• El músico: hay de dos tipos, los que quieren cobrar por su arte y los que con tal de tocar lo hacen gratis o poniendo pasta.
• El empresario/dueño del local: aquí el señor en cuestión quiere sacar la máxima rentabilidad a la noche que abre, y el esfuerzo que vuelca es acorde a ello. Impuestos, luz, limpieza, coordinar con el técnico de sonido y rezar que no se rompa otro canal de la mesa Berhinger 😁, con las camareras, con el seguridad, con la inspección del Ayuntamiento, con el proveedor de cerveza, con el del hielo, con el del whisky, que las cámaras estén completas y enchufados 6 horas antes de la apertura para que la bebida esté bien fría (dejarla enchufada toda la semana imposible con el precio que está la luz)...
...y después de todo eso ¿también promocionar la banda? Y claro: lo hace si se entera que la banda viene de otro sitio donde ha sido un éxito y esa promoción es "multiplicadora", sino por 4 entradas más o menos prefiere volcar su tiempo en algo de lo anterior. En business se conoce como "control ABC".
La realidad es esa. Es una óptica totalmente diferente, los tipos no tienen una ONG de promoción de artistas. Y de hecho están mucho más organizados que los músicos porque todos tiran para el mismo sitio: recordar el colectivo "Alerta Roja" de promotores y empresarios reclamando por medidas más elásticas para sus negocios durante la pandemia frente a los ayuntamientos y en las redes sociales. No recuerdo un equivalente formado por músicos con reclamos igual de fuertes. Al contrario, los músicos siempre "buena gente" apoyaban al colectivo (como siempre) y después pasó otra vez la misma historia: "tocáis de 19:00 a 21:00 que luego tenemos que limpiar porque tenemos un DJ y público que se gasta su pasta en cubatas de 8€". 😁