El uso que se hace de los modos hoy día difiere considerablemente del que se ha hecho en el pasado y en parte está basado en dos elementos, por un lado el desconocimiento histórico de como surgen los acordes y el sistema tonal, y por otro la influencia del blues.
Los acordes y el sistema tonal surgen en Europa fruto de un proceso evolutivo hacia 1600. El sistema tonal es un orden jerárquico donde la tónica es el eje central alrededor del cual se organizan los acordes y melodías. Los teóricos toman prestado de la filosofía el término teleológico para describir el proceso. Wikipedia tiene la siguiente definición:
Alguien escribió:
Llámese teleología (del griego τέλος, fin, y -logía) al estudio de los fines o propósitos de algún objeto o algún ser, o bien literalmente, a la doctrina filosófica de las causas finales. Usos más recientes lo definen simplemente como la atribución de una finalidad u objetivo a procesos concretos.
La finalidad de las melodías y acordes es establecer o contradecir la tonalidad. A ello Schöenberg lo llama
progresión, diferenciandolo de
sucesión, donde dicha finalidad está ausente. Comparen en YouTube la 5ª sinfonía de Beetoven con el Preludio de Tristan e Isolda de Wagner. Verán como el primero tiene una clara sensación de dirección, mientras en el segundo el grado de ambiguedad es enorme.
En todo este entramado, los acordes dictan como se comporta la melodía, o dicho de otra manera, la melodía debe reflejar la armonía. Les pongo un ejemplo sencillo. Tomen una progresión sencilla de tres acordes en el tono mayor, por ejemplo, C (I), F (IV) y G (V) y canten una melodía que se les ocurra en ese momento. Lo más probable es que las notas de resolución sean factores del acorde y que el resto de las notas de la escala sean utilizadas como ornamento. Ergo: la armonía dicta el comportamiento de la melodía.
En el caso de los modos, ese órden jerárquico no está presente, porque lo que mueve el proceso no son los acordes, si no las melodías a partir de las notas de la escala.
Una secuencia de acordes puede dar la impresión de ser modal, como la anteriormente señalada por steve506. Sin embargo, no es así. La progresión D, C, G, D está en el tono de D mayor, donde el segundo acorde se toma prestado del tono paralelo menor, recurso que se conoce como
Intercambio modal. Si fuera modal, no sería teleológica. Cuando una pieza musical usa únicamente las notas de una escala, pero el orden jerárquico está ausente, hablamos de
pandiatonicismo, término acuñado por Nicolás Slonimsky para diferenciarlo de
diatónico, ya que este último tiene claras connotaciones tonales.
A todo lo anterior hemos de sumar la influencia del blues, que es una tradición africana a la cual se le agregan elementos de la europea, dando lugar a un híbrido. La musica que traen los esclavos negros a América carece de armonía, es rítmica y melódica, concretamente modal, a lo cual se le añade el compañamiento de acordes europeo. Sin embargo, en determinados momentos, más que hablar de fusión, lo que sucede es que las dos tradiciones corren en paralelo. Me explico. Cuando uno toca los acordes mayores de un blues de 12 compases y sobre ello improvisa con una escala pentatónica menor, no se está produciendo una simbiosis entre las dos tradiciones, sino que sobre una se superpone otra, de ahí que hablamos de
blue notes. Por si ésto no fuera suficiente, con el paso del tiempo, los músicos de blues han empezado a introducir elementos de la sonoridad del acorde en la melodía, entrando y saliendo de lo modal a lo tonal.
Volviendo a la pregunta original de El Gnomo, tu progresión es claramente tonal y las melodías deberían reflejar eso, por lo que el empleo de G lidio no es correcto. De hecho, incluso el uso de G mayor es incorrecto si no haces referencia a los acordes. Eso no quiere decir que no puedas usar notas no diatónicas, de hecho las notas extrañas a la armonía están claramente catalogadas.
Resumiendo, creo que la mayor parte de los estudiantes de música plantean el problema de manera incorrecta. Llega un momento donde hay que dejar atrás los artículos de revistas/internet y sumergirse en los textos de teoría, porque allí es donde ya se han planteado la preguntas correctamente y encontrado las respuestas. El grado de complejidad de la música docta del Siglo XX es infinítamente mayor a la que vamos a encontrar en la música popular. En vez de inventar la rueda buscando explicaciones desde cero, habría que chequear la literatura existente sobre el tema para evitar llegar a conclusiones que nos alejen del proposito original. Eso, u optar únicamente por el oído, y reconocer que el conocimiento se transmite de manera oral en el estilo que uno ha elegido. Así lo hicieron Clapton, Hendrix, SRV y antes que ellos muchos otros.