Tom Tom Tombola escribió:
He tenido el influjo de la escuela rusa (7 años de violín con un profesor ucraniano, aunque es un instrumento que tengo completamente abandonado desde hace tiempo) y británica por parte de mi abuela y su familia, que a su vez venían de escuela germánica. Y te lo explico porque hay ciertas cosas que no se aprenden sino con la transmisión, y ahora me doy cuenta de la importancia de haber aprendido a escuchar y leer una partitura según diferentes oídos y pareceres.
Qué suerte. Coincido contigo; lo ilustraré con una anécdota. A mi madre le dieron hace añísimos una beca para ser alumna del clavecinista Rafael Puyana durante un curso de verano en El Escorial. Los alumnos, de origen internacional, debían de llevar una obra obligada como pie para el inicio del curso: el
Fandango del Padre Soler, que el propio Puyana había grabado. Fueron pasando los alumnos y Puyana les iba haciendo observaciones y tal. Cuando llegó el turno de mi madre, Puyana la interrumió tras los primeros compases de la introducción a ritmo de
Andante maestoso —diría...—, antes de entrar en el ritmo trepidante del propio fandango:
— Disculpe, deténgase un momento... Dígame, usted es española, ¿verdad?
— Pues sí...
— Escúchenla; así es como se debe interpretar esta pieza, un fandango.
A pesar de que todos, se supone, conocían la grabación de Puyana (aunque ojo, que no había internetes ni mucho menos) y eran músicos muy solventes, becados en un prestigioso curso internacional, recuerdo, áun siendo yo un crío, como Puyana luego explicaba durante una entrevista que le hicieron mis padres para una revista de música y durante la posterior cena toda una disertación sobre como encontraba imposible que alguien que no fuera español podía transmitir un fandango como lo hacía un español, por correctamente que el otro lo hiciera; que es algo cultural, y la cultura es un todo que se mama hasta respirando el aire de un sitio, y que a él mismo, aún siendo colombiano, le había supuesto un buen trabajo preparar el fandango tal.
Así vemos las indicaciones en las partituras clásicas apropiadas a la interpretación:
alla spagnuola;
alla tedesca... e incluso genéros de obras que indican su
maniera propia:
spagnoleta;
allemanda... Y el origen de un músico se reconocía por su estilo al tocar y componer.
Esto nos perdemos con el rollo este globalizador, y la chavalada se pone a cantar en inglés imitando el acento califormiano en un local de Lugo, pongamos por caso. En suma, un empobrecimiento. En el caso de España, claro está que con aquello de promocionar la «Movida» ochentera más superficialota y antimusical se cortaron las alas a todo lo interesante que había surgido antes, desde mediados de los setenta, con raíces propias y que en realidad constituyeron una base para esa otra Movida posterior y, sin medios a su alcance, consiguieron incluso despertar cierto interés internacional.