Pero fue llegar 1989, y el thrash como lo habíamos conocido, notaba que se estaba radicalizando. Death habían publicado Leprosy, y muchos estábamos alucinados que una banda se atreviese a ser más extrema que Sodom o Kreator. Bueno, ya habíamos escuchado antes a Possessed, Celtic Frost o Bathory, que también eran muy extremos, pero es que Death además poseían la técnica instrumental de cualquier banda de San Francisco, lo que los hacía más increíbles aún. Sin embargo, el disco que realmente consiguió que, a la basca thrashica, Slayer les pareciesen blandos, fue sin duda Altar of Madness de Mórbid Angel, lanzado unos meses después de Leprosy. Aquí fue realmente cuando el death se independizó del thrash, y los metaleros más exigentes dejamos de lado a las bandas de San Francisco, así como a las bandas técnicas alemanas, para interesarnos por lo que se hacía en Florida o en Suecia
Pero también parte de culpa de que el thrash se hundiera en los 90 la tuvieron las mismas bandas clásicas de thrash. En vez de ponerse las pilas, y tratar de competir en dureza, aunque fuese a su manera, con las bandas de death metal, Metallica empezó a sacar discos flojos como el "negro", Anthrax se puso a flirtear con el hip hop y el alternativo, Megadeth perdió fuerza de antaño, y Exodus y Slayer casi se separan. Tampoco debemos olvidar a Pantera, que tuvieron gran parte de culpa en la transformación de lo que había sido el thrash hasta entonces, optando por un sonido más groove y menos speedico. Ello propició que bandas como Sepultura cambiaran de dirección, apareciesen bandas como Machine Head, y se originase el nu metal, que de metal bien poco. Una década de pesadilla para el thrash autentico
Pero resurgió al final como el Ave Fénix, y aquí lo tenemos. No debería haberse ido nunca. Pero era demasiado purista para la década de los 90, la era ecléctica. Por ello no tuvo más remedio que desaparecer
Bien, ¿cuál es vuestra opinión?