Ahora que se empiezan a oír campanas de nuevos movimientos de la vieja maquinaria aussie, se me ocurre un repaso exhaustivo pero breve a la obra grabada. Obviamente son impresiones personales, pero caray, que no sean las únicas por favor.
Vamos a comenzar por "lo más flojito" (siempre en mi opinión) y aunque elegir el mejor es muy difícil entre sus tres más grandes, alguno de ellos hay que poner.
Por supuesto cualquier comentario e información adicional es bienvenida, como cualquier otro elemento de debate.
18 "Live" 1992
Cualquier disco en el que no toque Phil Rudd es casi una cosa diferente a lo que conocemos por "AC/DC". La ausencia de su tempo, swing y timbre lo cambia todo al punto de resultar un grupo diferente. Cliff Williams ha reconocido a sus íntimos que no es divertido tocar con Chris Slade.
Es cierto que venían de un disco remarcable (“The Razor´s Edge) si te olvidas de Slade y lo pillas tal cual, pero otra cosa son los temas clásicos. Tal cual los vi mi primera vez y lo cierto es que LO FLIPÉ. Pero con el tiempo pones las cosas en su sitio, ahora escucho “Sin City” o “Highway to Hell” y es incomparable al toque de Rudd. A años luz de su otro “live” clásico.
17 “Who Made Who” 1986
Solo es “mejor” que el anterior porque tiene canciones nuevas, la decente “Who made who” y un par de chismes instrumentales. El resto es una recopilación sin sentido ninguno como base a la banda sonora de una peli, lo que no les impidió marcarse todo un disco de platino. El mundo los amaba.
16 “Rock or Bust” 2014
El primer disco de AC/DC que no devoré de un tirón, lo dejé al cuarto tema. Cuando oí el single me invadió la tristeza, que aún hoy me persigue cuando lo vuelvo a poner. Sonar, suena muy bien, pero es la certificación de la muerte artística total y absoluta del grupo. Los riffs con copias de riffs ya justitos y regulares, suena totalmente a back tracking de profesor que te da una clase sobre “aprende a sonar como AC/DC”. Las letras ya finalmente tocan fondo y se convierten en una parodia.
15 “Blow up your Video” 1988
El disco tiene dos hitazos como la copa de un pino (“Heatseeker” y “That´s the way I wanna rock´n´roll”) que son mejores que el “Black Ice” entero y con un sonido más robusto incluso a pesar de Simon Wright a la batería. Lo malo es que ya se habían acostumbrado al tema o dos temas de promoción y a rellenar el resto. Imposible imaginar a Bon participando en un disco tan descuidado.
14 “Black Ice” 2008
Sabes que algo no va bien cuando el single representativo del disco te suena a esas canciones de relleno de los discos de los 90´s. Un riff por primera vez deficiente para una presentación de tal calibre, anodino, uno de los solos más fuera de onda ever de Angus. El disco después va empeorando hasta llegar al fondo del cubo de la basura con “Anything goes”, aunque vuelve a respirar con asistencia gracias a algunos detalles de calidad en “Spolin for a fight”, “War machine”, “Rock´n´roll dream” o la propia “Black Ice”. Si se hubieran retirado en este momento, no lo hubieran dejado en lo más alto, pero si a tiempo. La gira correspondiente si mereció la pena.
13 “Fly on the Wall” 1985
Fue mi primer disco original (cassette) de AC/DC en propiedad, y lo compré con mis ahorros de mocoso porque era la novedad del grupo en el momento (bueno yo lo pillé en el mercadillo del pueblo durante las vacaciones del 86). Si, ya me gustaban a tan temprana edad. Bueno a mi me FLIPÓ. El problema es que realmente “no es un disco de AC/DC”, y siendo coherente no lo puedo dar más status. Los riffs son tremendos, categóricos, puede que solo fallen un par siendo muy estricto, pero luego todo lo demás no es esencia australiana. Simon Wright tampoco es que lo haga muy bien, Brian está como desorientado y la producción es heavy de narices, pero los riffs propiamente se meriendan a buena parte de su discografía de los 80´s a la actualidad. Lástima del enfoque en la producción, lástima de la ausencia de Rudd (la guitarra de Malcolm en el canal aislado es ORO).
