Bueno, siento estar en desacuerdo de nuevo con el tema de la aletoriedad. Pero antes solo decir que voy a contar mi experiencia personal en este asunto y no rebato a nadie ni quito razón a nadie y no pretendo tener razón. Simplemente eso: contar mi experiencia personal.
Bueno, decir que toco en un colectivo de música ballkánica basado en el folk del Mediterráneo oriental. Tocamos alrededor de 50 conciertos por año, a veces fuera de Barcelona. Este fin de semana, por ejemplo, estaremos en un festival en Teruel y el 12 de julio nos vamos una semana a Bulgaria y tocaremos dos veces en Sofía, el fin de semana tocaremos en un festival en el mar negro y terminaremos la semana en Tesalónica.
Una de las reglas de este colectivo es que todos los solos deben ser improvisados. Nos hemos comprometido a no hacer ninguno preparado. Todo una escuela de improvisación colectiva. Decir que una parte de los ensayos la usamos para entrenar la improvisación, ya que no sólo improvisa el solista sino todo el grupo. Así que los background se también se improvisan. Generalmente alguien hace una llamada para el background y todos vamos acompañando al solista con ese background que modificamos sobre la marcha según vaya deviniendo el improvisador solista. Muchas veces el solista marca una frase improvisada y los trombones repiten la frase y luego el solista vuelve a replicar, etc. La impro melódica se basa en tetracordos que son escalas de cuatro notas. Así el primer tetracordo es el que se ciñe al acorde de séptima casi fijo contra el que suena. Estas cuatro notas se combinan con otros modos de cuatro notas y siempre aunque la impro sea modal obtenemos un sonido con sensación de resolución. Este modo central tiene el nombre árabe de maqam nahawan:
https://es.m.wikipedia.org/wiki/Maqam
Pues bien, os relataré una de las mejores experiencias de mi vida en el terreno musical y fue una impro aleatoria delante de más de 500 personas. Lo primero que tengo que decir es que para hacer una impro aleatoria te tienes que llevar muy bien con tus compañeros y haber ensayado con ganas y fuerza. También Haber tomado unas cerveceras antes y hablar de cosas extra musicales o haber salido de fiesta la noche anterior a bailar en un concierto o lo que sea. Hay que crear un mood.
Al caso. En esta ocasión el director marco impro para trompeta. Los instrumentos rítmicos nos miramos y decidimos bajar la dinámica. Yo directamente dejé de tocar para dar espacio y colchón al solista, el cual, arropado por el colchón empezó la impro con notas largas y tristes. Para ir subiendo la dinámica se me ocurrió usar las oscilaciones del delay. Así que puse el feedback a tope, toque una nota aleatoria y dejé unos segundos hasta que la nota empieza a oscilar y fui subiendo poco a poco el volumen del delay. Tras ello giré aleatoriamente el potenciometro y me quedé en una nota aleatoria. Tras unos segundos me di cuenta que era algo parecido a una segunda. La nota chocaba contra la melodía y el acorde, ya que era totalmente disonante. El director me miró un poco extrañado pero suele confiar en mí y no dijo nada. La nota continuo unos segundos, el público estába chocado de repente. De repente oí un bombardino tocar una cuarta de la nota del delay, lo cual era una reafirmación de la disonancia. En un instante un saxo soprano tocaba esa segunda dos octavas más alta. Tanto el público como los músicos fueron acomodando su oído para hacer tolerante la disonancia. La trompeta empezó a hacer notas muy agudas que daban una sensación temeraria y desesperada. Volví a mover aleatoriamente el delay. Esta vez cayó en una tercera mayor y poco a poco la impro, que había subido la dinámica y el tempo empezó a sonar de forma consonante. Moví el potenciómetro del delay hasta llegar al final que no hace otra cosa que ruido puro y duro. Entonces la banda empezó a tocar al unísono muy loca y fuerte hasta que se formó un bordón de quinta que tapaba el ruido y reafirmaba la tonalidad. Oí al público. Estaban metidos con nosotros, ahí dentro. Por último, el director marcó capo y tiempo y tras un compás toda la banda entró de nuevo y con toda la fuerza del mundo en la parte A del tema. La gente bailaba como loca y los músicos disfrutábamos como enanos. Recibimos muchas felicitaciones en aquel concierto.
La improvisación ha de ser lúcida, consciente. Estamos de acuerdo. Pera la consciencia, la lucidez, no significa desechar el azar.
También he de decir que esto se hace de forma no preparada y no siempre. Esta misma experiencia la he intentado a veces y sonó regular o directamente mal. Pero el público es agradecido. Cuando te das cuenta que la impro no camina la rematas como puedas y a otra cosa. Casi nadie del público se da ni cuenta o no te lo tiene en cuenta.
La improvisación tiene una parte extra musical. La primera es llevar una vida sin demasiado estres y con una convivencia sana con tu alrededor y con Tus compañeros músicos. Cuando notas que los demás te respetan te sientes arropado y tus ideas fluyen mejor.
Otra cosa. La improvisación existe en casi todas las músicas del mundo y tiene reglas y sistemas diferentes para hacerse. La música clásica Indu se basa en largas tablas que pueden contener hasta cuarenta pulsos, el choro brasileño se basa el la forma que improvisa la música barroca. El flamenco improvisa rítmicamente con los taconeos, la música árabe se basa en los maqams. La música de órgano que se toca todos los domingos desde hace más de 100 años en una iglesia de París se basa en series atonales ideadas por Messien:
https://youtu.be/SY7g0ULVl2I
La improvisación es casi un camino filosófico y hasta espiritual que no se acaba en una sola vida.
Por otro lado sigo defendiendo la improvisación musical en todo la expresión del término incluso por motivos pragmáticos. Me considero un músico y un improvisador mediocre. Pero mi gran suerte consiste en haber tocado con músicos mucho mejores que yo y haber conocido grandes genios de la materia. Si hubiere hecho jazz o pop o rock, que es lo que toco en casa, mi mediocridad hubiera saltado a la vista ya que hay miles y miles de guitarristas que improvisan mejor que yo en este estilo y el público está muy acostumbrado a esta música. Sin embargo, si te diferencias y tocas fusiones de otras músicas, el público admirará la originalidad y el trabajo, tendrás bolos y podrás participar en festivales especializados.
Además entras en una forma o idioma nuevo y tu conciencia se expande. Recuerdo un viaje por Macedonia yendo de gasolinera en gasolinera comprando CDs para escuchas versiones y transcribir alguna para la banda. Recuerdo haber pasado una tarde entera con Ivor Papazov, uno de mis ídolos, tomando Raki en un café junto al mar.
En julio, cuando vaya a Bulgaria, tocaremos delante de unas 5000 personas y no tengo ninguna idea de lo que haré. Hasta el mismo momento en que improvise no tendré ni puta idea de lo que haré. Eso sí, procuraré fomentar junto a mis colegas un ambiente que propicie lo único, espontáneo e inesperado.
Y es que la improvisación es eso: un viaje a lo desconocido que dura toda una vida.