Al final, hay que tomar algo de precauciones, buscar referencias, si el fulano ha hecho más transacciones... es una cuestión complicada.
Porque si el vendedor arriesga enviando antes de cobrar, también el comprador arriesga pagando antes de que le envíen.
El riesgo, cuando no se conoce a la otra parte, existe.
Si se utilizan estos métodos es porque la mayoría de la gente es legal o no le compensa arriesgar los dientes por pequeñas cantidades de dinero.
Las pequeñas estafas son difíciles de resolver legalmente, pero un estafador siempre arriesga a tener que ir al dentista a poner una piñata nueva.
Desgraciadamente, aunque la mayoría de la gente es legal, joputas hay en todos lados.
En pequeñas transacciones hay que valorar si nos vale la pena tomar riesgos y asumir que en alguna ocasión nos la pueden meter doblada. En transacciones de valor, hay que tomar más precauciones y saber con quien se está tratando, verificar el estado del artículo, y, si es posible, desplazarse para comprobarlo in situ. Aunque ya sabemos que eso no siempre es posible.