12 “For those about to Rock” 1981
A partir de aquí y hasta el “Flick of the Switch”, realmente no hay mucha diferencia entre los distintos álbumes a clasificar. Empiezo con este porque si lo comparas con el anterior (“Back in Black”), sobre todo, el fiasco es mayúsculo. Solo dos canciones buenas viniendo de arrasar el mundo es imperdonable. Hay muchas cosas que me gustan de este disco, empezando por el sonido, pero se atisba que el futuro será más que nada jugadas comerciales para seguir tirando de estadio.
11 “The Razor´s Edge” 1990
Un disco aceptable, una producción acertada al momento, hacer sonar bien a Chris Slade, aroma fresco, no nos escapamos del relleno… pero tiene momentos, tiene su cancioncita oculta (“Mistress for Christmas”) y el grupo coge aire. Lo cierto es que la primera vez que oí "Thunderstruck" se me cayeron los huevos al suelo, un disco que aguanta bien y quizás gana con los años.
10 “Ballbreaker” 1995
Intentaron seguir la estela del “Razor´s” en intenciones, y a pesar de que los singles eran peores, el resultado general tiene un poquito más de mala leche y un par de números que se disfrutan mogollonazo (“Boogie man” y “Ballbreaker”). El grupo en directo vuelve a coger un tono más acedeciano. De todas maneras, son días en los que no logran conseguir discos redondos, no ya excelentes, pero de cierta altura.
9 “Stiff Upper Lip” 2000
Esta ya es una cosa más seria, con pies, cuerpo y cabeza… y si, algo de sobras. Para empezar, el último gran riff de Angus da comienzo al disco, que no es poca cosa (hace 20 años, chicos). Y tiene su cosa tocarlo bien (inténtenlo, cuando lo dominas es un gustazo darle cera). Es de los pocos discos que aguantan enteros tras el single de rigor desde los tiempos de “Back in Black” (con algún altibajo, claro).
Tengo que decir que casi me encanta, y que la gira correspondiente fue mi favorita de las 4 que he visto. Un gran momento, un momento cojonudo e ideal para haber dicho adiós, en posesión de todas sus facultades y con un disco decente en la calle. Es un disco muy bluesy y juguetón, donde parecen haber perdido de vista los estadios por un momento y hacen música para ellos, por los viejos tiempos. No se salva del relleno, pero no es un relleno tan basuras. Más chispa, rabia, ambición y criterio, y podrían haber hecho algo realmente grande.
8 “Flick of the Switch” 1983
Puestos a endurecerse y a mirar de cara al concepto de banda de estadio, pues nos dejamos de hostias y nos metemos al lío. El mejor álbum desde el “Black” a nuestros días. Me encanta, mi favorito de largo de los menos apreciados. Un Phil Rudd desecho por los nervios y matado por la ausencia de Bon (fue el que más dudó de seguir sin él), aguanta como puede a base de drogas y alcohol y no puede dar lo mejor de sí. A pesar de esto, la mayoría de los riffs perfectamente estructurados, con un deje eléctrico y salvaje muy apetecible, son perfectos para darles cera en tu amplificador. La producción no le cogió bien del todo el pulso y se cuela algún relleno, podría haber estado a la par de su hermano negro mayor.
7 “Dirty deeds done dirt Cheap” 1976
En cualquier momento y situación, oír la voz de Bon Scott y notar su presencia y socarronería es una puta delicia. Hablamos de un tipo de una calidad artística tremenda y de una presencia rockera exacerbada. Un auténtico Rock´n´roll Singer. Suenan tan diferentes a la banda que conocemos hoy en día… una sensación de peligro surca las canciones, las letras son Premio Nobel comparadas con las actuales. Y por si fuera poco aquí tenemos “Ride On” y “Problem Child”, dos de las gemas incomparables de la banda, más un “Ain´t no fun waiting round to be a millionaire” que vale un Potosí, un puro cachondeo demente robustecido con puro rock´n´roll de los que es imposible concebir sin un tipo como Scott al mando.
6 “High Voltage” 1975
Sencillamente, un enorme disco de rock´n´roll, interpretado por una banda que se iba a convertir en mítica. Todo lo mejor de AC/DC ya está aquí, con su correspondiente espacio para la mejora. No es que sea mucho mejor que el “Dirty” pero tiene un puntito más excitante, cafre, puro, y empieza con “It´s a long way to the top”, tiene el lujazo de “Live wire” …. Y una de las canciones definitivamente metafísicas del rock´n´roll, la propia “High Voltage”, que explican el rock´n´roll en sí misma. En la vida Brian Johnson ha llegado a este punto lírico, inteligente y salvaje al mismo tiempo.
