Es lo que tienen los foros abiertos (sin examen de acceso) que, aparte de que cada cual somos de nuestro padre o nuestra madre, y que ésto nos atrae a los melancólicos, ensoñados y raros (cuando no
zumbaós de camisa de fuerza); tarde o temprano afloran las limitaciones (temprano) y hasta las manías contra otros (en este hilo ha tardado en aflorar, confío en que siga el juego limpio porque me lo estoy pasando en grande).
Me quedo con el sentido del humor del tal Marín, su primer (y esperado), comentario en el hilo, se ve que es un animador asiduo y que sabe administrar la tensión, de
arde bien es supremo. Lo que se espera de tíos inteligentes y con lo que hay que tener para tocar una guitarra eléctrica en algo pop (Pop en mi repertorio de clasificaciones es toda la música popular que se ha ejecutado y difundido, y, sobre todo vendido, la música que no se ejecuta ni aprende ni en las salas de conciertos para música culta ni en los conservatorios tradicionales, o sea, desde el metal al jazz); no un infiltrado de la ASDCPC (Asociación de Salchicheros Dominicales con pantalones cortos), o un ejecutante ocasional de la CTCH (Confederación de tañedores de Cumbayá en hogueras).
Yo, por eso (no sólo, que hay que saber cuándo se puede uno exponer públicamente y ser consciente de que hay dolencias, incapacidades, situaciones personales, y hasta taras, que aconsejan la retirada a un plano de no concurrencia), no voy a insistir mucho en lo que han señalado otros expertos o, al menos, conocedores de esta guitarra.
Dejé de tocar la guitarra a los 24 años; pero desde los 15-16 estuve actuando en directo muy a menudo y hasta interviniendo en algún disco. Cuando me vine a Madrid a acabar la carrera y hacer el doctorado, en ese tiempo no toqué ni una acústica Tama (de ensueño) que me quedé y que acabé vendiendo a un Franciscano de alguna juventud catecumenal porque, aunque ya estaba casado y había leído la tesis de licenciatura, me fui a esa mili de 6 meses de los cuales pasé dos y medio en casa o permisos. Mi última guitarra fue una Ibanez Musician MC300 que, aunque llevaba dos pastillas de doble bobinado, tenía un conmutador (por entonces no muy conseguido) para doble/simple/fase que satisfacía mi deseo cada vez mayor de sonidos cristalinos, cortantes, vamos, que cada vez escuchaba más funky, jazz rock y ese tipo de mierdas. El Punk en realidad es que me hizo dejar la música , por un tiempo, (corto) no esperé a dejar de tener que
bañar a las niñas ni a que mi novia, antes mujer, me saliera siendo otra hijadeputa convirtiéndome en un pelele. No pasaron dos años desde la boda y ya me había pillado un bajo, y después ya tocaba con varios (no a los 40 como esos que vuelven, seguramente a donde lo dejaron). Como, para arreglar las cosas, dentro de la industria musical me he dedicado a otras labores (no una ocupación principal), han pasado muchos años hasta que he vuelto a tocar en serio, tengo 64, pues casi cuarenta tocando el bajo y haciendo tareas de mastering, restauración y alguna producción, no en primera línea y, menos, últimamente.
Mis guitarras siempre fueron pastillas
humbucker., Menos una Hofner de caja que fue la primera y una réplica apestosa de Les Paul negra (una italiana con marca Wonder, jódete); todas ibanez (he tenido una devoción absoluta por la marca de Hoshino), todas les Paul (pre
lawsuit) menos la última MC300.
Cuando volví a pillar una guitarra, fue una SA560 preciosa, ésta:
https://ibanez.fandom.com/wiki/SA560MB
Lo que quería, desde hacía muchos años, una superstrat de radio 12" y HSS, sin necesidad de puente flotante, comprada a muy bien de precio a Ateisa. La llevé a un guitarrero para que la ajustase (entonces tenía pasta para no hacerlo yo), mal diagnóstico, después fui a Juan Brieva (que no lo conocía) y fue claro, la guitarra tenía cinco seis espacios en el diapasón en los que se moría, ese mástil no estaba bien pegado a su diapasón, repararlo se iría a unos 400 pavos, Juanjo de Ateisa no opuso ningún obstáculo para su devolución, una pena.
Pero encontré una S casi nueva por poco más que lo había comprado la SA, una S2170FB, un lujo de guitarra prestige cuyo mástil, lo miras y te hace una escala por tonos ascendente y una pentatónica alterada menor descendente. No es mi guitarra ideal; pero es buena por donde se mire, sólo tiene un fallo: no suena a strato ni en su posición central.
https://ibanez.fandom.com/wiki/S2170FB.
