Strato_Custer escribió:
El material de esa época suena mucho mejor. El secreto es la forma de construir las cosas, con más cuidado y de modo más artesanal en el proceso de producción. En las guitarras hay mucha diferencia.
Perdona, pero discrepo. En la factoría de Fender, por ejemplo. se podrían haber fabricado lavadoras o muebles de salón, era una línea de producción, no el taller de un luthier. Ya vale de idealizar el pasado.
¿Por qué las strato llevan toda la electrónica colgando de una placa de plástico? ¿Por cuestiones acústicas? No, porque así se podía tener varias líneas de producción diferentes para el cuerpo, la electrónica y el mástil.
¿Mástil atornillado porque "suena con más ataque"? No, lo mismo, por razones de producción y porque es más fácil para las reparaciones.
Leo Fender (y los constructores coetáneos) eran unos genios de la producción, la organización y la visión de negocio y oportunidad, pero antes que luthiers, eran industriales.
Y resulta que una época de cambio, experimentación y evolución en la historia de la música coincidió con que estos instrumentos, producidos en masa, fueron más accesibles, y ahora nos creemos que fueron los instrumentos los que determinaron la música.
Si esta revolución musical/cultural hubiese sido en los años 20/30, estaríamos idolantrando la
Frying Pan Guitar de Rickenbacker o el
Audiovox Model 736 Bass Fiddle. Pero no, la oportunidad surgió cuando surgió y Leo Fender (y otros) estaban en ese momento y tuvieron la visión de ofrecer el instrumento que se necesitaba en ese momento, y triunfaron, y con ello, casi 60/70 años más tarde seguimos babeando por las supuestas cualidades sonoras de unos instrumentos que en el momento, se construyeron con lo que había y los métodos de producción propios de un producto industrial.
Leo Fender no tenía a un luthier golpeando tablones de aliso, fresno o pino para ver cuál sonaba mejor. Construyó con los materiales que tenía a mano y que mejor resultado le daban.
Las pastillas se bobinaban a mano porque no había otra cosa. Lo de la leyenda de Abigail es ya algo de risa, de verdad, parecemos tontos.