Desde el instalador de aire acondicionado, que ve como un chaval monta una split por un puñado de arroz, hasta el frutero, que ve como en los mercadillos venden fruta robada de las huertas y con la que no pueden competir. A veces es el hostelero que ve como los moros venden bebidas frías a pie de playa, o el negro del top manta.
En esta vida, o aportas valor añadido, algo diferente a la competencia (calidad, servicio, lo que sea), o como vayas con lo mismo que todo el mundo ya vas a precio, y al ir a precio, el beneficio tiende a cero.
Y el empresario que sabe de música sabe que, al igual que hay grupos que le llenan el local, hay grupos que se lo vacían.
Eso sí, hay que darle lo que pide. Si te llaman a una boda, olvídate de metal y toca pachangas.