Mi hija mayor se ha echado un novio trovador y le estoy grabando y
plodusiendo.
Primero una Squier Tele 50CV butterscotch de pino (mira que a mí lo del pino me daba reparos, y que estuve a punto de que me hicieran una caja de esa madera hace seis meses). Tocona, bonita, tele pura (le he cambiado las selletas por unas compensadas de bronce y , cuando fallen los potes, unos cTS, los condensadores
paperoil si acaso por unos
peper amb oli, no te jode...
Esta tele la estuve comparando en la tienda con otras mejicanas (para empezar con el puente de selletas individuales, vale, más preciso; pero te cargas una de las señas de identidad de ese remo) y ésta Squier se las meaba, incluso en en el acabado de los bordes de los trastes.
Pero a los dos meses me entró un deseo imposible de refrenar por una strato, y tenía que ser sonic blue y con diapasón oscuro (ya sabía que de palosanto, después de las subidas y del CITES, no iba a ser si era una Squier CV).
Encontré una, de ésto hará poco más de dos meses, primera vez que cogía el coche en cinco meses, una CV 70 SB FSR 2020-21, indonesia, con azul un pelo más claro que el sonic blue habitual (perfecto porque las blancas, y no digamos las crema, me pierden también, todo lo que no sea sombreado y que no lleve barniz nitro, para craquelado ya tengo el cerebro y para
relicado (tiene delito la palabrita, junto con escalopado....) ya tengo un relicario. Es que cuidado con las
surf green o las
fiesta red (o la rosa coral de las nuevas soniq, que, vale, pastillas cerámicas y mástil en natural puro (me cuesta bien poco darles otro acabado); pero le ha regalado mi hija al trovador una de esas que tiene una acción impresionante y a precio de risa.
La guitarra suena a Strato, con algo más de caña y garra y menos cristalina que otras (lamentablemente no se tanto de pastillas como algunos de aquí como para identificar bien un referente californiano), suena de cojones. La cejuela venía algo alta y la acción fatal, encima, el arce del mástil tiene como un nudo oscuro de un centímetro y medio de largo, estrecho; pero feo (lo arreglaré porque me despista y se arreglarlo sin que se note más que acercándose mucho). De momento ya he nivelado los trastes y le he metido una cuña de 0,25°. Ranuré la cejuela también. Y también tenía de más oscuro y más rojizo ese diapasón de laurel indio más áspero que su madre y apagado, grisáceo y mate. La vez ahora con su manita de Nomad oil, y parece de la colección secreta de Leo Fender cuando se enteró que no se iba a morir.
Ahora tiene una acción bastante buena; pero quiero más, así que voy a afinar más con nuevos utensilios y voy a coronar, porque, eso es cierto, esos trastes estrechos (en este caso) medios y altos destroza las yemas de los dedos. Donde estén los trastes jumbo...
Está en camino una cejuela tusq y, en no mucho cambiaré los potes y la llave de cambio (impecable en la Tele; pero de mierda en ésta) y, ya que estamos, la apantallaré.
Y ya, ni puente wilkinson, ni pastillas tonerider ni tonelete.
Pros: que ya tengo una strato
Contras: que quiero cinco o seis más
Ah, para no alargar mucho este comentario, no entro en el análisis de la forma, de la strato, eso de que
sobre gustos no hay nada escrito, es propio de ignorantes y catetos, más cuando se es historiador del arte y las ideas estéticas. Es más, el gusto es algo, casi en su totalidad, prescrito (a veces hasta impuesto) hay un gusto imperante en según qué ambientes y épocas; lo que le queda al populacho son las preferencias; pero incluso para elegir (lo propio de la elegancia) hay que tener registros.
Así que elegimos adherirnos a la forma de guitarras con un corte inferior propuesta por Les Paul con un referente claro en la guitarras elegantes de concierto o, más bien, a las acústicas lujosas y las de caja tallada y abombada de Gibson, o nos dejamos seducir por una forma creada por la función y que acompañaba a un guitarreo
beatnick que no le hacía ascos a los descapotables de color pastel y cola de cohete, las tablas de surf, los picapiedra y los helados y tartas de colores.
Por eso tantos constructores que inventan formas la cagan y no te colgarías ese instrumento ni a tiros (sobre todo con los bajos, a mí me apetece llevar un bajo; no un árbol retorcido que llame a la vuelta a la arcadia o, directamente, un adefesio.
Yo creo que las únicas guitarras que se salen de los diseños de los 50-60 que son bonitas (bonitas de verdad) son las PRS, del resto se salvan las variaciones de los modelos iniciales. Ejemplo las ibanez Josh Smith Tele FLATV, fea no es; pero es afear algo que ya vale para ser distinto.