#1 Hace unos 10 años me mudé a Madrid, me puse a trabajar en una oficina delante de un ordenador y me ví en una situación exactamente como la que describes tú. Con el agravante de que siendo de fuera ni siquiera tenía vida social. Mi única amiga vivía a 2 y media de mí, con todos los inconvenientes que eso conllevaba. Al final, acabé pillando una depresión y escapando. Escapé de un trabajo que era un callejón sin salida laboralmente, escapé de una ciudad durísima con una calidad de vida muy baja en comparación con lo que yo estaba acostumbrado, y me fui a perseguir lo que realmente quería hacer. He tenido mis altibajos desde entonces, pero te aseguro que de todas las decisiones que he tomado en mi vida, esa fue la mejor. Dejar el trabajo, escapar de Madrid, e intentar dedicarme a lo que me gusta. A día de hoy, aunque el futuro lo veo gris oscuro, por lo menos puedo decir que durante 10 años lo he conseguido, trabajar de lo que quería realmente. Esa es mi historia.
Luego he tenido amigos que se fueron ahí y lo han pasado estupendamente, y otros a los que les fue como a mí. Pero Madrid es una ciudad anti-humana en general. Mucho estrés, mucha gente, mucho cemento, poco verde, pocas zonas/momentos para relajar/desconectar, clima de extremos; todo lejos; es difícil mantener el contacto con la gente (aunque es fácil hacer amistades de 5 minutos); se pierde la vida en desplazamientos; una periferia, en general, aunque hay excepciones, fea y desoladora... Supongo que el que crece ahí se acostumbra, pero para el que va desde fuera es una transición MUY dura. Y trabajar todos los días del año delante de un ordenador, si no te gusta, también puede volverte loco. Yo pillé una depresión y tuve que irme por un motivo de salud mental. Era irme o acabar hundido en la miseria.
Yo también empecé a forear por ese motivo y cuando lo hago, como ahora, es porque estoy en el trabajo y mi cerebro pide desconectar.
Luego he tenido amigos que se fueron ahí y lo han pasado estupendamente, y otros a los que les fue como a mí. Pero Madrid es una ciudad anti-humana en general. Mucho estrés, mucha gente, mucho cemento, poco verde, pocas zonas/momentos para relajar/desconectar, clima de extremos; todo lejos; es difícil mantener el contacto con la gente (aunque es fácil hacer amistades de 5 minutos); se pierde la vida en desplazamientos; una periferia, en general, aunque hay excepciones, fea y desoladora... Supongo que el que crece ahí se acostumbra, pero para el que va desde fuera es una transición MUY dura. Y trabajar todos los días del año delante de un ordenador, si no te gusta, también puede volverte loco. Yo pillé una depresión y tuve que irme por un motivo de salud mental. Era irme o acabar hundido en la miseria.
Yo también empecé a forear por ese motivo y cuando lo hago, como ahora, es porque estoy en el trabajo y mi cerebro pide desconectar.