5 “Back in Black” 1980
Discazo. Inapelable, un cañón sónico que te empuja y te levanta. Las canciones pulidas en lo justo, en ese punto que te van a valer para levantar un estadio sin perder credibilidad. Una frontera finísima, un filo por el que es difícil caminar sin cortarte por la mitad. Las canciones se incrustan directamente en el cerebro, es imposible estar parado si tienes sangre en las venas.
El problema es que una vez que te has metido en esto, es muy difícil completar una carrera a futuro que se pueda sostener, más si te falta el As de Oros en la mano (Bon Scott), que quieras o no era una porción de talento acojonante. Pero lo cierto es que es el disco que ha ido sosteniendo la vida del grupo con el bueno de Brian, y Brian hizo un trabajo enorme y difícil aquí. Sorprende eso sí, la diferencia de intenciones en los solos de Angus, que va de la pasión salvaje de “Touch too much” o Walk all over you” solo un año antes a los de este álbum, especialmente en canciones con solos dulces y cuasi melódicos como en el caso de “You shook me all night long”.
4 “If you want Blood” 1978
Lo siento por Brian, pero nada en la tierra puede compararse a los AC/DC del 77 al 79. Algunos se pueden preguntar cómo puede ir un álbum live antes que un hito como “Back in Black”.
Pero solo hay que escucharlo. En ese momento ya habían conseguido su sonido, esa potencia que viene directamente de la pegada y el corazón, más que del nivel de la distorsión, un alma rockera desparramada en cada nota y latido sin más expectativas que ser mejores y fundir la música, la banda y el público en solo un ente. Soberbio, espectacular, grabado tal cual, ni más ni menos que como venían haciendo en el estudio (prácticamente álbumes en directo). Alguien les dijo que esto tenía de ser registrado para la posteridad y los convenció. Menos mal.
3 “Let there be Rock” 1977
En este momento, la cosa está muy jodida para ordenar el pódium de los tres mejores. Vaya tres discos. Cada uno de ellos ofrece algo que completa a los otros en alguna u otra medida.
Este en concreto es una fuerza bruta despiadada. En la época, era realmente difícil lograr este sonido y pegada, además de resultar bastante anti-comercial. Grabado en directo en el estudio, con escasa post-producción y arreglos, varios clásicos y una perla escondida (“Overdose”) campan por sus surcos, un disco en el que la banda decide acelerar, tirar hacia adelante, no hacer prisioneros y que sea lo que dios quiera. No desmerece al lado de muchos discos proto punk estilo MC5 o Stooges en cuanto a intenciones asesinas.
2 “Powerage” 1978
Dejando esta obra maestra en segundo lugar, siento que la estoy traicionando. La banda se concentra más en la estructura de las canciones y respecto al anterior se le da más cancha a una especie de boogie-boogie y rhythm´n´blues clásico y moderno a la vez. Lo que se pierde en energía bruta (poca) se gana en un trabajo de pulimento bien entendido, ofreciendo otra cara complementaria que acabaría de explotar en el siguiente donde diría que se mezclan los conceptos de “Let there be rock” y “Powerage”.
De todas maneras el colmillo de AC/DC se muestra afilado de narices, y la corriente eléctrica se puede palpar, el crepitar de los amplificadores, la perfección de la sección rítmica y Angus en un momento su-bli-me. Cuando prestas atención a la letra, la dicción y la manera de cantar de Bon Scott te das cuenta de lo que la música rock perdió en 1980. Este tipo está en la categoría de Phil Lynott, el tipo de rockero con un corazón como la copa de un pino que no puede ocultar al travieso, chulo, socarrón y tipo de pocas hostias que se ve en primera instancia. Las canciones son tremendas, y el disco uno de esos grandes ejemplos de rock setentero.
1 “Highway to Hell” 1979
Solo “gana” al “Powerage” por el equilibrio entre las canciones, lo perfecto que los sucesivos riffs, ritmos, líneas vocales y ambientes se suceden… y porque lo último que el mundo escuchó de Bon Scott es “Night Prowler”, donde el tipo canta hasta la emoción, modulando la voz con una maestría y sensitividad que se caga en todo lo que ha cantado Johnson antes del primer estribillo (y estamos hablando de Brian Johnson). No puede haber mejor despedida, la escucho y me eriza el vello.
El resto de la banda solo tenía que aplicarse sobre unas canciones tan soberanas como en el anterior, y vaya como se aplicaron. Angus es fuego puro, probablemente nunca ha sido más Angus que aquí. El tipo respira guitarra, suda guitarra, exhala música.
