Entrance escribió:
Lo del "objeto sexual", pasa mas por el ojo del observador
Es que si el observador es un mamífero macho, a mayores señas un primate bípedo como yo, me parece mucho pedir en pro de no sé qué apática «corrección» de moda que renuncie a mi biología y que no me ponga cachondo una tía a cuatro patas meneando sugerentemente un culo en pompa ciertamente notable mientras me guiña el ojo y me enseña la lenguaza en plan víbora o lobaza. A ver si por eso se me va a crucificar o castrar; tendré que comprarme un cilicio para moritficarme un poco y que se me quiten las ganas de vivir.
Al final los culpables de que haya objetualización y emputecimiento de la mujer en el universo Rosalía va a ser de los demás, vale...
Entrance escribió:
Efectivamente, Mies Van Der Rohe en el modernismo de la arquitectura. Pero en el plano musical, muchos músicos no han tenido todo un saber previo o un concepto estudiado, para hacer propuestas sencillas, el rock, el punk, la electrónica, etc están plagados de ello. La música popular, no es ajena a ello, tampoco.
Ya hablé del talento por ahí atrás. Lo que ocurre es que el talento ha de verse estimulado; como dije antes, si el único estímulo que dirige tu vida es matar un hambre ferina, difícilmente desarrollarás tus talentos, así que tener las necesidades básicas cuniertas y adquirir formación nunca está de más, incluso con un talentazo.
Puedes tener un gran talento para las matemáticas, pero mejor que te enseñen a sumar y restar y te vas ahoraando tener que descubrirlo tú. Una ventaja diferencial del ser humano como especie es precisamente la capacidad de comunicar y transitir el conocimiento; de otro modo, sólo nos manejaríamos por instintos y experiencia vital, y cada generación redescubriría lo mismo que la anterior ya sabía (a pesar de la capacidad de imitación que tienen otros primates).
Lo mismo ocurre con la música popular: el conocimiento se transmitía de generación en generación. Para los que vivimos después de la música grabada y la radio eso se ha perdido, pero antes siempre era necesario tener algún músico a mano y en todas las familias había varios porque no pasaban fútbol por la tele y algo había que hacer. Aún hoy en Centroeuropa se conservan las reuniones de Hausmusik, de música doméstica, entre familiares y amigos. No imaginamos la cultura musical de los siglos pasados ahsta que leemos en las fuentes como las calles y plazas de España o Italia se llenaban de gentes tocando todo tipo de instrumentos tras la jornada, o que uno de los principales lugares de arraigo y expansion de la guitarra es que los barberos eran asimismo guitarristas, y en lugar de revistas mientras esperabas tu turno, como la gente no sabía leer y los libros eran algo sólo al alcance de ciertos acomodados, se pasaba el rato tocando la guitarra. Lo vemos en toda la literatura del Siglo de Oro, quien más quien menos daba «cuatro puntos a la vihuela» (es decir, sabía cuatro acordes); la cultura musical popular de entonces era abrumadora comparada con la actual incultura musical, convertida en mero mercado de grabaciones.
Entrance escribió:
entra el juicio de cada quien
También lo he reconocido, pero hay valores sobre eso que son tranversales a culturas separadas en el espacio y el tiempo y que por ello podemos considerar como principios éticos universales. Repito el ejemplo: matar a tu madre no se considera cosa de buen gusto incluso entre sociedades caníbales, que son bastante laxos en empatía y no se andan con remilgos en el trato social.
Entrance escribió:
la mayoría de opiniones denostandola, me parecen vacuas. Y, allí es donde me permito opinar.
Pues qué quieres que te diga, compañero Entrance; yo insisto en que he visto mayor vacuidad en cuanto a análisis musical se refiere en los admiradores de Rosalía que en sus detractores a lo largo de este hilo, que habéis esgrimido fundamentalmente motivaciones personales y extramusicales.
Además eso no deja de sorprenderme en ti, Entrance, porque te he leido varias veces aportaciones interesantes en otros hilos hablando de música y conocimiento no te falta, ni mucho menos.