Sobre perjúmenes, encontré un artículo, lo copio:
“Son tus perjúmenes, mujer”
Roger Matus Lazo
04:00 - 03/11/2007
De Jinotega la distinguida colega y amiga, licenciada Maritza Guerrero, nos plantea una pregunta relacionada con la fonética nicaragüense: “¿Cuál es la explicación que justifica el uso de perjúmenes en el habla campesina de nuestro país?”
El habla popular manifiesta alteraciones en la estructura de las palabras (metaplasmos), que ocurren en el español general. Citemos como ejemplo:
Adición al principio o prótesis: abajar (por bajar), almareado (por mareado), arrecostar (por recostar), arrejuntar (por rejuntar), descambear (por cambear).
Adición en el medio o epéntesis: cónyugue (por cónyuge), espumarajo (por espumajo), descharchalado (por descharchado), perjúmenes (por perfumes).
Adición al final o paragoge: catizumbada (por catizumba), descharchalar (por descharchar), ridiculeza (por ridiculez).
Supresión al principio o aféresis: horrar (por ahorrar), hogar (por ahogar)
humar (por ahumar), Ulogio (por Eulogio).
Supresión en el medio o síncopa: Clotilde (por Cleotilde), madrasta (por madrastra), padrasto (por padrastro), taurete (por taburete).
Supresión al final o apócope: bacán (por bacanal).
Transposición o metátesis: cachipil (por chiquipil), nesquiza (por nisqueza),
váguido (por vádigo=vahído).
Contracción: almediós (por alma de Dios), hijuecasa (por hijo de casa), pisicorre (por pisa y corre).
Otro fenómeno fonético muy usual es la analogía o semejanza. Consiste en la alteración fonética de la palabra por la semejanza de unas con otras. Cuando el pueblo oye una voz nueva, trata -para explicársela o para conservarla en la memoria- de asimilarla a una palabra ya conocida. Tal es el caso de: cuerpo espín (puerco espín), consuitinerario (consuetudinario), arquilino (inquilino), semáfaro (semáforo), alsombra (alfombra), etc.
La asimilación consiste en convertir un sonido en otro igual, que generalmente se encuentra vecino, y también próximo a la vocal acentuada. Citamos como ejemplo de este caso, la palabra párparo (párpado).
Contrario a la asimilación, la disimilación consiste en pronunciar de manera diferente dos sonidos iguales en sílabas vecinas. Tal es el caso de las palabras: subadero (sudadero), arquilar (alquilar), márbol (mármol), adevinar (adivinar), molenillo (molinillo), sepoltura (sepultura), delantar (delantal), vesitar (visitar), etc.
Hay hablantes de bajo nivel cultural que, por su deseo de acercarse a una forma culta, deforman o modifican una palabra. Se trata -como afirma R. Menéndez Pidal, en su Manual de gramática históricaespañola -de un error lingüístico, de una "falsa interpretación de los fenómenos lingüísticos". Específicamente se denomina ultracorrección o hipercultismo. Cuando el hablante de bajo nivel cultural pretende pronunciar como la gente culta, incurre en este error por creer equivocada la forma correcta. Por eso afirma Ramón Menéndez Pidal que la ultracorrección es "un fenómeno fundado en el natural deseo de purismo".
La ultracorrección es un fenómeno frecuente en la lengua y constituye, como afirma Menéndez Pidal, "un importante factor en la evolución del lenguaje". En general, los hablantes siguen los siguientes procedimientos.
Unas veces los hablantes intercalan un sonido como el término inflación, que algunos pronuncian inflacción por creer equivocadamente en otros modelos (fracción, lección, etc.).
Otras veces, suprimen un sonido determinado, como tortía, por influjo de sandía, por ejemplo. En ocasiones, cambian un sonido por otro, como el caso de piscina (del latín piscis "pez"), que pronuncian piccina por analogía con otras palabras que sí llevan este sonido como picnic.
En ocasiones, cambian el sonido por derivación lógica, como el caso de arborizar (del lat. arbor, arboris) que pronuncian “arbolizar”, por derivar de la palabra árbol.
Otros casos de cambio de sonido los advertimos en algunos verbos como cambiar, negociar, envidiar, despreciar, fotocopiar que, precisamente por el fenómeno del hipercultismo se producen formas incorrectas del tipo: “Yo cambeo”, “yo negoceo”, “yo envideo”, “yo despreseo”, “yo fotopeo”. En Lengua madre, de César Ramírez Fajardo, encontramos el siguiente texto en el que se advierte el uso de vacear por vaciar:
... se vacea en la pura agua.
Nuestros campesinos dicen “perjúmenes”. ¿De dónde surgió el término “perjúmenes”. Los hablantes del campo lo han tomado de una serie de plurales de voces cultas que han oído en algún lado: resúmenes, exámenes, certámenes, volúmenes, dictámenes, imágenes, vejámenes, crímenes, etc.. El fundamento popular de perfúmenes se inscribe en la lista anterior. Ángel Rosenblat nos recuerda que Cuervo señalaba en Bogotá el término perfumen y que encontró en una edición española de 1704 el plural perfúmenes. Nuestros campesinos dicen perjúmenes ("Son tus perjúmenes, mujer" dice la canción recogida por los "Bisturices Armónicos"). Se trata de un cambio fonético (/f/ por /j/), fenómeno común en el habla popular de Nicaragua, como ajuera (afuera) o el antiguo forano (rústico, huraño, hombre del campo) que diptongado da fuerano y que generalmente pronuncian juerano.
Esporádicamente escuchamos infórmenes, por informes, error lingüístico común también en otros países hispanoamericanos, como Venezuela, en donde dicen igualmente chísmenes. Rosenblat, en sus Estudios sobre el habla de Venezuela, nos refiere una anécdota. Resulta que a un poeta humorístico de fines del siglo XIX, Alejandro Romanece, lo acusaban de ser autor de una hoja anónima. El Gobernador de Carabobo lo convocó a su despacho:
-Tengo infórmenes de que usted escribió el anónimo.
-Esos son chísmenes, General.