Tocar con otros es tal vez lo más importante porque te das cuenta ahí mismo de lo que pasa, y aprendes a darte más y más cuenta del mero presente al tocar. Aunque conozco algunos que luchan por hacerse oir más, por encima de los otros, y ni se enteran - y de todo tipo: algunos tocan realmente muy muy bien pero la cagan porque no escuchan, otros tocan fatal y la recagan porque no escuchan. Luego los hay que escuchan, pero tanto que ni llegan a tocar, no se atreven... en fin, un circo. Es curioso que cuando más ha gustado lo que (o cómo) toqué suele ser en momentos que me olvidé completamente de mi mismo, estaba enfrascado en divertirme, con los demás músicos, bailando, vacilando y tal - seguramente estaba metiendo la pata por todas partes, pero como no le hacía caso porque me lo estaba pasando bien, transmitía lo esencial: la música. También la gente con quien mejor me he sentido tocando han sido siempre la que parece como abrazarte suavemente, escuchando atentamente, dejándote irte pero para traerte de vuelta con suavidad. Escuchar, respetar, colaborar.
En cuanto a tocar con backings y eso... es como otro mundo, porque de veras, cuando tocas con una backing: la backing te está escuchando? Y tu a la backing? No escucha nadie. Está bien que puedes practicar técnica, precisión rítmica, etc., pero es bastante estéril.
A mi una cosa que me ocurre mucho es que quiero grabar una idea que tuve, un tema mío, o un estándar de jazz o algo, y hago unas tomas - qué sé yo, meto un bajo, acompañamiento, una impro - y tiene defectos por todas partes, pero chorrea magia. Así que me pongo muy contento y digo "manos a la obra". Empiezo a pulir, y pulir, y pulir, y pulir, y al final no queda ni mota de magia, y lo que estoy puliendo es una mierda. Resultado: frustre total. Aún no he aprendido cómo salir de ahí: si grabo tal cual, en el momento, está lleno de agujeros pero tiene magia; si lo practico y lo pulo: no tiene ni corazón ni tiene nada. Aunque alguna gente va y me comenta que es muy bonito y que tal, pero yo no puedo ni oirlo, me pone enfermo. Lo más chungo es tener en la cabeza la idea de que alguien va a escucharme: si esa idea está ahí, la grabación será una mierda a no ser que me olvide de mi mismo. Y tal vez la clave esté ahí, puesto que es cuando más gusto al tocar en vivo: cuando no estoy, cuando solo está la música. Curiosamente también me es más fácil olvidarme de que alguien va a escucharme si toco en vivo, tal vez porque es obvio y presente que alguien está escuchando, y no es un fantasma mental como cuando estás solo en un cuartucho grabándote como el gran Onán Musicán
Hace poco leí un libro que al parecer es bastante famoso, de un tal Kenny Werner - es muy chistoso, dice algo como: "si te lo pasas tan mal queriendo tocar perfecto, porque no haces lo contrario, intenta tocar mal adrede y te dejas vivir?" Pero bueno, es más profundo, recomienda practicar mucho pero luego simplemente dejarlo todo estar, olvidarse de toda esta neurosis musical para que salga lo que dios quiera, para disfrutar del momento
Por cierto, ¿de qué estábamos hablando?