década, pero reapareció a finales de los 80 a cuenta de un especial de televisión.
Una caso parecido es el de Los Cheyenes, un conjunto formado en Barcelona por jóvenes de entre 14 y 18 años. La incosciencia propia de esa edad les hizo protagonizar una de las mayores polémicas de la época. Fueron los primeros en llevar el pelo largo, lo que provocó situaciones surrealistas en una España pocp aconstumbrada a la libertad estética. Su música impactaba a la audencia con guitarrazos propios The Rolling Stones y The Kinks, aunque compensaba su impacto con melodías vocales propias de r’n’b.
