El segundo concepto que creo que se debería tener muy claro es el de target note o "nota objetivo". Se trata de nuestra nota final, nuestro destino, allá donde va a acabar nuestra frase. Siguiendo con la psicología y las gramáticas cognitivas, que ya he estado explicando y que están basadas en la espacialización y la metáfora y en la que se basa este método (la música es un lenguaje y posee mecanismos cognitivos que comparte con cualquier otro lenguaje como el lenguaje de signos que usan las personas sordas, las banderas y luces naúticas o el español).
Una metáfora esencial de nuestro conocimiento del mundo en el de trayecto. Un niño se da cuenta que muchos movimientos se explican de la siguiente forma: parto de un lugar, sigo un camino y llego a un final, a un destino. Este forma de espacializar se toma como metáfora y sirve para construir muchas formas de conocimiento expresadas con verbos y preposiciones: "Voy hacia", "vengo de", "me dirijo a", "todavía no he llegado", "ahora vengo", "Guau, titi, este disco es un viaje!", etc, etc.
Pues bien, nuestros viajes melódicos, tanto a nivel macro, como a nivel micro, nacen de un punto, trazan un recorrido y terminan en una nota. Esta nota es muy importante tenerla clara. Es verdad que uno(a) puede salir de casa sin saber donde va, con la única intención de vagar sin sentido, de andar sin importar donde. Y este es un tipo de viaje que también se puede hacer en la música melódica, claro que sí. Pero la mayoría de las veces, vamos a comprar, vamos a trabajar, vamos al huerto a regar las plantas o a ver a mi madre y a comer con ella. Es decir, tenemos un objetivo que nos marcamos y que da sentido a nuestro trayecto. Y eso hace que el oyente entienda lo que pase, al igual que el lector de una novela. Lo cual no excluye los viajes sin saber a donde se va, que suelen ser los más interesantes. Pero mejor partir de la base, de lo sencillo, del objetivo.
Entonces disponemos de doce notas y comenzamos a tocar, seguimos tocando y llegamos a un punto. Este final está en plena relación con el acorde que está sonando o dejando de sonar en ese momento. Y entonces es muy importante conocer como suenan las notas contra ese acorde y cuales son las notas estructurales de dicho acorde o línea armónica que puede estar tocada por un bajo.
Un acorde son tres o más notas tocadas simultáneamente, pero la armonía no son solo acordes, también puede ser una línea de bajos que recorre las notas principales de dicho acorde o estar intencionalmente omitido. La primera forma las notas se dejan sonando tras ser tocadas al únísono, la segunda es este acorde desplegado en el tiempo como ocurre, por ejemplo, en el barroco, en la mayoría de las músicas de África, o en muchos combos de jazz. La tercera forma se trata de una progresión que hemos hecho tantas veces que no se toca porque se comprende que está ahí. Igual que cuando digo: "Lo que te dije el otro día era eso y sólo eso": "lo", el "otro día" y "eso y solo eso" se sobre entienden, es decir, el emisor del mensaje da por sentado que la persona con la que comunica ya sabe a lo que se refiere y no repite, ni explica, ahorrando así un gasto de energía inútil al cerebro.
Un acorde posee unas notas que lo caracterizan y que, además, en música occidental estándar, tienen una cierta jerarquía. La primera nota importante es la tónica, la fundamental, la raíz o como se la quiera llamar. No estamos usando terminología técnica. Esta nota da nombre al acorde. Si tenemos un Em (b11) tocado en cuarta inversión, la nota fundamental de ese acorde es un Mi y siempre será un Mi (nota: en lenguaje técnico esta nota se denomina "fundamental" y en terminología anglosajona también "raiz o root note". La tónica está relacionada con la idea de tonalidad y se usa de esta forma para evitar malos entendidos. Si suena un Dm11 en un determinado contexto podemos decir que la fundamental de dicho acorde es Re, pero que está en la tonalidad de Do -El contexto es dicha tonalidad y, por lo tanto, el acorde de Re menor es su segundo grado y estamos pensando desde la armonía tonal-)
La segunda nota importante es la quinta. Los acordes pueden tener la quinta justa, la quinta disminuida (un tono más grave) o la quinta aumentada (un tono más agudo).
La tercera nota importante es su tercera, que nos da la cualidad del acorde. Si tiene la tercera mayor nos encontramos con un acorde mayor y si es menor resulta un menor. SI hay ausencia de tercera, entonces puede pasar dos cosas. O que está incluida pero no tocada, como cuando cuento algo y lo omito porque doy por sentado que el oyente conoce la información. O es un acorde sin tercera. En este caso, como el lugar de la tercera es tan importante, otra nota que está al lado pasa a ocupar este lugar. Las notas que están a lado de las terceras son las segundas y las cuartas y se les denomina "Acordes suspendidos". Si tenemos un acorde sin tercera con una segunda que ha ocupado su lugar obtenemos un acorde sus2. Y si tenemos un acorde en que la cuarta ha tomado el lugar de la tercera obtenemos un sus4.
Y esas notas son las más importantes de cualquier acorde. Por lo tanto. Siempre que nuestra frase melódica caiga en una de estas notas va a sonar "bien", "consistente", "consonante", "agradable" (de nuevo dejo de lado la terminología estándar que se basa en "intervalos consonontes" e "intervalos disonantes"). Por regla general, si nuestra frase termina en una nota que está a un semitono de distancia de estas notas (aunque no siempre) va a sonar "disonante", "agresivo", "chocante", etc.
Otras notas: sobre todo por influencia del jazz, la séptima se suele considerar como una nota muy importante del acorde, pero hay que tener cuidado. Si tocas un acorde con la séptima mayor, que está a un semitono de distancia de la fundamental o la octava, generalmente te sonorá "disonante". Si el efecto es deseado no hay problema.
Los demás intervalos se suelen denominar tensiones del acorde (dependiendo si están más allá de la octava). Y sonarán de una forma u otra dependiendo del contexto.
Ejercicio:
Ya tenemos nuestra escala cromática que ya no la practicamos en forma de escala, sino utilizándola para hacer música con ella, para hacer melodías porque lo último que queremos en el mundo es sonar a escala y lo que sí queremos ese sonar a melodía, a música.
Pues bien, ponemos un acorde o una nota bordón trabajando mentalmente un acorde. Por ejemplo, un acorde mayor. Elegimos una nota de partida de dicho acorde. Por ejemplo, la quinta. y tras una serie de pulsos decidimos que vamos a llegar a la fundamental. Pues muy bien, empezamos, seguimos una línea, un trayecto y llegamos a la nota deseada cuando nosotros queríamos. La repetimos hasta que la tenemos en la cabeza y analizamos como nos suena. Y así con distintos intervalos de inicio y de final. Además, intentamos utilizar distintas formas rítmicas, usar la dinámica, cambiar la articulación, dejar espacios de pausa, tocar relajados, etc. Intentamos optimizar la práctica y ejercitar todos los elementos que intervienen en la música. Recordamos que las notas, como las palabras, son un elemento importante del lenguaje, pero no el único ni el "más" importante.
Segunda parte: igual que el anterior pero partiendo de una nota que no pertenece al acorde y finalizando en una que sí pertenece. Y al revés, partimos de una nota que pertenece y llegamos a una que no pertenece
Tercera parte: Hacemos una estructura de pregunta/respuesta. Parto de una pregunta que nace y finaliza en las notas del acorde y respondo con otra respuesta que nace y finaliza en notas fuera del acorde. Y voy alternando.