Ya antes de leer el hilo de Memorias Lowden antes mencionado, y de conocer al forista que lo inició, andaba un servidor con la vista puesta en esta marca irlandesa.
Fan de las acústicas desde la adolescencia, y enamorado del sonido CSNY, mi oreja estaba habituada a las acústicas norteamericanas, Martin sobre todo, y Martin fue mi primera guitarra acústica de una cierta calidad, cuando las circunstancias me fueron propicias para ello.
Durante muchos años me había apañado con un par de japonesas, una Aria de 12 cuerdas de finales de los 70, y una Cimar (marca blanca de Ibanez) de la 2ª mitad de los ’80. Guitarras buenas pero duras, y con un límite en su capacidad de ajuste, en un momento dado, y tras muchos años bregando con ese tipo de guitarras, me lié la manta a la cabeza y decidí renovar mi cuadra guitarril (5 ejemplares por aquel entonces, tras muchos años de guitarreos, dos de ellas acústicas).
Aquella primera Martin, como cabía esperar, me cambió el concepto de lo que era tocar la guitarra: no más pelear con el instrumento, no más ir al borde de la tendinitis cuando tocaba un rato largo… el sonido, si bien las japonesas siempre se hicieron a imagen y semejanza de las norteamericanas, lógicamente con la Martin era el “exacto”, el que toda la vida he amado en los discos de CSNY o America…
https://www.youtube.com/watch?v=idQkTB3jyjk
https://www.youtube.com/watch?v=sPC7TrNE1DU
Pero mi historia de amor-amor con las Martin es densa y no toca aquí, porque este hilo va de Lowden.
Tras un tiempo metiéndome de nuevo en profundidad en temas de guitarras, que tenía algo abandonadas por motivos personales diversos, me fui interesando en otras marcas y sonidos, en buena medida a través de este foro, y también de otros norteamericanos o británicos.
La frecuente aparición de la marca Lowden como algo… no sé si en las antípodas, pero sí completamente diferente al “sonido americano” de acústicas me llamó la atención. Que toda la vida haya amado el sonido Martin no excluye que me gusten otros…
A mediados de la 2ª década de este siglo no pude encontrar en España un distribuidor de Lowden que me pillase cerca, y desde luego en Madrid, donde vivo, no había ninguno (más recientemente se han empezado a traer en una tienda de Zaragoza, que se anuncia en este foro y recomiendo echar un vistazo; esa suerte que tienen los zaragozanos: personalmente soy muy partidario de las tiendas físicas, en las que podemos hablar con el dueño o el encargado, probar las guitarras, etc. ; puede que sean una especie en extinción, pero mientras me sea posible las apoyaré… pero esa es otra historia).
El caso es que tenía ya encendida la lucecita en mi cabeza iluminando la palabra Lowden. Los vídeos contemplados por ahí eran muy sugerentes, el sonido, decididamente, nada que ver con Martin, pero sí muy bonito… creo que fue a principios de 2016 cuando conseguí probar las primeras Lowden, en una tienda londinense que solía visitar varias veces al año antes de que la pandemia nos tenga prácticamente encerrados en casa.
Curiosamente, aquel primer contacto no me fue del todo bien. Es cierto que el sonido me encandiló, pero la comodidad de toque de aquellas dos piezas no era la que yo esperaba para unos instrumentos del nivel de unas “Martin europeas” (nada que ver con el sonido, pero sí en teoría con la calidad y la personalidad del instrumento… y los precios, claro, similares). El mástil corría regular, y aparte el sonido, bellísimo, eso sí, no alcanzaba la potencia del de las Martin. Creo recordar que al menos una de las que probé tenía cw y era una F-35 (mediana, ya hablaremos de tamaños en Lowden), y la otra era una S-32 (o sea, tamaño pequeño)
Y reconozco que el cw no ha ido mucho con la evolución de mis gustos en los últimos años.
De hecho, al cabo de 8 meses mi primera Martin, con cw y previo, dejó sitio a la 2º, una HD-28 mucho más “tradicional”, nada de previo, y un verdadero “monstruo” que devoró a varias guitarras por su potencia, belleza, versatilidad…
Pero el sonido Lowden, como tal, sí me encandiló. Era cuestión de encontrar una que, además de sonar preciosa, me gustase al tacto tanto como mi Martin HD-28. Si costaban más o menos lo mismo, también debían ser igual de súper-cómodas, no sólo “medianamente cómodas”. Si no, no iba a hacer semejante inversión.
Investigando más, me dio por pensar que una Lowden más antigua y más grande podía resolverme la ecuación. Buscando en 2ª mano, había francamente poca y rara oferta de Lowden, y nada en Madrid en aquellos momentos (son guitarras que la gente no suelta, y tampoco se han fabricado masivamente nunca).