altair escribió:
Nunca he estado en Latinoamérica y no sé como de "extranjero" te sientes allí, pero creo que el idioma, la religión y la parte de cultura que les inculcamos más el profundo intercambio que hemos compartido desde su independencia va a hacerte sentir un poco más "en casa" que en la Europa del Norte (donde sí he estado). Todo esto es una cuestión de grados, el único lugar del mundo donde no nos vamos a sentir extranjeros es en España. No te vas a sentir igual en Nápoles, o en Buenos Aires, que en Helsinki o Berlín, por muy europeos que seamos todos.
Yo como español me siento europeo del Sur. Y luego ya europeo.
Cuando te vas a Islandia, te sientes en otro país. Como el tuyo o muy parecido, pero es otro. Un pelín más americano en los bares y en las construcciones. Un pelín más vikingo y menos celta en la cultura -salvo a nivel musical o lírico-, y quizá mucho menos religiosos si vienes de zonas como Andalucía.
Cuando te vas a México es como si te fueras a otro planeta. La comida es radicalmente diferente. Aunque el idioma es el mismo, la forma de comunicarse es radicalmente diferente. En toda Europa, con lo variada culturalmente que es, no llega ni a la décima parte de la variedad que encuentras en América. Por ponerte un ejemplo, Brasil y Argentina no se parecen en nada. Son planetas distintos. Perú y México igual. Chile y Nicaragua lo mismo. Costa Rica y Colombia... Es que ni de lejos. Se parece más España a Rumanía, o incluso Israel a Rusia que cualquiera de esos países entre ellos.
Y si te toca hablar en inglés con grupos internacionales lo verás. Somos Europeos, para nada tenemos los vínculos que decimos con Sudamérica. Solamente tenemos en común el idioma y mucha migración de ida y vuelta.
Hay un libro muy interesante que lo explica sin tapujos y sin prejuicios. Se llama El Mapa Cultural (The Culture Map) de Erin Meyers. Es muy recomendable para tener varias ideas claras. El libro trata sobre las diferencias culturales en los estilos de comunicación en entornos de trabajo, pero lo hace con una base de respeto total y una objetividad que sorprende. A mí me ha ayudado mucho en mi trabajo. Precisamente para adaptar la forma de comunicarte con personas con las que solo compartes el idioma, pero no compartes cultura.