Lo normal, en la vida de un guitarrista, es acabar probando todas las guitarras que uno puede probar, sobre todo ya con la era internet funcionando a toda máquina y el nivel actual de las "guitarras de iniciación".
También es habitual tener una o dos guitarras con nosotros de las que no nos queremos desprender.
Pero, no os pasado alguna vez, un modelo concreto o acabado concreto, que no te llama la atención durante años y años, y un buen dia... Pow! ¿Te enamoras?
¿Os apetece compartirlo?
En mi caso, sucedió con la Fender Stratocaster.
Toda mi atención se dirigía a las humbuckers y a las Telecasters (que fue un diseño que siempre me gustó), sobre todo a las SG por influencia directa de AC/DC, que fue mi banda predilecta sin discusión desde que casi empecé a escuchar rock hasta la treintena (ahora comparte reinado con otras muchas, y la era Johnson se me hace más cuesta arriba cada día). Cuando tuve que dejar la banda donde tocaba por trabajo y desplazamiento a otra ciudad, empecé a darle como un descosido a diferentes guitarras y marcas, de caja, etc, pero de single coils solo Telecasters. Me gustaba mucho el sonido de la strato en manos de algunos músicos, pero por alguna razón no había nada que me picara con esas guitarras, que me incitara siquiera a probarlas.
Pues el caso es que no se como pasó, pero un buen dia me dió por mirar stratos y se convirtió en una especie de obsesión. Estaba en transición a tocar con los dedos y fue ponerle la mano encima a una y flipar. Quizás llegó cuando tenía que llegar, o ha sido desde el principio la guitarra a la que le puedo sacar más cosas y me hace tocar mejor, y no lo sabía.