#576 Bien observado, Paco; todos conocemos ejemplos en uno y otro sentido. La verdad es que los músicos considerables comerciales que yo he visto perdurar décadas han sabido mantener el equlibrio entre su autoría artística y el mercado; de hecho, cuando son buenos buenos, acaban influyendo en el mercado y condicionándolo. Y si dan con un productor y una discográfica (al menos antes) que les vayan al pelo, ni te cuento (y lo mismo con las discográficas; recordemos por qué triunfaban las independientes, que dejaban mayor libertad a los grupos).
Claro, que si te dejas untar desde el principio, o después de haberte comido mucha mierda durante años durmiendo en la furgo después de la actuación, y que de repente te paguen aviones privados y hotelazos tiene que dar canguele volver a los tiempos de comer garbanzos a diario. Pero entonces es que te has dejado sobronar de alguna manera, y después de untarte te van a pedir que te agaches...
Por no hablar de las guarradas que muchos han firmado como representantes de sus compñeros de grupo a los que después dejaban en la estacada y mil cosas más... la parte oscura de siempre, que en todas partes (donde mete sus manazas el mercadeo) se cuecen las habas.
Que si la estética, que si la sexualidad, que si mainstream, que si patatín que si patatán... Estáis hablando de Elvis Presley? De Mick Jagger? Jim Morrison? Personalmente, Rosalía, su música, su estética, su sexualidad... Me la.... Ahora sí, con todo lo que se suelta por aquí me queda claro que siempre aparecerá gente joven que dará que hablar a los puretillas 😅😅😅
Y si sacamos un hilo sobre "King Africa", habrá gente que rompa una lanza en favor de él: y que si es "música étnica", que si es "fusion", que si la estética, que si la expresión; intentando intelectualizar una "pachanga" a todas luces infumable ...
Este hilo no tiene sentido ....
#581 Antes tiene que hacerle un vídeo Altozano
#581 Toda la razón; bien visto, Chuchez.
Si se da por terminada esta vertiente del debate, pongo otro sobre el tapete a ver si da de sí.
Durante la época en la que empezaron las grabaciones y, con ella, la industria musical y la música moderna frente al clasicismo, la interpretación de los músicos era mucho más determinante que la producción. Si seguimos la línea histórica, al principio se ponía un micro, los músicos tocaban de una y ya. Como salía había salido y se elegía la mejor toma. Luego vinieron las mesas, la grabación por pistas, cada vez más tecnología, las multinacionales, que fueron fundadas por ricos capitalistas old school con un puro que sólo querían sacarle pasta pero que no entendían nada de música; a los que siguieron jóvenes que se bañaban en lagos de farlopa, decidían como invertir en ratos de inspiración millones de dollares en un producto con la intuición, que se hacía cada vez más realidad, de dominar el gusto de las masas y forrarse o arruinarse con ello. Así, poco a poco, el producto fue convirtiéndose en algo más importante que la música en sí, pero la interpretación todavía estaba ahí, era capital.
Con la MTV la música fue adquiriendo un carácter más visual, se masificó el rock/pop y el producto se fue convirtiendo cada vez más en contenido (música, imagen, forma de ser, ropa urbana, merchandaising, etc.). Luego vino la era digital y los aparatos digitales con sus samplers y demás que han ido sustituyendo poco a poco a la interpretación. Lo que se ha denominado comunmente la democratización del arte, que permite a chavales (y no tan chavales) poder hacer música sin pasar por las arduas y solitarias horas de estudio que se tiene que pegar todo músico/interprete sí o sí.
Así llegamos a músicos como Rosalía (que sí se ha pegado ese trabajo solitario de interpretación, por cierto) u otros que prefieren basar su producto en vídeos, comunidad y vanguardia en la producción (en este caso minimalismo), es decir, se trata de música basada mucho más en la producción que en la interpretación, derivando en la actual dialéctica Productor Vs interprete que ha dominado este debate con una clara defensa de este último aspecto.
Nos encontramos actualmente con una música que reduce el registro musical casi a una sola octava e incluso, en el caso de Rosalía, centra la armonía en cambios de pitch de la reverb frente a un teclado melódico que utiliza un mismo ostinato para las tres funciones armónicas principales de la armonía moderna y que incluso le sirven para cambiar del verso al estribillo sin cambiar en absoluto de línea melódica. Además hay una preferencia por autoproducir voces (no solo autotune sino voces dobladas y perdidas en mares de reverbs), frente a una interpretación más orgánica, lo cual, en el caso de Rosalía es una decisión propiamente estética fruto de su tiempo y de la tecnología existente.
De igual modo, en este mismo portal, los hilos que hablan de interpretación son mínimos frente al torrente de hilos basados en sonido, pedales, grabación, modeladores y, en una palabra, producción sonora. A este respecto me encontré este dibujo cómico que me hizo mucha gracia.
¿Qué opináis a este respecto?¿Creéis que se ha tenido este aspecto en cuenta en el debate?¿Se puede ver la música de Rosalía, más allá del marketing, la sexualización y demás como un claro ejemplo del cambio de paradigma?
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#569 Claro, y en ese sentido muchos artistas hombres y mujeres lo hacen, es algo muy común. Pero también lo hacen porque existe una demanda, y a eso me refiero. Varios grupos feministas hacen mención a ello, una muestra reciente es el viral de "Un violador en tu camino" de Lastesis, replicado en muchos países.
#570 Me parece que te lo tomas como personal, no es mi intención convencerte de variar tu gusto (bueno o malo). Celebro que no te des como conformista ante las cosas que consideras como de "mal gusto". Y, en cuanto a que los valores y la moral pueden ser universales, discrepo completamente. Y, mas aun si tiene un apoyo religioso, hablar de religión también puede resultar sumamente controversial.