Vamos a comenzar por "lo más flojito" (siempre en mi opinión) y aunque elegir el mejor es muy difícil entre sus tres más grandes, alguno de ellos hay que poner.
Por supuesto cualquier comentario e información adicional es bienvenida, como cualquier otro elemento de debate.
18 "Live" 1992
Cualquier disco en el que no toque Phil Rudd es casi una cosa diferente a lo que conocemos por "AC/DC". La ausencia de su tempo, swing y timbre lo cambia todo al punto de resultar un grupo diferente. Cliff Williams ha reconocido a sus íntimos que no es divertido tocar con Chris Slade.
Es cierto que venían de un disco remarcable (“The Razor´s Edge) si te olvidas de Slade y lo pillas tal cual, pero otra cosa son los temas clásicos. Tal cual los vi mi primera vez y lo cierto es que LO FLIPÉ. Pero con el tiempo pones las cosas en su sitio, ahora escucho “Sin City” o “Highway to Hell” y es incomparable al toque de Rudd. A años luz de su otro “live” clásico.
17 “Who Made Who” 1986
Solo es “mejor” que el anterior porque tiene canciones nuevas, la decente “Who made who” y un par de chismes instrumentales. El resto es una recopilación sin sentido ninguno como base a la banda sonora de una peli, lo que no les impidió marcarse todo un disco de platino. El mundo los amaba.
16 “Rock or Bust” 2014
El primer disco de AC/DC que no devoré de un tirón, lo dejé al cuarto tema. Cuando oí el single me invadió la tristeza, que aún hoy me persigue cuando lo vuelvo a poner. Sonar, suena muy bien, pero es la certificación de la muerte artística total y absoluta del grupo. Los riffs con copias de riffs ya justitos y regulares, suena totalmente a back tracking de profesor que te da una clase sobre “aprende a sonar como AC/DC”. Las letras ya finalmente tocan fondo y se convierten en una parodia.
15 “Blow up your Video” 1988
El disco tiene dos hitazos como la copa de un pino (“Heatseeker” y “That´s the way I wanna rock´n´roll”) que son mejores que el “Black Ice” entero y con un sonido más robusto incluso a pesar de Simon Wright a la batería. Lo malo es que ya se habían acostumbrado al tema o dos temas de promoción y a rellenar el resto. Imposible imaginar a Bon participando en un disco tan descuidado.
14 “Black Ice” 2008
Sabes que algo no va bien cuando el single representativo del disco te suena a esas canciones de relleno de los discos de los 90´s. Un riff por primera vez deficiente para una presentación de tal calibre, anodino, uno de los solos más fuera de onda ever de Angus. El disco después va empeorando hasta llegar al fondo del cubo de la basura con “Anything goes”, aunque vuelve a respirar con asistencia gracias a algunos detalles de calidad en “Spolin for a fight”, “War machine”, “Rock´n´roll dream” o la propia “Black Ice”. Si se hubieran retirado en este momento, no lo hubieran dejado en lo más alto, pero si a tiempo. La gira correspondiente si mereció la pena.
13 “Fly on the Wall” 1985
Fue mi primer disco original (cassette) de AC/DC en propiedad, y lo compré con mis ahorros de mocoso porque era la novedad del grupo en el momento (bueno yo lo pillé en el mercadillo del pueblo durante las vacaciones del 86). Si, ya me gustaban a tan temprana edad. Bueno a mi me FLIPÓ. El problema es que realmente “no es un disco de AC/DC”, y siendo coherente no lo puedo dar más status. Los riffs son tremendos, categóricos, puede que solo fallen un par siendo muy estricto, pero luego todo lo demás no es esencia australiana. Simon Wright tampoco es que lo haga muy bien, Brian está como desorientado y la producción es heavy de narices, pero los riffs propiamente se meriendan a buena parte de su discografía de los 80´s a la actualidad. Lástima del enfoque en la producción, lástima de la ausencia de Rudd (la guitarra de Malcolm en el canal aislado es ORO).
12 “For those about to Rock” 1981
A partir de aquí y hasta el “Flick of the Switch”, realmente no hay mucha diferencia entre los distintos álbumes a clasificar. Empiezo con este porque si lo comparas con el anterior (“Back in Black”), sobre todo, el fiasco es mayúsculo. Solo dos canciones buenas viniendo de arrasar el mundo es imperdonable. Hay muchas cosas que me gustan de este disco, empezando por el sonido, pero se atisba que el futuro será más que nada jugadas comerciales para seguir tirando de estadio.
