Lo que ha cambiado es la sociedad.
Viene una generación, con perdón, de mierda. Flojos, sin empuje, que van a lo fácil, cero cultura de esfuerzo y unas inquietudes que no van más allá de subir una story a instagram o un vídeo que se haga viral en tik tok. Y en gran medida es culpa nuestra.
Antes para conseguir una guitarra, siendo estudiante, la más barata, tenías como mínimo que currar un verano para podértela pagar, o darle una matraca a tus padres insufrible para que te la comprasen, y encima no quisieras elegir, esta es la que hay y punto.
Una vez la conseguías, te tirabas horas haciendo ruido con ella sin tener ni puta idea de nada ni apenas donde recurrir para aprender algo. Conseguías hacer un ruido parecido a un pequeño fragmento de una canción que te gustaba y te tirabas horas repitiéndolo y trabajándolo. Los tutoriales de YouTube eran libros de partituras indescifrables o algún colega que sabía un poco más que tú y te lo enseñaba, y así poco a poco ibas aprendiendo. Los más afortunados conseguían dar clases particulares o en academias.
El acceso a la música era “limitado” la radio, algún programa de tv, comprabas discos, contrabando de cintas entre colegas… Le dábamos valor a las cosas.
Y ahora ocurre lo contrario, estos chavales de ahora quieren la inmediatez, compran guitarras por 50€, a las que no dan valor porque mañana se compran otra si hace falta, y esos 50€ los consiguen en la mayoría de los casos sin ningún esfuerzo, somos los padres los que los ponemos en sus manos muchas veces a cambio de nada. Cogen la guitarra, abren un tutorial de YouTube, y si en 5 minutos no saben repetirlo, lo dejan, porque tienen a su alcance la play, el smartphone etc etc, no les merece la pena ni conciben tirarse una tarde entera con una guitarra para conseguir aprender a duras penas un acorde, todo tiene que ser aquí, ya, y ahora.
La música… para que Héroes del Silencio, por ejemplo, y por no irme muchos años atrás…, grabase un disco, primero tenían que tener instrumentos, luego componer canciones, después trabajarlas hasta la extenuación para saberlas tocar de memoria casi como autómatas, llevar a cabo ese trabajo en un local de ensayo donde poderse juntar, y ensayar horas y horas. Grabarse una maqueta en condiciones precarias, que encima costaba un riñón, conseguir conciertos, promocionar esa maqueta mandando cintas a las radios, llevándolas a los garitos… Una vez conseguido esto, que una discográfica te quiera dar bola, volver a ensayar y ensayar como un loco para poder ir a grabar en condiciones aceptables porque amigo, las horas de estudio valen mucho dinerito, y para grabar un tema de 3 minutos no podemos estar 8 horas en el estudio, y pagar técnico, y esto y aquello… Después de todo eso conseguir que te lo publiquen, condicionado a que si no vendes x, tu aventura musical se acabo aquí…
Ahora, los chavales con un PC y no mucho software, en su casa, con una base que pillo de aquí, unos samples que pillo de allá, y unos plugins que agarró de acá, en una tarde tienen una canción hecha, y no tienen que ir a pedirle a nadie que la ponga en la radio o en el bar del barrio, ellos solitos la suben a Spotify, y la promocionan en redes sociales. Si no la escucha ni el tato, lo más que han perdido es una tarde, y la calderilla que le haya cobrado Spotify por subir la canción. Ni han invertido en instrumento y aprender, ni han invertido tiempo en crear y ensayar, ni han invertido en buscar promoción ni en conseguir grabar.
Son modos diferentes de vida, inquietudes diferentes, y actitudes diferentes. Si los chavales de ahora tuvieran las ganas y el empuje, la iniciativa y la necesidad de hacer cosas de los que tenemos de 40 para arriba hoy en día en su momento, tendríamos música, cine, arte en general, y de todo que nos dejarían asombrados, y también con la tranquilidad de que llegaríamos a cobrar pensiones de jubilación como nuestros abuelos, que esa es otra…
El rock no muere, de momento, pero si envejece. Aún nadie ha vendido ni vende tanto como Elvis, and it's been a long time since he left the building…
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