FranStoker escribió:¿Cuándo consideras que es buen momento, habiendo empezado con la guitarra, pasarse al bajo?
Cuanto antes mejor
Es broma, cualquier momento es bueno.
FranStoker escribió:Veo que además (esto puede ser ignorancia), que con la guitarra puedes crear más "música" que con un bajo, "expresar más cosas", no sé si me explico.
El bajo, según yo lo veo, es como el director de orquesta en la sombra. Es el que todo lo organiza, todo lo coordina y todo lo une. Pero generalmente, no luce tanto.
Por función y tesitura del instrumento, está claro que el bajo no destaca tanto como una guitarra, es más exigente a la hora de tocar, el vocabulario de acordes está más limitado... son cosas propias del instrumento. Es la maldición de los instrumentos graves y "de soporte": si quieres que se reconozcan como solistas o que "digan" algo musicalmente interesante, requiere mucho esfuerzo, y aún así nunca proyectan tanto como una guitarra, un saxo, un violín...
FranStoker escribió:esto también me parece interesante, a qué te refieres con los "colores" propios de cada modo?
Como cada modo tiene unas notas diferentes, a la hora de tocar sobre un acorde, cada uno suena un poco diferente, tiene un color distinto. Imagina que tienes una base rítmica sobre un acorde de Am7 (A C E G), sin variar, todo el rato machacando Am7.
Sobre este acorde de Am7 te pueden encajar varios modos diferentes: A dórico (A B C D E F# G), A eólico (A B C D E F G) o A frigio (A Bb C D E F G)
Los tres modos comparten las notas básicas del acorde, A C E G, pero suenan totalmente diferentes sobre el mismo acorde.
Cada uno de estas escalas/modos va a tener un color diferente sobre este acorde, y unos músicos preferirán un color y otros, otro. Vai y Satriani tocarán A dórico, Malmsteen se irá al A eólico y Holdsworth tirará de frigio (me lo he inventado).
Es la gracia de la armonía modal. Sacrificas todas las progresiones de acordes tan molonas con dominantes secundarios, dominantes sustitutos, intercambios modales, bla bla bla... por algo que se queda en un modo pero que te da mucha libertad a la hora de afrontarlo.