11 “The Razor´s Edge” 1990
Un disco aceptable, una producción acertada al momento, hacer sonar bien a Chris Slade, aroma fresco, no nos escapamos del relleno… pero tiene momentos, tiene su cancioncita oculta (“Mistress for Christmas”) y el grupo coge aire. Lo cierto es que la primera vez que oí "Thunderstruck" se me cayeron los huevos al suelo, un disco que aguanta bien y quizás gana con los años.
10 “Ballbreaker” 1995
Intentaron seguir la estela del “Razor´s” en intenciones, y a pesar de que los singles eran peores, el resultado general tiene un poquito más de mala leche y un par de números que se disfrutan mogollonazo (“Boogie man” y “Ballbreaker”). El grupo en directo vuelve a coger un tono más acedeciano. De todas maneras, son días en los que no logran conseguir discos redondos, no ya excelentes, pero de cierta altura.
9 “Stiff Upper Lip” 2000
Esta ya es una cosa más seria, con pies, cuerpo y cabeza… y si, algo de sobras. Para empezar, el último gran riff de Angus da comienzo al disco, que no es poca cosa (hace 20 años, chicos). Y tiene su cosa tocarlo bien (inténtenlo, cuando lo dominas es un gustazo darle cera). Es de los pocos discos que aguantan enteros tras el single de rigor desde los tiempos de “Back in Black” (con algún altibajo, claro).
Tengo que decir que casi me encanta, y que la gira correspondiente fue mi favorita de las 4 que he visto. Un gran momento, un momento cojonudo e ideal para haber dicho adiós, en posesión de todas sus facultades y con un disco decente en la calle. Es un disco muy bluesy y juguetón, donde parecen haber perdido de vista los estadios por un momento y hacen música para ellos, por los viejos tiempos. No se salva del relleno, pero no es un relleno tan basuras. Más chispa, rabia, ambición y criterio, y podrían haber hecho algo realmente grande.
8 “Flick of the Switch” 1983
Puestos a endurecerse y a mirar de cara al concepto de banda de estadio, pues nos dejamos de hostias y nos metemos al lío. El mejor álbum desde el “Black” a nuestros días. Me encanta, mi favorito de largo de los menos apreciados. Un Phil Rudd desecho por los nervios y matado por la ausencia de Bon (fue el que más dudó de seguir sin él), aguanta como puede a base de drogas y alcohol y no puede dar lo mejor de sí. A pesar de esto, la mayoría de los riffs perfectamente estructurados, con un deje eléctrico y salvaje muy apetecible, son perfectos para darles cera en tu amplificador. La producción no le cogió bien del todo el pulso y se cuela algún relleno, podría haber estado a la par de su hermano negro mayor.
7 “Dirty deeds done dirt Cheap” 1976
En cualquier momento y situación, oír la voz de Bon Scott y notar su presencia y socarronería es una puta delicia. Hablamos de un tipo de una calidad artística tremenda y de una presencia rockera exacerbada. Un auténtico Rock´n´roll Singer. Suenan tan diferentes a la banda que conocemos hoy en día… una sensación de peligro surca las canciones, las letras son Premio Nobel comparadas con las actuales. Y por si fuera poco aquí tenemos “Ride On” y “Problem Child”, dos de las gemas incomparables de la banda, más un “Ain´t no fun waiting round to be a millionaire” que vale un Potosí, un puro cachondeo demente robustecido con puro rock´n´roll de los que es imposible concebir sin un tipo como Scott al mando.
6 “High Voltage” 1975
Sencillamente, un enorme disco de rock´n´roll, interpretado por una banda que se iba a convertir en mítica. Todo lo mejor de AC/DC ya está aquí, con su correspondiente espacio para la mejora. No es que sea mucho mejor que el “Dirty” pero tiene un puntito más excitante, cafre, puro, y empieza con “It´s a long way to the top”, tiene el lujazo de “Live wire” …. Y una de las canciones definitivamente metafísicas del rock´n´roll, la propia “High Voltage”, que explican el rock´n´roll en sí misma. En la vida Brian Johnson ha llegado a este punto lírico, inteligente y salvaje al mismo tiempo.
