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Ya, pero como dije antes, a menudo hay que encargar las cosas. No es el «aquí te pillo, aquí te mato» del consumir compulsivamente sin tiempo para reconsideracines al que nos quieren acostumbrar; al que, de hecho, ya está acostumbrada la mayoría.
Las guitarras eléctricas quizá no sean el mejor ejemplo, porque es un mercado de oferta y demanda inflacionada. Pero permíteme que me refiera a las españolas o a cualquier acústica y que las considere un instrumento musical más. Pues toda mi vida, rodeado de músicos en una ciudad que ahora tiene casi 300.000 habitantes y en otra que aún hoy no llega a los 100.000, ambas en una comunidad autónoma que en total tiene bastantes menos habitantes que Madrid o Barcelona, he visto comprar instrumentos de gran calidad y elevado precio en tiendas bastante medianas. Se va allí, se habla de lo que buscas (ya te conocen, como decía antes), se prueba lo que hay y se piden otras cosas; cuando llegan, se prueban, se eligen, etc.
Entre otros instrumentos, sólo en mi círculo familiar se han comprado así los pianos toda la vida, y también un clave (se trajeron dos y una espineta, se eligió uno y se devolvió a Inglaterra lo demás, procedimiento habitual) y se encargó una guitarra Carlevaro-Conteras, probando un par de estándares de muestra en la tienda y encargando al fabricante una a medida, digamos (vamos, lo que ahora se llama una custom shop, me parece), que luego se probó y se remató ya a capricho (claro, hablamos de una guitarra española que en su momento, a mediados de los ochenta, costó un quilo —lo que hoy son 6000 pavos— , y hoy se valora en dos y mucho pico, casi 15000 pavos), pero bueno, de guitarras caras trata este hilo. Tampoco las baterías de mi hermano estaban precisamente en la tienda: se pidieron las partes e iban llegando; de cada plato, por ejemplo, venían varios iguales, para que él los probara, eligiera y se devolvieran el resto. Todo esto en tiendas medianitas de tamaño, pero no en servicio.
Ya no te digo la calma con la que tienes que ir si quieres un piano determinado, que lo normal será que no lo haya en la tienda y haya que encargarlo, o una batería, una tuba del copón, un fagot o algo así, que lo más normal es que no lo haya en toda España. Y al contrario, si quieres, pongamos por caso, una guitarra Contreras y vives en Polonia pues tendrás que encargarla a España.
Por otra parte, ya no entramos en que es en este tipo de tiendas donde la lutería encuentra su espacio de exposición y venta. Eso igual no es importante en los lugares donde el folclore y su música tradicional no importa, pero desde luego en Galicia, Asturias, Euskadi y otros sitios verás que en estas tiendas mucho de lo que se vende son instrumentos que no podrás encontrar en ninguna multinacional de internet, y que desde luego tienes que probar antes de comprarlos.
A lo mejor ocurre que el mercado de la guitarra eléctrica está muy pensado para el consumo masivo y que las tres cuartas partes de las que se comercializan acaban en un trastero cuando el dueño se ha aburrido de aprender y ve que no va para estrella del rock. Por eso se permiten el lujo de vender miles de instrumentos de mierda a unos pocos cientos de euros, que ningún músico de mediano nivel aceptaría como instrumento principal.
Yo veo ridículamente inflados los catálogos de las grandes marcas, que no dejan de sacar nuevos modelos con cuatro detalles para frikies y coleccionistas pero que en realidad son más de lo mismo que puedes conseguir de otro modo. Ya no hablemos de las signature y todo eso, que es simple papantismo mercantilista. Me da que los primeros en no tomarse realmente en serio la mayor parte de lo que hacen son los propios fabricantes de guitarras eléctricas; así le va a Gibson úlitmamente, o le fue a Fender hace unos años.
Yo desde luego no me gasto mil pavos o más en una guitarra sin catarla. Ya decidido a hacer ese desenbolso, por poco más me hago un vuelo barato y me la compro tranquilote. No sería el primero que se ha ido a los EE.UU. a por una Les Paul de varios miles, así que un viaje a Alemania o Inglaterra, ahora que la libra está por los suelos, y más que estará, son unas vacaciones de navidad para volver con un buen instrumento. Y vamos, si la cosa es en España o Portugal, ni me lo pienso antes de dejarme mil pavos en una guitarra sin saborearla antes.
Otra cosa es de segunda mano. Yo me acabo de pillar una eléctrica, un modelo que ya no se fabrica exactamente igual, con muy buena reputación, con su número de serie certificado, mil fotos, buenas conversaciones con el anterior dueño, varios videos, muchos audios... y la garantía de él de que no habría problemas en devolvérsela (incluso me ofreció pagar la mitad como garantía y el resto tras el visto bueno). Estuve a punto de irme a Barcelona a por ella, pero al final se complicó la cosa y la verdad es que tenía muchísima información, como digo; así que la compré. Tampoco llegaba a los mil pavos, que ando bastante pobretón; si llegara, me muevo fijo.
Igual sí me pillaría por internet una guitarra de esas de doscientos pavos, porque ya no espero nada de ella. Lo que ocurre es que nunca me la compraría, porque ya cuesta más caro un puente bueno. Sería tirar el dinero, además de tener un mal instrumento, un trasto.
Pero vamos, que allá cada uno; también es cierto que pago más por el pan de lo que vale la mierda esa que llaman pan en los súper, pero es pan y me lo como yo.
Y si en lugar de disfrutar tocando un instrumento la quieres para meterle unos hachazos en el garaje de un colega o tocar a cambio de birras en el pafeto de tu barrio, pues vale con una de cartón.
Pero vamos, a mí dame una buena (es decir, cara; qué le vamos a hacer), que además de mejorar tocando y no pedirle cosas imposibles al instrumento no quiero que me duelan las manos.