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Caracas, 02 de abril. Noticias24) – En su columna publicada este martes en el diario El Nacional , el periodista Vladimir Villegas, se refirió al caso de los artistas venezolanos que “han tenido dificultades durante este Gobierno para presentarse en locales propiedad del Estado”.
Asimismo, comentó que “lo peor es que entre los argumentos para prohibir la presentación de artistas opositores, está el del supuesto irrespeto a la memoria del presidente Chávez. Falta que ahora establezcan un tribunal de inquisición para elaborar una lista parecida a la que se configuró en la época del nefasto senador McCarthy, e incluir en ella a todo aquel que en algún momento haya criticado a Chávez o supuestamente ofendido su memoria”.
“¿Será que si Chataing y Norkys Batista se arrepienten de sus pecados y declaran su condición de “revolucionarios” pueden presentarse en cualquier local dependiente del Ministerio de Turismo? Este macartismo de ‘izquierda’ profundiza el apartheid político contra quien piense distinto, y abre el camino para que de ahí en adelante cualquier burócrata dé rienda suelta a su creatividad en aras de ‘ganar puntos’”, expresó Villegas.
A continuación la columna completa:
En los años cincuenta un senador estadounidense, Joseph McCarthy, inició en su país una terrible persecución contra todo aquel sospechoso de ser, pensar o comportarse como comunista, y a partir de entonces se elaboraron listas de ciudadanos comunes y corrientes, políticos, empresarios, periodistas, artistas y directores de cine acusados de estar asociados directa o indirectamente a las ideas comunistas, y de trabajar para los organismos de seguridad de la hoy extinta Unión Soviética.
Tal fue el impacto de esa persecución ideológica que del apellido McCarthy se derivó la palabra macartismo, que describe perfectamente esa fanática manía de estigmatizar, criminalizar y condenar al ostracismo a todo aquel que fuese señalado como comunista o pro comunista. No hacía falta prueba de ninguna naturaleza.
Con la sola acusación era suficiente, y la única manera de librarse de tan insólita maldición era admitiendo la culpabilidad y delatando a otros.
Como consecuencia de esa política, artistas como Charles Chaplin no pudieron ser contratados y sufrieron el embate de esta moderna cacería de brujas. El reconocido escritor norteamericano Arthur Miller escribió Las brujas de Salem para poner de relieve esta asquerosa vivencia de la sociedad norteamericana, que a la larga encontró la ruta para ponerle coto al macartismo, pero a un altísimo precio.
Y ahora en nuestro país tenemos un discípulo de McCarthy, y lo peor es que lo hace en nombre de un supuesto ideal de izquierda. El ministro de Turismo, Alejandro Fleming, ha prohibido que “la derecha” haga uso de los hoteles de Venetur, y ha sido imitado en el estado Barinas por una alcaldía “bolivariana”.
Por eso, artistas venezolanos como Norkis Batista y Luis Chataing, sólo por mencionar dos casos, han sido vulnerados en su derecho al trabajo sólo por mantener una postura crítica o de oposición al Gobierno. Aunque no es la primera vez que artistas venezolanos han tenido dificultades durante este Gobierno para presentarse en locales propiedad del Estado, ya es un hecho grave que el ministro de Turismo oficialice su apego a esa nueva cepa del macartismo. Imaginemos lo que va a pasar si nadie le pone un parao a este funcionario.
Lo peor es que entre los argumentos para prohibir la presentación de artistas opositores, críticos o simplemente no chavistas está el del supuesto irrespeto a la memoria del presidente Hugo Chávez. Falta que ahora establezcan un tribunal de inquisición para elaborar una lista parecida a la que se configuró en la época del nefasto senador McCarthy, e incluir en ella a todo aquel que en algún momento haya criticado a Chávez o supuestamente ofendido su memoria.
¿Cuál sería el punto de partida para elaborar esa lista? ¿Desde el 4 de febrero de 1992 para acá? Si ese fuera el caso, personajes que hoy son gobernadores y diputados del oficialismo, que en su momento llegaron a ser críticos severos del desaparecido presidente, jamás podrían pisar una instalación de Venetur.
¿Será que si Chataing y Norkis Batista se arrepienten de sus pecados y declaran su condición de “revolucionarios” pueden presentarse en cualquier local dependiente del Ministerio de Turismo? Este macartismo de “izquierda” profundiza el apartheid político contra quien piense distinto, y abre el camino para que de ahí en adelante cualquier burócrata dé rienda suelta a su creatividad en aras de “ganar puntos”.
Así como impiden que se presenten artistas en hoteles o teatros del Estado, quién sabe si mañana los mercales, los pedevales, los parques y hasta los centros de Diagnóstico Integral colocarán sus respectivos cartelitos: “Se prohíbe la entrada de opositores y otras personas de mal aspecto”.
Señor ministro Fleming, bájele dos a su macartismo del siglo XXI.
Macartismo de “izquierda”
Por: Vladimir Villegas
El Nacional