5 “Back in Black” 1980
Discazo. Inapelable, un cañón sónico que te empuja y te levanta. Las canciones pulidas en lo justo, en ese punto que te van a valer para levantar un estadio sin perder credibilidad. Una frontera finísima, un filo por el que es difícil caminar sin cortarte por la mitad. Las canciones se incrustan directamente en el cerebro, es imposible estar parado si tienes sangre en las venas.
El problema es que una vez que te has metido en esto, es muy difícil completar una carrera a futuro que se pueda sostener, más si te falta el As de Oros en la mano (Bon Scott), que quieras o no era una porción de talento acojonante. Pero lo cierto es que es el disco que ha ido sosteniendo la vida del grupo con el bueno de Brian, y Brian hizo un trabajo enorme y difícil aquí. Sorprende eso sí, la diferencia de intenciones en los solos de Angus, que va de la pasión salvaje de “Touch too much” o Walk all over you” solo un año antes a los de este álbum, especialmente en canciones con solos dulces y cuasi melódicos como en el caso de “You shook me all night long”.
4 “If you want Blood” 1978
Lo siento por Brian, pero nada en la tierra puede compararse a los AC/DC del 77 al 79. Algunos se pueden preguntar cómo puede ir un álbum live antes que un hito como “Back in Black”.
Pero solo hay que escucharlo. En ese momento ya habían conseguido su sonido, esa potencia que viene directamente de la pegada y el corazón, más que del nivel de la distorsión, un alma rockera desparramada en cada nota y latido sin más expectativas que ser mejores y fundir la música, la banda y el público en solo un ente. Soberbio, espectacular, grabado tal cual, ni más ni menos que como venían haciendo en el estudio (prácticamente álbumes en directo). Alguien les dijo que esto tenía de ser registrado para la posteridad y los convenció. Menos mal.
3 “Let there be Rock” 1977
En este momento, la cosa está muy jodida para ordenar el pódium de los tres mejores. Vaya tres discos. Cada uno de ellos ofrece algo que completa a los otros en alguna u otra medida.
Este en concreto es una fuerza bruta despiadada. En la época, era realmente difícil lograr este sonido y pegada, además de resultar bastante anti-comercial. Grabado en directo en el estudio, con escasa post-producción y arreglos, varios clásicos y una perla escondida (“Overdose”) campan por sus surcos, un disco en el que la banda decide acelerar, tirar hacia adelante, no hacer prisioneros y que sea lo que dios quiera. No desmerece al lado de muchos discos proto punk estilo MC5 o Stooges en cuanto a intenciones asesinas.
2 “Powerage” 1978
Dejando esta obra maestra en segundo lugar, siento que la estoy traicionando. La banda se concentra más en la estructura de las canciones y respecto al anterior se le da más cancha a una especie de boogie-boogie y rhythm´n´blues clásico y moderno a la vez. Lo que se pierde en energía bruta (poca) se gana en un trabajo de pulimento bien entendido, ofreciendo otra cara complementaria que acabaría de explotar en el siguiente donde diría que se mezclan los conceptos de “Let there be rock” y “Powerage”.
De todas maneras el colmillo de AC/DC se muestra afilado de narices, y la corriente eléctrica se puede palpar, el crepitar de los amplificadores, la perfección de la sección rítmica y Angus en un momento su-bli-me. Cuando prestas atención a la letra, la dicción y la manera de cantar de Bon Scott te das cuenta de lo que la música rock perdió en 1980. Este tipo está en la categoría de Phil Lynott, el tipo de rockero con un corazón como la copa de un pino que no puede ocultar al travieso, chulo, socarrón y tipo de pocas hostias que se ve en primera instancia. Las canciones son tremendas, y el disco uno de esos grandes ejemplos de rock setentero.
1 “Highway to Hell” 1979
Solo “gana” al “Powerage” por el equilibrio entre las canciones, lo perfecto que los sucesivos riffs, ritmos, líneas vocales y ambientes se suceden… y porque lo último que el mundo escuchó de Bon Scott es “Night Prowler”, donde el tipo canta hasta la emoción, modulando la voz con una maestría y sensitividad que se caga en todo lo que ha cantado Johnson antes del primer estribillo (y estamos hablando de Brian Johnson). No puede haber mejor despedida, la escucho y me eriza el vello.
El resto de la banda solo tenía que aplicarse sobre unas canciones tan soberanas como en el anterior, y vaya como se aplicaron. Angus es fuego puro, probablemente nunca ha sido más Angus que aquí. El tipo respira guitarra, suda guitarra, exhala música.