Me remonto a mediados de los años 80.
Banda recién creada, pero con pretensiones y ambición. Lo que suponía comprar equipo serio, un desembolso del copón. Y aparece el propietario de una tienda de instrumentos que nos hace un presupuesto con facilidades de pago y un proyecto, a saber, para hacer frente tendríamos un grupo B, para hacer verbenas y pachangas, que es donde esta la pasta que nos permitirá seguir como banda de rock y hacer maquetas, discos y bolos.
Aun no habíamos terminado de tenerlo claro cuando nos llama para actuar en una localidad cercana (que resulto ser en un restaurante de celebraciones). Cuando salimos al escenario, comprobamos con estupor y debo añadir que con cierto pánico que la media de edad de los escasos asistentes y la pinta que llevan no cuadran con un concierto de Rock, pero allá vamos.
Tras el primer tema, sube el propietario y nos dice "¿Que cojones estáis tocando ? Aquí se viene a bailar pasodobles y cosas como Dios manda y tocáis eso o no veis un puto duro". Paquito el Chocolatero y alguna versión camuflada de Gabinete Caligari o Los Pegamoides era lo único a nuestro alcance. Total, que no cobramos. La primera en la frente y una nefasta experiencia.
Frustrado el plan, nos dedicamos a lo que de vedad nos importaba, ser una banda de Rock.
Recorremos emisoras de radio maqueta en mano y en alguna hasta la pusieron. Y alguien nos deja caer que tenemos una oportunidad de plastificar. Yo no estaba demasiado involucrado, para que mentir. Deje aquello en manos de otros y me dedique a tocar y de paso a aprender porque era malo como la carne de pescuezo de rata. Pero seriamos el primer grupo de mi ciudad en grabar en vinilo, con un par.
Tras los primeros bolos, llega uno que prometía, por el local que era y por ser teloneros de una banda con caché. Nunca me lo tome como un examen pero por lo visto lo era.
Tras el concierto y en la barra, se nos presenta un elemento que empieza a recitar la Biblia en Arameo.
Yo iría por el tercer cubata y el segundo porro de María y solo entendí lo que debemos cambiar, como debemos sonar y como debemos tocar, ademas de un montón de frases con cierto acento que nunca llegue a descifrar.
A continuación reproduzco nuestra afable y efímera conversación:
- ¿Y tu quien dices que eres ?
- El productor de una banda de mierda que tiene la difícil misión de convertirla en algo vendible o por lo menos audible.
Entonces me entero de que íbamos a tener un productor, manda huevos, que casualmente era el propietario de la discográfica por la que se supone íbamos a fichar (es solo una forma de decirlo, porque aquello nos costaba una pasta).
Y la conversación termino así:
- ¿Y quien te ha dicho a ti que necesitamos un gilipollas, ... digo un productor ?
- Tu no tienes ni puta idea de con quien estas hablando, chaval.
- Ya te lo he dicho, con un gilipollas,...digo, productor.
Bronca, autoexclusion y el punto final de mi primera experiencia, todo en el mismo lote.
La banda grabo, y no uno, sino varios trabajos con ese productor y su discográfica. Debo decir que con un sonido mas que decente, aunque muy alejado de lo que originalmente se pretendía.
¿Que si me gusto ? En aquel momento nada en absoluto. Hoy, sigue sin ser mi estilo, pero le reconozco su merito
¿Que si me arrepiento ? De haberme bajado del carro quizás si. De las formas, solo a medias, porque aun sigue pareciéndome un ... productor .
Lo reconozco, aunque respeto mucho su enorme trayectoria como músico, su música jamas me ha gustado, me caía mal, y hoy me sigue cayendo fatal, aunque algunos hablan maravillas de el, y otros pestes, añado.
Omito deliberadamente dar nombres concretos. Cualquiera que conozca la historia del Rock en mi ciudad, no le costara descubrir a los protagonistas de esta historia.