Esto engancha, ojo. Me pego el madrugón y vengo a escuchar y leer. Peaso hilo, tíos. Me está creando ansiedad todo lo que me estáis descubriendo: cada aportación es una introducción para sumergirse en su temática, pero en fin,
Ars longa, vita brevis, como firma astrako (firma que por cierto yo suelo usar hasta para mi
ex-libris y que aquí me ha chafado él
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).
De verdad que me da rabia no poder comentar todo lo que me sugiere cada una de las aportaciones, porque sería un palizas
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Así que lo mejor que puedo hacer es poner algo útil por mi parte.
Repasando la cosa, veo que en
#45 hablé de
Andante maestoso de manera claramente incorrecta, como luego se comprueba en
#49 . Así que me autoimpongo el deber de resarcirme con otro Fandango, este sí con su introducción en Andante, y cuanto más andante, más contrastará con el ímpetu inicial del fandango.
Es el de Boccherini, un tipo que me cae particularmente bien. De origen italiano, arribó a España juraría que en el séquito del rey Carlos III, que venía de serlo de Nápoles. Aunque trabajador de la corte, le moló el ambientillo popular y tabernario de Madrid, donde lo cautivó la música de raíz hispana. Dentro de sus quintetos de cuerda tenemos la
Música nocturna de las calles de Madrid, título bien aclarador de sus andanzas callejeras noctámbulas, donde encontramos este fandango en re mayor, cuyo tema se desarrolla más veces a lo largo de otros movimientos de la obra.
Aquí descubrió las posibilidades que la guitarra estaba desarrollando en España a nivel popular, pues en el sur de Italia permanecía mayormente en los rasgueos más propios del período anterior, cuando se concebía sobre todo como instrumento acompañante de la voz o de otros como la vihuela, en gran medida debido a los avances en construcción que aquí se estaban dando (destaca José Benedicto, Joseph Benedict... constructor gaditano, que dejará preparados los desarrollos que el instrumento tendrá durante el XIX).
Hay numerosas versiones con arreglos de todo tipo, incluso sin guitarra (pastiches que no recomiendo) y varios para tecla y guitarra, alguno con piano y sobre todo con clave, que tan bien conjunta con nuestro instrumento. Entre ellos, me es obligado citar una transcripción para guitarra y espineta que mis padres publicaron en Real Musical, editora que se dejó ir al carajo, como ocurre con toda iniciativa culturalmente interesante de este paisito (con el ensayo general precedente de lo que se hizo con la Editora Nacional).
Recomiendo las versiones para guitarra a cargo de Julian Bream (recomiendo todo Julian Bream), algunas a dos guitarras, otras con teclados. También Paco de Lucía hizo alguna versión para varias guitarras. Uno y otro reflejan aquella reflexión de Puyana que citaba en
#45 desde distintos abordajes: Bream desde el del estudioso y Lucía desde el de las raices. Esta versión es la del Concert des Nations, dirigidos por el gran Jordi Savall, otro que tan desconocido es por estos pagos como mundialmente reconocido por ahí fuera —y así nos va.